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Maestros de paz

Diciembre 9, 2013

Edgardo Romero
Ciencias Sociales

Escuela Normal Superior de los Montes de María
San Juan de Nepomuceno, Bolívar
Maestro Ilustre 2005

1. Las estrategias básicas que utilizo para la mejora de la convivencia y la resolución de conflictos con los estudiantes son…
Las estrategias que responden a esta pregunta, en su gran mayoría, fueron aprendidas tras mi postulación al curso “Educación para la paz con énfasis en resolución de conflictos”, ofrecido por el Instituto Paulo Freire de la Universidad de Berlín. El Instituto tiene su sede en Alemania y está dirigido por la Doctora Ilse Schimpf-herken. Los contenidos del curso tenían como fundamento La pedagogía del oprimido de Paulo Freire. Uno de esos contenidos fueron las dramaturgias del cuerpo, un conjunto de actividades donde prima la confianza y la sensibilidad: los estudiantes en parejas guían y son guiados, se orientan entre ellos con la yema de los dedos. Otra estrategia se llama “El barro inteligente”, en la cual  un compañero toma al otro y le hace una réplica, una especie de muñeco de cera. Esta actividad implica la aceptación del otro, la mutua confianza y la exploración de motivaciones e intereses.

Estas actividades pueden servir para preparar el teatro-imagen que ayuda a la exploración de conflictos: se organizan grupos en el salón y cada uno de ellos piensa en un problema social de la comunidad. Los estudiantes de los respectivos grupos expresan la problemática que han seleccionado a través de una imagen que va a ser configurada por uno de sus integrantes. Como resultado, la imagen queda fijada y dispuesta para ser socializada con los demás grupos.

Un complemento de esta estrategia es el teatro-foro: se crea una puesta en escena sobre una situación en donde se vulneren los derechos humanos. Al finalizar la obra, se abre un espacio de diálogo, en el cual se hacen preguntas sobre quiénes son las víctimas y quiénes están vulnerando sus derechos. A la persona que responda se le pide que remplace a uno de los actores, ya sea la víctima u otro personaje. Se presenta de nuevo la obra con este cambio, teniendo en cuenta que los actores deben tratar de repetir toda la trama. Al terminar la nueva puesta en escena se abre de nuevo el diálogo cuando el moderador pregunta otra vez por lo sucedido en la representación. El teatro-foro implica un cambio de actitud y una asunción de la postura de un sujeto activo de derecho que toma conciencia, reacciona y rechaza lo que antes veía como natural y cotidiano.

Cuando se presentan conflictos, los abordo como mediador entre los estudiantes; los invito a que manifiesten sus intereses, motivaciones y deseos. La referencia es la propuesta convivencial de la Institución, en donde no se habla de sanciones, sino de lo que alguien puede llegar a perder al no propender por el acuerdo o al rechazarlo.

2. ¿Cómo y para qué trabajo la memoria histórica?
La memoria histórica fue una práctica que empezó en el marco de la propuesta que presenté a la Fundación Compartir en el año 2005 con el título “La Historia Oral como Estrategia para la Enseñanza de las Ciencias Sociales y el Fortalecimiento de la Identidad y la Memoria”. El componente de memoria tiene que ver con el tema de la educación para la paz y lo trabajo por medio de estrategias que empiezan con la sensibilización de los estudiantes en torno a las situaciones de violencia en los Montes de María. También se realizan lecturas críticas de documentos periodísticos sobre noticias de violencia producidas por actores armados que azotaron la zona. Estas actividades generan sensibilidad en los estudiantes y ayudan a que no se queden en el olvido. La reacción resulta interesante, pues implica el recordar, no para insistir en el dolor producido por los hechos, sino para no repetir las acciones del pasado .
 
En el período de la violencia, la región de Los Montes de María quedó prácticamente sin educación rural y esta es una situación que poco a poco se ha venido transformando. La idea es que los estudiantes construyan esa memoria; que cuenten como fue el desplazamiento de los docentes, el impacto que ello generó y sus consecuencias para la comunidad. El propósito de estas entrevistas consiste en realizar crónicas que sean publicables, con las cuales se pueda producir un nuevo ejemplar de la revista GIHO (Grupo de Investigación de Historia Oral).

Trabajar la memoria histórica se convirtió en una responsabilidad social de los docentes colombianos de Montes de María, y en especial, de los maestros de ciencias sociales. No es posible trabajar historia de Colombia si esto no se hace desde la memoria. En particular, pienso que se debe ir más a fondo y poner en cuestión la misma pedagogía, a través de narraciones que generen identidad y sensibilidad por el otro. También será objeto de esta renovación pedagógica, si se quiere llamar así, el formar personas críticas y reflexivas, que tengan en cuenta el pasado para entender el presente y proyectarse hacia el futuro.

3. ¿Qué valores deben primar en la educación para la paz?
En una educación para la paz el principal valor que debe primar es el respeto por la dignidad humana. En la medida en que se desarrolle una pedagogía con un marco de libertades e igualdades para todos, se formarán personas responsables, cuidadoras de su entorno, capaces de asumir compromisos y de identificar su cultura, así como de respetar y tolerar las diferencias.
La educación para la paz debe pasar por una perspectiva propia, en donde cada estudiante busque el sentido de la vida en común. Otro aspecto a tener en cuenta es el tema de la identidad. Y es que gran parte de los conflictos suceden porque hay una lucha por la identidad, lo cual determina el irrespeto hacia el otro y el hecho de que no se toleren las diferencias ni se acepten otras ideologías. Creo que como educadores tenemos que hacer un gran trabajo con las nuevas generaciones que cada vez se agreden por algo tan simple como el color del uniforme de un equipo de fútbol. Por tal motivo, es importante abordar los conflictos desde diferentes estrategias, pero centrados siempre en algo tan importante como es la comunicación.

4. Desafíos y retos de la educación para convivir en una sociedad postconflicto son...
El postconflicto es una condición que toda sociedad espera después de vivir un conflicto como el que hemos experimentado. El daño que se le ha hecho a la sociedad ha sido enorme y la educación tampoco ha sido la excepción. La convivencia está cada vez más deteriorada y ello es producto de la forma como los jóvenes entendieron que los conflictos podían ser resueltos: se naturalizó la agresión y la venganza, y con ello, la conformación de grupos con una identidad para protegerse del enemigo o la cultura del dinero fácil, según la cual no se necesita estudiar para cumplir con una meta que de sentido a sus vidas.

Ahora bien, es importante aclarar que la paz no significa ausencia de conflictos. La paz es un concepto muy amplio que la sociedad relaciona con bienestar y tranquilidad, lo cual remite a una condición casi utópica. Por tal motivo, es importante conocer otras experiencias de postconflicto para aprender de ellas y así no cometer los mismos errores. El mayor reto consiste en pensar la manera en que la educación puede contribuir a la “no repetición”; ello implica un cambio conceptual desde la enseñanza, pues conocer lo que pasó en la historia reciente de nuestro país conlleva a mirar cómo trabajar la memoria desde la escuela para que el postconflicto no genere victimización.

 Otro aspecto de trascendencia en lo referente a los retos para la educación en el postconflicto es la situación de la escuela rural y de las zonas marginadas de las ciudades en donde está presente el conflicto. Son necesarios el acompañamiento y la capacitación de estas comunidades, así como el rescate  de la educación rural a través de inversión y la formación pedagógica.

 

José Alberto Silva
Ética y Valores

Institución Educativa Divino Maestro
Bogotá D.C, Cundinamarca
Finalista 2013

1. Las estrategias básicas que utilizo para la mejora de la convivencia y la resolución de conflictos con los estudiantes son…
Las estrategias son dos: en primer lugar, convertir la vida en tema y devolver ese tema a la vida, y en segundo lugar, superar el sistema de castigo de faltas con el fin de que estas se conviertan en una oportunidad para un “nunca más”. La primera surge de la corriente de formación ética y moral que proviene de autores que utilizan dilemas morales y entrevistas no estructuradas para el diagnóstico y el estudio del desarrollo del razonamiento moral. En mi tesis de maestría se me ocurrió que, usadas sistemáticamente, dichas estrategias podrían logran estructurar un pensamiento y postura éticos en el vivir, convivir, decidir y proyectar humanos.

Durante la jornada escolar escucho situaciones de la vida de los estudiantes: el chico que se plantea entrar a una pandilla para ser reconocido, la chica que piensa tener relaciones genitales con un compañero o la que duda si seguir insinuaciones de tener relaciones con un hombre tres veces mayor, etc. En suma, se trata de una cantidad de situaciones que redacto en forma de dilema y artículo en una malla axiológica, de tal manera que tomen cuerpo de asignatura. Las historias que cuentan los estudiantes en los descansos tienen un núcleo de conflicto. Problema o encrucijada, dichas situaciones afectan al actor en su interior y explotan en un conflicto interno o con los demás. Al traducir esa encrucijada a la axiología, encuentro que cada una de ellas refiere valores éticos que están allí como insinuación o posibilidad, pero también como amenaza. No es otra cosa que la habilidad de jerarquizar los valores éticos y morales como las herramientas que dan sentido a la vida, armonía a la convivencia, certeza a las decisiones y trascendencia a los proyectos. Prestar atención y devolver esas historias redactadas en forma de dilemas morales al espacio académico se convierte en un elemento, no solamente motivador del discurso ético, sino generador de identidad en la búsqueda de sentido vital. 

La segunda estrategia, menos estructurada, parte de los hechos cumplidos y las conductas indisciplinadas: el que agredió con la punta de un bolígrafo al otro, el que tomó el celular del otro, el que trajo licor y lo escondió en el baño, etc. De estas conductas indisciplinadas que se manejan como violación de las normas, hay que pasar a la reflexión sobre el contenido axiológico que tienen, hay que hacerlo de manera pertinente y contingente.

Por la dinámica misma de la escuela, el manejo de estas conductas transita hacia las oficinas de coordinadores de convivencia o hacia un orientador que ocasionalmente pasa por la sede. El tema se aplaza indefinidamente para los comités de convivencia y, con ello, no se vuelve tema de reflexión para la vida. Aquí es bueno reconocer la bondad de la ley de convivencia que resalta el papel de estos dos actores y el esfuerzo que se hace en la administración por nombrar más orientadores. Al no ser tratadas reflexivamente, en perspectiva axiológica, de modo contingente las conductas indisciplinadas toman vuelo e incuban la impunidad que lleva a quienes están en calidad de espectadores o víctimas a considerar la posibilidad de cometerlas. La ética tiene aquí un espacio vital. La experiencia de involucrar a los padres de familia ha sido significativa en este punto, pues, sumada a la del maestro, el estudiante encuentra dos voces que hablan en la misma dirección, con lo cual se restituye de algún modo la autoridad que ha sido vulnerada.

2. ¿Cómo y para qué trabajo el tema de memoria histórica?
El tema no ha sido explícitamente trabajado, pero la didáctica de la ética y la estrategia de la reflexión lo exigen. Para este propósito, la segunda estrategia es más compleja, pero a su vez más fructífera que los dilemas morales. En alguna ocasión, el colegio fue escenario de un enfrentamiento entre grupos de estudiantes ante la impotencia de profesores. El resultado: un estudiante perdió un dedo y hubo varios lesionados. Al momento de considerar que ese “horror” no podía volverse a repetir, supe que había que tratarlo como un hecho histórico para el “nunca más”. Enseguida se filmó, se entrevistó a los actores y se realizó un laboratorio de paz. Allí se comentan las motivaciones que llevaron al hecho y se evidencia la solución pacífica que se convierte en alternativa a la manera como este fue abordado por los implicados.

3. ¿Qué valores deben primar en una educación para la paz?
La paz se puede convertir en un asunto de principios. Por ello, en el corazón de nuestros niños se deben asentar convicciones para orientarlos y ayudarlos a afrontar la vida. La realidad de nuestro país ha originado conductas que dejan huella en la juventud. El hecho es que el odio, la astucia, la falta de perdón y la poca misericordia no pueden coexistir en un escenario de paz. Se aprende a ser pacífico en el laboratorio de la convivencia y por eso en el programa académico debe haber mínimamente un conjunto de valores que la humanidad ha descubierto: la confianza, el respeto, la tolerancia, la fidelidad y la solidaridad.

4. Los desafíos y retos de la educación para convivir en una sociedad post-conflicto son…
Tres retos resaltan de modo particular. En primer lugar, la avalancha de la escuela paralela es significativa e insidiosa como en ningún otro momento de la historia humana. En segundo lugar, la postmodernidad, con su mirada descalificadora y sospechosa, se ha hecho digerible para las mentes infantiles y juveniles. El tercer reto pertenece al estado coyuntural de nuestro país: consiste en la posibilidad de organizar un Estado armonioso, respetuoso y participativo. En tiempos de crisis y de esperanza se requiere mayor creatividad y liderazgo pedagógico. El contexto requiere que la educación en Ética sea la dinamizadora de una postura nueva como especie. Pero de manera específica, la tarea de los maestros consiste en incubar valores que sean pilares de ambientes armónicos y libres de violencia.
Si se llega el día en que las noticias anuncien el fin del conflicto en Colombia, tendremos que desarrollar con prontitud una actitud histórica en nuestros niños y jóvenes; aquel sentimiento de ser dueño de su propia vida y actor en el contexto de una sociedad civilizada, justa y equitativa. Es necesario dar un giro a las ciencias sociales en la escuela hacia una ciencia de la ciudadanía.

Juan Mora
Educación Artística

Nuevo Colegio Bertrand Russell
Chía, Cundinamarca
Finalista 2013

1. Las estrategias básicas que utilizo para la mejora de la convivencia y la resolución de conflictos con los estudiantes son…
El afecto y la confianza que logran aflorar en los seres humanos son los sentimientos más importantes para resolver cualquier situación por difícil que sea. A nivel pedagógico, implemento métodos como el dar privilegio a la cordialidad y la decencia en las relaciones de todos los integrantes de la comunidad educativa. También identifico junto a cada estudiante sus particularidades: fortalezas, aptitudes, debilidades, actitudes e intereses.

Otra estrategia utilizada en las aulas consiste en el diseño de actividades de aprendizaje que fomentan el trabajo en equipo. En la cooperación se establecen las bases para la convivencia del mañana. De igual manera, el diálogo informal es fundamental para buscar la reflexión. La situación más trivial de la clase puede convertirse en el pretexto para generar una conversación que nos permita explorar el pensamiento de nuestros estudiantes. Mediante esta estrategia se busca un ambiente que favorezca la toma de decisiones del estudiante frente a las situaciones que le presenta la vida.

2. ¿Cómo y para qué trabajo el tema de memoria histórica?
Desde hace años nos hemos interesado en la sensibilización frente a la realidad de nuestro país, a través de diferentes estrategias pedagógicas. Una de ellas es el Proyecto SER, que lleva al estudiante Russelliano a reconocer las problemáticas de su país. Mediante la documentación y la producción de obras en diferentes géneros tanto audiovisuales como informativos, argumentales o experimentales, nuestros estudiantes se acercan a la construcción de memoria histórica con el ánimo de contribuir a la formación de conciencia sobre nuestro devenir. 

Una de las experiencias más significativas de este proceso fue la visita que realizamos con un grupo de estudiantes de bachillerato al municipio de San Carlos, Antioquia.  La idea fue conocer el proceso de retorno de miles de campesinos a su tierra después de años de desplazamiento. Los estudiantes recorrieron las calles y veredas del municipio acompañados de personas que nunca se rindieron ante los violentos, que fueron capaces de perdonar y encontrar en la solidaridad la mejor forma de rendirle homenaje a sus seres queridos. Los testimonios y las experiencias vividas por nuestros estudiantes quedaron recogidos en una crónica audiovisual.

El desconocimiento de nuestro pasado y la indiferencia ante nuestro presente condicionan inevitablemente nuestro futuro y el de las próximas generaciones. Por eso, en el Nuevo Colegio Bertrand Russell proponemos una mirada más profunda de la realidad desde la escuela, lo cual implica hacer trabajo de campo, realizar investigaciones y dialogar con las comunidades, los académicos, los gobernantes y con otros tantos protagonistas silenciosos que no se tienen en cuenta en los libros de historia. En cada uno de estos proyectos que emprendemos se encuentra ese interés del estudiante por dejar impresa en videos, registros sonoros, fotografías, gráficos y palabras escritas esa verdad que se niega a ser olvidada. La memoria histórica es lo único que permanece entre quienes han padecido los horrores de nuestro pasado y debe ser nuestro punto de partida para la construcción del imaginario colectivo de la igualdad, la armonía y el progreso o, en resumen, lo que imaginamos que es la paz. 

3. ¿Qué valores deben primar en una educación para la paz?
Si partimos del deseo de paz de todos los colombianos, entonces tenemos que considerar la búsqueda de la paz como un diálogo que requiere del respeto por cada una de las voces participantes.  El respeto no solo es la primera condición para entablar un diálogo, sino también su única garantía. Cuando se parte del respeto, se puede mirar frente a frente sin temores. Pero si se mira desde una perspectiva distinta a la frontal, se crea el imaginario de la superioridad, la inferioridad o la marginalidad, lo cual no permite entablar un diálogo entre iguales. El respeto, como valor, conduce a pensar en el otro como en uno mismo e impide el egoísmo que nos conduce a pasar por encima del otro en un diálogo o en una acción.

El diálogo resulta ser una forma de entendimiento indispensable en la búsqueda de una educación para la paz. Si no hay diálogo, se puede incurrir en prácticas violentas que impiden lograr un ambiente armónico y solidario. El aula es un laboratorio humano que genera experiencias dignas de replicar en la búsqueda de la paz; allí los estudiantes tienen la posibilidad de generar espacios para respetar, compartir, escuchar, argumentar y buscar soluciones desde la reflexión colectiva. A fin de tener las condiciones necesarias para el diálogo, se requiere la creación de un ambiente de aceptación, disposición y constancia. En el aula se pueden evidenciar actitudes negativas que nos caracterizan y nos impiden progresar en la construcción de soluciones efectivas a nuestros problemas.

En el afán por buscar culpables que han marcado nuestra historia y nuestras vidas, olvidamos que cada uno de nosotros tiene un deber en la construcción de la paz. No solo los protagonistas de la violencia tienen la obligación de dicha construcción; la responsabilidad en esta búsqueda recae sobre todos. Debemos asumir un papel en este propósito en procura de una sana convivencia, pero también para entender que la paz se construye con justicia, equidad, calidad de vida y sostenibilidad.

4. Los desafíos y retos de la educación para convivir en una sociedad postconflicto son..
Convivir en una sociedad postconflicto implica dejar de lado los intereses particulares con el fin de privilegiar propósitos comunes. La educación debe contemplar que las generaciones del presente no tienen conocimiento de la historia de su país. Hemos dejado en manos de la industria del entretenimiento la reflexión sobre nuestra historia. La memoria histórica y el reconocimiento de nuestra realidad desde la investigación debe ser un imperativo. En el conocimiento de nuestro pasado se pueden encontrar las claves para vivir el presente y configurar el futuro. Un colombiano en formación, que no conoce su historia, es indiferente -y en muchos casos, indolente- ante lo que acontece en su país. De allí que sea necesario profundizar en las causas, los sucesos, las víctimas y las consecuencias de tanta violencia.

Los niños y los jóvenes están expuestos a una sociedad agresiva. En la práctica, ellos ven  el intento de solución de diferencias por las vías violentas. Se habla de bullying en los colegios cuando la intimidación, la manipulación o la exclusión son problemas sociales que desembocan en la escuela. Se deben implementar estrategias adecuadas para la reflexión y la reconciliación desde la bondad, el afecto y la confianza. Desde esta perspectiva, se pueden considerar diversos aspectos para tener en cuenta en la educación: la reflexión sobre la verdad, la justicia, el perdón, la reparación o la visibilización de las víctimas, entre otros.

Los niños y los jóvenes necesitan razones para enamorarse de Colombia y oportunidades para soñar proyectos de vida comprometidos con su país. La consolidación y preservación de la convivencia desde el imaginario colectivo de la armonía, la igualdad y el progreso requieren de estrategias dirigidas al crecimiento en el ámbito de lo valores humanos. También requieren del desarrollo de la inteligencia y la creatividad con el fin de buscar soluciones honestas a problemáticas como la pobreza extrema, el desempleo, la ineficacia en el sistema de salud o la corrupción que ha dejado sin padres a nuestra patria. Una educación de calidad es la herramienta para encontrar el país que queremos: una Colombia llena de oportunidades, reconciliada y sostenible.

 

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Carlos Enrique Sánchez Santamaria
Gran Maestro Premio Compartir 2011
Con el apoyo de las tecnologías logré que los estudiantes convirtieran el pasado de exclusión que vivió éste municipio lazareto en un pretexto para investigar, conocer la historia y conectarnos con el mundo.