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Las tres maestras ilustres 2010

Simplemente estamos haciendo una repetición de todos los conocimientos que ya existen.

Mayo 12, 2011

Inés Castellanos Torres

Docente de Ciencias Naturales y Educación Ambiental,
I. E. San José de la Florida, Zetaquira, Boyacá

Volvería a ser maestra
Las tres maestras ilustres 2010 nos contaron cómo aprendieron, se formaron y lo que ahora saben hacer para que otros aprendan.

¿Dónde se formó como maestra?
Estudié en la Universidad Pedagógica Nacional. Soy licenciada en Biología, con énfasis en Química. Comencé a estudiar Química porque en undécimo había una profesora que la explicaba tan claramente, que me enamoré de esta materia. Mi ilusión era estudiar en la Universidad Nacional no para ser maestra, sino investigadora. De hecho pasé y alcancé a cursar más de un semestre. Pero por los continuos paros decidí cambiarme a la Pedagógica. Como ya tenía unas bases sólidas, pasé a Biología entre las primeras. Me parecía fácil aprender. Sin embargo insistí en mi gusto por la investigación. Cuando llegué a cuarto semestre, me exigieron inscribir la materia de Microenseñanza. Me caí del cielo y dije: ¿ahora yo qué hago? A veces uno en la vida no hace lo que quiere, sino que está predestinado. Entonces fui docente.

¿Aparte de todo lo que le enseñaron en la universidad, que más le hubiera gustado aprender?
Precisamente eso que vine a ver después en la vida cotidiana: a reflexionar más sobre el papel del ser humano dentro del ecosistema. Cómo el ser humano, a costa de lo que sea, persigue su beneficio personal hoy, sin pensar en sus hijos y en los recursos que necesitarán en el futuro.

¿Cuál cree usted que es la mayor debilidad de las instituciones que forman maestros?
Pienso que la debilidad es la falta de reflexión. Simplemente estamos haciendo una repetición de todos los conocimientos que ya existen. Nosotros copiamos mucho lo de afuera y rechazamos lo nuestro. Nos ha hecho falta reflexión, más identidad con lo que tenemos y lo que somos.

Si tuviera la oportunidad de formar maestros, ¿con cuál frase empezaría su primera clase?
Lo que no se conoce ni se quiere, no se protege ni se cuida.

¿Cuál clave les daría a sus estudiantes para que aprendan el área que usted enseña?
El consejo es que se salgan de la academia, del salón de clases para meterse más en lo que nos rodea, en nuestra esencia como seres de la naturaleza. El mejor laboratorio es la naturaleza, es el más completo. Lo que nos ha hecho falta es saber cómo funciona.

¿Quién le hubiera gustado que fuera su maestro?
A mí me hubiera gustado recibir clases del Papa Juan Pablo II porque tenía una filosofía y una convicción capaz de mover naciones enteras y poderosas y decirles que las guerras y los muros no tienen sentido.

¿Qué es lo que un maestro nunca puede olvidar frente a sus alumnos?
La actitud, porque esa actitud los acerca, los desmotiva o los espanta.

¿Volvería a  ser maestra o cambiaría de profesión?
Ya no y más con esto que me acaba de suceder con el Premio Compartir. Yo venía trabajando con mi proyecto y Compartir me hizo ver que era muy valioso. Yo misma no lo creía. Pensaba que mi proyecto no era importante porque es un laboratorio ambiental pequeño. A veces uno cree que los proyectos grandes son los mejores. Pero mi proyecto lo que tiene es reflexión.

Nivia Esther Yela Caicedo

Docente de Física y Matemáticas
 I. E. San Francisco de Asís, Bogotá

¿Dónde se formó como maestra?
Estudié en la Normal Santa Clara en el departamento del Cauca. Después hice la  Licenciatura en Física en Pasto, en la Universidad de Nariño. Escogí esta materia porque mi maestro de Física era una persona que le enseñaba a uno ese espíritu científico.  Él me despertó la curiosidad por los fenómenos físicos y su explicación. La física tiene matemática y a mí también me gustaba. Por eso escogí esa licenciatura.

¿Aparte de todo lo que le enseñaron, que más le hubiera gustado aprender?
Más sesiones experimentales. Tener la oportunidad de interactuar más con instrumentos de laboratorio. Experimentar, jugar con los laboratorios de física y electricidad.

¿Cuál cree usted que es la mayor debilidad de las instituciones que forman maestros?
Pienso que las normales y las facultades de Educación deberían incluir procesos de formación en innovación e investigación en los últimos semestres. Los estudiantes que están por graduarse deberían empezar por mirar a otros maestros, aprender de otros que han tenido experiencias exitosas. Yo los invitaría a que antes de enfrentarse a su práctica docente con un grupo en una clase tradicional, presentaran un proyecto de innovación, lo evaluaran y luego lo desarrollaran en alguna institución educativa.

Si tuviera la oportunidad de formar maestros, ¿cuál sería la frase con la que empezaría  su primera clase?
Les preguntaría el motivo por el cual van a estudiar para ser docentes. De esa forma me enteraría si tienen la vocación. Sabría si realmente ingresaron a estudiar una licenciatura porque quieren ser maestros y si van a querer la profesión toda su vida.

¿Cuál clave les daría a sus estudiantes para que aprendan el área que usted enseña?
Les diría que la principal clave cuando uno le va enseñar a alguien es que esa persona es la protagonista. Así que debe estar involucrada en su proceso de aprendizaje de manera total. Les diría que cuando vayan a enfrentarse a un grupo deben permitir la interacción maestro-alumno-conocimiento. Ninguno de esos tres aspectos debe estar por encima de otro. Ninguno es más importante que el otro.

¿Quién le hubiera gustado que fuera su maestro?
A mí me hubiera gustado recibir clases de Carlos Vasco, un profesor de la Universidad Nacional. Yo me imagino una clase con él, la escucharía del primero hasta el último segundo. Una vez asistí a una conferencia suya, en donde explicó de una manera muy didáctica cómo se podrían plantear los estándares de matemáticas para el país. Me hizo pensar cuánto hubiera aprendido si él hubiera sido mi maestro.

¿Qué es lo que un maestro nunca puede olvidar frente a sus alumnos?
Que el estudiante aprende con la acción. Que ningún estudiante es solamente observador.  El estudiante aprende cuando actúa, se expresa, socializa, comparte y lee.

¿Volvería a  ser maestra o cambiaría de profesión?
Volvería a elegir la misma profesión porque me llena como persona. Yo presto un servicio. He visto cómo estudiantes han pasado por mi aula y se transforman, no solo a escala cognitiva. He logrado que estudiantes con dificultades de carácter personal o de convivencia salgan adelante y alcancen sus metas. Entonces pienso que esos muchachos que entraron a la sociedad de alguna forma tuvieron una cierta influencia mía. Esto es lo más grandioso para un maestro.

Yolanda López,

Docente de Lengua Castellana Institución Educativa
Nuestra Señora de Fátima, Ibagué, Tolima.

¿Dónde se formó como maestra?
Yo empecé a estudiar enfermería porque me iba muy bien en física, química, matemáticas y biología y mi hermana mayor me lo aconsejó. Cuando estaba en segundo semestre me tocó salirme porque no fui capaz de ir al anfiteatro. Me quedé un semestre sin estudiar. En ese momento abrieron las convocatorias de la Universidad del Tolima para estudiar licenciaturas. Aunque no estaba segura, me inscribí en Castellano e Inglés, porque Biología y Química no las abrieron ese año. Paralelamente, me ofrecieron trabajar con la señorita Alicia Vélez, una maestra de maestras que fundó la mayoría de los colegios públicos y privados en el Líbano. A la primera semana, me dijo que yo había nacido para ser maestra. Trabajé seis años con ella, al tiempo que hice la licenciatura. Ella me encauzó, me iluminó.

¿Aparte de todo lo que le enseñaron, que más le hubiera gustado aprender?
Me hubiera gustado tener un contacto más humano, más artístico con la literatura. Cuando estuve en la universidad, tenía miedo a la literatura porque si uno no leía no había debate, y si no había debate, no había notas. Me hubiera gustado leer más por gusto que por obligación.

¿Cuál cree usted que es la mayor debilidad de las instituciones que forman maestros?
Pienso que las universidades se olvidan de orientar al nuevo maestro en la didáctica como tal. Los jóvenes llegan con un cúmulo de conocimientos, pero no saben como traducirlos al aula de clases. La didáctica es el contacto donde ellos deben aterrizar en contextos reales y en donde deben mirar cómo traducen ese conocimiento a prácticas que ayuden a los estudiantes a emocionarse con el conocimiento.

Si tuviera la oportunidad de formar maestros, ¿cuál sería la frase con la que empezaría  su primera clase?
Lo que vayan a hacer en la vida, háganlo con pasión y amor, porque eso es lo que da la fortaleza y las ganas de hacer las cosas.

¿Cuál clave les daría a sus estudiantes para que aprendan el área que usted enseña?
La clave es ser honestos. Uno como profesor no se las sabe todas. Es buscar que la literatura sea una necesidad, que la busquen como cuando uno busca el agua porque tiene sed.

¿Quién le hubiera gustado que fuera su maestro?
Tener a Gabriel García Márquez como maestro de literatura y de cine hubiera sido encantador. Su Manual para ser niño dice que un buen profesor en una clase de literatura debería ser un guía de buenas obras literarias para los estudiantes. Todo lo que habla con respecto a la literatura, me llena de emoción.

¿Qué es lo que un maestro nunca puede olvidar frente a sus alumnos?
De donde viene, cómo aprendió. Creo que ser humilde en el conocimiento y saber transmitir esa humildad es importante. Uno debe ser un maestro, pero también un ser humano. Hay que ser humilde para aceptar que un maestro también se equivoca, y que sus estudiantes pueden enseñarle mucho.

¿Volvería a  ser maestra o cambiaría de profesión?
Uno siempre dice que si tuviera la oportunidad de devolverse en el tiempo, repetiría las mismas cosas. Yo repetiría todo, menos equivocarme de carrera. Escogería ser maestra.

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