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Mentores del talento: Una posible historia de transformación educativa

Las ciencias del aprendizaje se hacen relevantes en el Siglo XXI por que los mentores del talento enfrentan retos diferentes y variados a la hora de acompañar a sus estudiantes en descubrir lo que les gusta y en orientarlos para que ellos mismos encuentren la ruta que les lleve a alcanzar sus sueños.

Abril 15, 2015

Después de varios años de una apuesta decidida de la sociedad en su conjunto por la educación como prioridad en su agenda de desarrollo, es posible constatar lo que ha representado para el país que las personas hayan descubierto y potencializado desde temprana edad sus talentos gracias a la transformación de la escuela y en particular de los maestros que asumieron su rol como inspiradores del saber y el conocimiento, facilitando experiencias de aprendizaje colaborativo con estrecha relación con los intereses y realidades de los niños y los jóvenes.

Pero, ¿Cómo fue que pasó?  Parece increíble pensar que la educación pasará de los discursos políticos, el tema de moda y las promesas incumplidas a ser el derrotero de una agenda compartida para mejorar el bienestar del país.

En esencia todo obedece a que la profesión docente es hoy una alternativa de interés para jóvenes destacados, apasionados e innovadores por las posibilidades que brinda para crear, reinventarse y conectar con nuevos aprendizajes permanentemente, no sólo por la interacción con los estudiantes y colegas sino por las oportunidades de participar de proyectos colaborativos con comunidades educativas de diversas partes del mundo.  A pesar que son muchos los jóvenes que quieren ser docentes, el proceso es riguroso y sólo llegan a ser mentores del talento (anteriormente profesores) los que tienen la vocación y la pasión por el aprendizaje. 

Es de resaltar, que las ciencias del aprendizaje se hacen relevantes en el Siglo XXI por que los mentores del talento enfrentan retos diferentes y variados a la hora de acompañar a sus estudiantes en descubrir lo que les gusta y en orientarlos para que ellos mismos encuentren la ruta que les lleve a alcanzar sus sueños. El ejercicio profesional por lo tanto dejó de ser el rutinario trabajo de repetir contenidos y se convirtió en un campo permanente de investigación, reflexión y creación colectiva.

Por otro lado, quienes trabajan como facilitadores del aprendizaje, como mentores del talento, gozan del más alto reconocimiento social, en particular de los padres de los niños con quienes trabajan de la mano en el camino de exploración de intereses de sus hijos. Ahora, vale la pena en este instante recordar que hace pocos años estudiar carreras relacionadas con la educación no era lo más deseado, ni atraía a los mejores bachilleres, ni gozaba del más alto prestigio social. Por otro lado, es pertinente también mencionar que la docencia era de las profesiones de más baja retribución económica. ¡Enhorabuena esto cambió!

Amigo lector, me imagino que a esta altura se está preguntando:  ¿Cuál es el país que estoy describiendo? y a lo cual le respondo: escribo de éste, el país que dio origen a Macondo, el vallenato y el de la corrupción infinita, donde en la realidad, en pequeñas escalas, existen mentores del talento y comunidades educativas que se la juegan por el aprendizaje y la educación integral, y que si en verdad la educación fuera una prioridad y se  le dedicarán los recursos, las voluntades y las apuestas arriesgadas y transformadoras, tal vez este escrito no sería una ficción.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Escrito por
Docente investigador y consultor en cultura del aprendizaje
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Rubén Darío Cárdenas
Gran Rector Premio Compartir 2016
Concibo al maestro como la encarnación del modelo de ser humano de una sociedad mejor. Él encarna todos los valores que quisiera ver reflejados en una mejor sociedad.