Valores

En materia de educación, en Colombia se ha insistido en los últimos años en la pregunta acerca de ¿cómo mejorar el rendimiento escolar?, ya que las pruebas nacionales e internacionales que lo mide – SABER, PISA, TIMMS, entre otras – nos muestran que los resultados alcanzados por nuestros estudiantes están por debajo de los niveles esperados.

Lo anterior es absolutamente válido, pero hay un tema que aún no está resuelto tan importante como el anterior o aún más y que define las líneas de acción para cualquier sistema educativo. ¿Cuál es el ciudadano que en Colombia queremos formar para el siglo XXI? En otras palabras, ¿Cuál es el perfil que debe tener el egresado de la educación media en nuestro país?

Si bien es cierto que en la Ley General de Educación -Ley 115 de 1994- encontramos que la educación formal, en sus distintos niveles, tiene por objeto desarrollar en el educando conocimientos, habilidades, aptitudes y valores mediante los cuales las personas puedan fundamentar su desarrollo en forma permanente, observamos que el sistema no está logrando el cumplimiento de dichos objetivos en los estudiantes como los demuestran las pruebas mencionadas anteriormente y los casos de corrupción, irrespeto a la vida, violencia intrafamiliar, etc., que dan cuenta a diario nuestras noticias. Por eso es necesario definir el perfil de bachiller colombiano que queremos formar.

Enfocarnos en las competencias académicas si bien es importante no es suficiente, ya que la historia de los últimos 60 años, más los acontecimientos que a diario son noticia en Colombia, nos hacen ver que se requiere con urgencia un perfil de bachiller que tenga apropiados e interiorizados los valores.

Una de las competencias para el siglo XXI es la responsabilidad personal y social que, al final, es la que nos permite vivir en sociedad y esta no se logra sin la enseñanza y apropiación de valores: respeto, tolerancia, solidaridad, justicia, identidad cultural, entre otros.

Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, dentro de las metas en educación para el 2030, estableció que se debe garantizar que todos los estudiantes adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, en particular mediante la educación y la adopción de estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad entre los géneros, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y de la contribución de la cultura, entre otros medios.

Es así que, dentro de las competencias del siglo XXI, en que se debe volcar la práctica pedagógica de cualquier maestro se señalan los valores como un elemento fundamental para el desarrollo de cualquier área de conocimiento.

Los empresarios también le piden a los colegios y universidades que dentro del perfil de sus egresados incluyan un fuerte componente ético que no es otra cosa que formar en valores, pues las técnicas ellos las pueden enseñar, pero el respeto y la honestidad, por señalar solo algunos, su formación empieza en la casa. En la medida en que no se forman ni se refuerzan en las instituciones educativas ni en la sociedad, el resultado es una cultura sociópata donde todo vale y nada se castiga.

En conclusión, es necesario actualizar el currículo y los métodos de enseñanza de los maestros con el objeto de desarrollar competencias para una mejor integración de los estudiantes en la sociedad contemporánea y revisar, por supuesto, las maneras cómo se están formando los valores en los educandos.

Un buen espacio para proponerlo es la formulación del PNDE 2016-2026 que pretende generar un gran acuerdo nacional que comprometa al gobierno, los diferentes sectores de la sociedad y la ciudadanía, para avanzar en las transformaciones que Colombia requiere desde la educación.

Pueden encontrar mayor información en este enlace: http://www.plandecenal.edu.co/cms/index.php/que-es-el-pnde