La delincuencia juvenil involucra y refleja toda la problemática social, cultural y económica de un país, y sus relaciones con la escuela no pueden escamotearla ni aislarla.
Logré vincular el aula y la comunidad rural a través de expediciones que marchaban tras la huella de la cultura local en tertulias de lectura que se convirtieron en lugares de encuentro entre los padres, los hijos, los textos y la escuela.