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Conocimiento de ‘entrega inmediata’: el sello particular del profe Henry Aguilera

Le apasiona mantenerse actualizado, por eso aprovecha las oportunidades que brinda la Secretaría de Educación para cursar programas de formación y adquirir mayores conocimientos.

Junio 9, 2019

Se trata de Henry Andrés Aguilera Beltrán, egresado de la Escuela Normal Mixta de Gachetá, Cundinamarca, vinculado como maestro de primaria del Distrito hace más de 20 años y uno de los beneficiarios del Programa de Profesionalización Docente de la Secretaría de Educación de Bogotá, en la Universidad Pedagógica Nacional.

“Como actualmente estoy cursando mi licenciatura en Básica Primaria con énfasis en Ruralidad, en la Universidad Pedagógica, yo les digo a los profesores que la aplicación de estos conocimientos que adquiero es ‘de entrega inmediata’, porque los pongo en práctica acá en el colegio. No necesito 10 años para salir licenciado e ir luego a llevarlos al aula, sino que los aprendo allá el sábado y aquí los aplico el lunes siguiente”, afirma entusiasmado.

El profe pone como ejemplo el ‘cuaderno viajero’ que lleva con los niños y que, según explica, se ha enriquecido con lo que ha aprendido en la universidad sobre cómo hacer informes y la rigurosidad que esto implica. “Esa rigurosidad la han aprendido los chicos y la ponen en práctica”, asegura.

El tema de valores es muy importante para este maestro que con mucha creatividad se vale de recursos como la fábula y la narración de todo tipo de historias para inculcarlos a los estudiantes de su clase. Su propósito es mantener la atención de los chicos y generar una relación de confianza, lo que le permite afirmar sin tapujos que sus aprendizajes los hace siempre en el aula.

“A mí me gusta dramatizar; además, como soy caricaturista, hago muchos dibujos y también trabajo el diseño gráfico, así les enseño a los niños todas las posibilidades que tienen de surgir sin necesidad de ser empleados, ya que pueden ser emprendedores”, dice.

Prueba de lo anterior es que el dibujo de un toro que hicieron en el salón de clases les sirvió después para ilustrar un almanaque para los ganaderos de la localidad de Usme, trabajo a partir del cual los niños lograron apropiarse de lo aprendido, más allá de los libros, y tuvieron la posibilidad de desarrollar competencias dirigidas a mejorar su calidad de vida.

Henry Alberto Aguilera se siente muy afortunado de poder trabajar con población estudiantil urbana y rural o, como él dice, con citadinos y campesinos, lo que considera una experiencia enriquecedora.

Cuenta que la primera población citadina llegó al colegio Francisco Antonio Zea cuando empezaron a urbanizar Usme y, entonces, los niños del campo se veían acomplejados porque los otros les hablaban de cosas tecnológicas que no conocían. Pero, a su vez, los locales sabían de cultivos y manejo de animales.

Según el docente, afortunadamente, un niño campesino comenzó a hablar sobre la diferencia de incubación de pollos y patos y a explicar que los huevos que se ‘echaban’ para empollar patos tardaban ocho días más en el proceso de incubación que los de las gallinas…; esto despertó el interés de los chicos citadinos y, a su vez, fortaleció la autoestima del niño campesino, que empezó a ser más autónomo en lo que compartía y animó a otros a hablar de sus experiencias.

De esta forma, en la clase de Ciencias, se empezó a enseñar sobre abonos orgánicos, abonos químicos, alimentos limpios, etc., un lenguaje que no manejaban los estudiantes que provenían de la ciudad. Según el profe Aguilera, ese intercambio de conocimientos y saberes ha significado un gran avance en la educación de la institución.

“Yo he trabajado siempre en esta localidad; empecé en un colegio ubicado en Santa Librada y luego me trasladé para acá, lo que considero una gran bendición de Dios, porque he aprendido gracias a la generosidad de los niños, y los padres de familia han sido fundamentales al compartir sus saberes”, comenta.

Al profesor Henry Aguilera le apasionan las historias que ayudan a preservar el legado de esta localidad rural de la ciudad, por ello se siente satisfecho de haber logrado el propósito de ser coautor del libro Usme, constructor de historias, una forma de rendir homenaje a un contador de historias de la región conocido como el Usmeólogo. Se trata del señor Gerardo Santafé, ya fallecido.

“Después de mucha insistencia, con los docentes de la jornada de la tarde y una compañera de la jornada de la mañana, nos propusimos sacar la idea adelante. Hicimos unos artículos, los mandamos corregir y, finalmente, editamos el libro con la colaboración de los padres de familia, quienes hicieron el dibujo de la portada, porque nosotros involucramos a toda la comunidad en nuestros proyectos. Nos interesa que surja, participe y que nos enriquezcamos todos con los saberes campesinos que nos han enseñado tanto”, resalta.

Este maestro de primaria disfruta estar al servicio de los niños, por lo cual se dedica permanentemente a la creación de diferentes ambientes de aprendizaje, no solo en el salón de clases, sino en toda la institución. “He luchado y alcanzado obras tan importantes como el invernadero, la huerta y diferentes espacios del colegio donde se integra la población de estudiantes de la ciudad y del campo, para colaborarse y enseñarse mutuamente”, indica.

Y es que, como afirma Henry Andrés Aguilera Beltrán, “para ser un buen maestro, además de la vocación, se necesita responsabilidad, actualización permanente, pero, sobre todo, tener una pedagogía que aterrice el conocimiento que se adquiere en los libros y la academia en el contexto, para hacerlo asequible y agradable a los niños, con un lenguaje que haga que los conceptos sean digeribles para ellos y los puedan poner en práctica. Que sepan qué hacer con el saber”, concluye.


Imagen www.educacionbogota.edu.co

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