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Aprendizaje en línea: navegando por los años transformadores de la educación superior

La educación virtual, en los medios públicos y profesionales, ha sido el objetivo de un debate intenso y polémico sobre el papel y el valor de los títulos universitarios

Junio 28, 2019

Con respecto a la transformación de la educación superior en los últimos años, el aprendizaje en línea ha sido su principal conductor, dándole respuesta a los amplios cambios en la demanda y las expectativas de los interesados para reinventar el producto que se ofrece en el nivel postsecundario [1]

La educación virtual, en los medios públicos y profesionales, ha sido el objetivo de un debate intenso y polémico sobre el papel y el valor de los títulos universitarios. La confianza que se ha mantenido durante mucho tiempo en la educación como el camino más confiable para la prosperidad y la realización personal, continúa siendo fuertemente desafiada. Los críticos señalan que los altos costos de matrícula y los planes de estudio son irrelevantes para las necesidades de la industria como la principal causa de la excesiva deuda de los estudiantes, la incapacidad de obtener empleos bien pagados y, una brecha cada vez mayor entre las oportunidades de educación para los pocos privilegiados y la mayoría de la población. Como el ámbito académico se percibía como rígido y resistente al cambio, las soluciones basadas en negocios (especialmente las instituciones con fines de lucro), los formatos más cortos (por ejemplo, insignias digitales, certificación industrial, microcréditos) y el énfasis en habilidades específicas (aprendizaje basado en competencias) de nuevo han llamado la atención. Sin embargo, fue el ámbito académico el que diseñó e implementó una variedad de experimentos educativos que van desde materiales multisensoriales virtuales para apoyar a las clases invertidas, a los Cursos Abiertos Masivos en Línea (MOOC), los  programas modulares e híbridos y recientemente a los títulos virtuales de muy bajo costo impartidos por las instituciones de élite (Georgia Tech de la Universidad de Texas en Austin).

Un ciclo común entre todos estos esfuerzos para repensar y cambiar radicalmente la educación superior es la presencia de la enseñanza y el aprendizaje virtual como una columna vertebral tecnológica y pedagógica. Actualmente, la educación virtual se encuentra firmemente en tendencia y los enfoques de aprendizaje digital permean a los cursos tradicionales residenciales e híbridos. Cuando miro al pasado, a la historia reciente, me pregunto: ¿cuándo y cómo un modo de suministro alternativo, a menudo percibido como inferior a la educación presencial y tolerado principalmente por su conveniencia y accesibilidad, se convirtió en parte del portafolio de carreras de algunas de las instituciones académicas más selectivas a nivel mundial como: la Universidad Stanford, MIT [2], Georgia Tech, la Universidad de Pennsylvania, Escuela Imperial de Londres y la Universidad Johns Hopkins? Comprender completamente este progreso requerirá más tiempo, para así permitir que las tendencias se desarrollen y posibiliten una evaluación detallada.

En este momento me gustaría compartir mi opinión sobre las fuerzas motrices y los cambios en las expectativas que se han generado en la última fase de la educación virtual. Desde mi punto de vista, el año determinante fue el 2012. Nos trajo los cursos abiertos masivos en línea que captaron la imaginación de cualquier persona remotamente interesada en la educación (prácticamente, todo el mundo) y se llamó acertadamente el Año del MOOC.

Los MOOC: Promesas, decepciones y contribuciones

Más de 160.000 estudiantes se inscribieron en el primer MOOC, Introduction Into AI, gestionado por Sebastian Thrun (Universidad Stanford) y Peter Norvig (Universidad Stanford y Google). Este fenómeno no ha tenido semejantes en la historia. ¿Cómo enseñas a 160.000 estudiantes? Más cursos de acompañamiento. Dos millones de estudiantes se inscribieron en el 2012, un número que aumentó a diez millones en el 2013. La emoción era palpable. ¿Se hizo realidad el sueño de obtener la mejor educación, disponible de forma gratuita, en cualquier parte del mundo, para cualquier persona, independientemente de la riqueza? Y como un corolario más oscuro, ¿fue este el comienzo de la desaparición de todas las universidades, excepto las mejores? ¿Quién tomaría un curso en una universidad local y pagaría una matrícula (aunque no fuera muy alto en costo) en lugar de estudiar sin costo con los científicos que definen el campo? Parecía una confirmación inevitable de la teoría de la disrupción de Christensen: “una tecnología que permitía la innovación en reemplazo de la educación universitaria que es costosa, compleja y selectiva.”

Sin embargo, los datos preocupantes surgieron a principios del 2013.[3] Las tasas de terminación fueron bajas (de seis a ocho por ciento), el 80 por ciento de los estudiantes del MOOC ya tenía un título universitario de dos o cuatro años y el 44 por ciento ya tenía algún posgrado. La mayoría de los estudiantes internacionales tienen un trasfondo más adinerado y más educado.[4],[5] Seis años después, poco ha cambiado: Las tasas de terminación siguen siendo bajas a pesar del gran esfuerzo por mejorarlas, la mayoría de los participantes en los EE. UU. viven en las localidades de más altos ingresos y los estudiantes del exterior provienen de los sectores más adinerados de los países más ricos.

En la actualidad, las grandes organizaciones basadas en los MOOC se enfocan en encontrar un modelo financiero sostenible, asociarse con instituciones académicas para ofrecer títulos de modalidad virtual y servir como plataforma de distribución y lugar de comercialización.

Entonces, ¿fueron los MOOC un fracaso? Difícilmente. Han llevado algunas de las mentes más brillantes al campo de la educación virtual, han establecido estándares de diseño y contenido de cursos superiores, y continúan ampliando nuestra comprensión sobre los desafíos de la enseñanza a gran escala. Por lo que mientras se enfatiza más el pagar a los estudiantes, los MOOC siguen siendo una alternativa gratuita para aquellos que tienen la resistencia, motivación y capacidad intelectual para estudiar con la ayuda mínima de la facultad. En 2018, más de 100 millones de estudiantes se inscribieron en los MOOC ofrecidos por más de 900 universidades, un testimonio para un legado duradero.

La educación virtual “tradicional” se integra a las ofertas presenciales

A lo largo de la confusión creativa sobre las nuevas tecnologías y la ansiedad por las disrupciones, la educación virtual tradicional, es decir, programas de crédito guiados por instructores, continuó expandiéndose y continúa siendo el único sector de la educación superior con un crecimiento sostenido en inscripciones. Del 2012 al 2016, las inscripciones universitarias en general disminuyeron un 3.8 por ciento, perdiendo más de 800.000 estudiantes, mientras que las inscripciones virtuales aumentaron en un 17.2 por ciento, con la incorporación de más de 900.000 estudiantes [6].

Hay dos tendencias importantes que le han dado forma al sector de la educación virtual tradicional. En primer lugar, la aceptación y disponibilidad de cursos virtuales como alternativa a los cursos presenciales. El número de estudiantes que tomaron una combinación de cursos virtuales y presenciales creció más rápido que aquellos que estudian exclusivamente en modalidad virtual. Podría decirse que es el acceso y la flexibilidad que ofrecen los cursos en línea los que protegen a las universidades por la disminución en las inscripciones más solicitadas. En segundo lugar, la aparición de una progresión virtual. Los materiales virtuales se han convertido en una parte integral de todos los formatos de entrega, los cuales proporcionan recursos (lecturas, laboratorios virtuales, simulaciones, etc.) al curso presencial tradicional, la base para la clase invertida, el componente virtual de las clases híbridas y el entorno virtual integral de la clase totalmente virtual.

El ascenso de la maestría virtual

En contra del trasfondo de la caída generalizada de inscripciones, los estudios de posgrado (principalmente a nivel de maestría) son la segunda área en crecimiento, además de la educación virtual. El total de inscripciones de egresados de modalidad presencial aumentaron un 2,2 por ciento y las inscripciones de egresados de modalidad virtual aumentaron un 27,6 por ciento del 2012 al 2016. Cabe destacar que el crecimiento está impulsado por la aceptación y adopción a gran escala del aprendizaje en línea, incluidos los títulos virtuales, por parte de las universidades de investigación intensiva, abarcando las más selectivas. Los títulos de posgrado totalmente virtuales ofrecidos por las escuelas R1 (las 115 escuelas con mayor intensidad en investigación según la clasificación de Carnegie) aumentaron en un 78 por ciento desde 2012 hasta 2017 [7].

Estas son las mismas universidades que solían evitar y cuestionar la calidad de la educación virtual. Pero durante los últimos dos años han estado introduciendo agresivamente los programas de posgrado virtual y experimentando con los precios, los criterios de admisión y los enfoques de enseñanza a “gran escala” para expandirse a las nuevas comunidades estudiantiles.

Ahora que surge esta pregunta: ¿Qué trajo este cambio de núcleo? Las razones son diversas. Para las instituciones de educación superior las reducciones en los fondos federales y estatales ya han dado lugar a presiones financieras. Se avecinan cambios demográficos desfavorables: menos estudiantes en edad universitaria provenientes de un alto porcentaje de familias de bajos ingresos. Además, los rápidos cambios en la tecnología, en la estructura de la economía y la fuerza laboral generan un aprendizaje para toda la vida; una vez que haya una opción para los más motivados, se genera un requisito para el emplear continuamente. No responder a estas demandas educativas sería poco el avance incluso para las 20 principales instituciones que, de hecho, están a la vanguardia de la experimentación. La idea más interesante es el programa de Maestría en Ciencias, el cual es extenso y de bajo costo, que fue lanzado por Georgia Tech con una Maestría en Informática en el 2013. El programa tenía un precio de solo 7.000 USD en comparación con el programa residencial  de aproximadamente 44.000 USD, y fue impartido por el mismo profesor, sin embargo, en un estilo similar a los MOOC con apoyo educativo limitado en clases con un gran volumen de inscripciones. El año pasado, Georgia Tech comenzó un programa de seguridad cibernética con un precio de menos de 10.000 USD, seguido de programas de maestría de bajo costo similar por la Universidad de Texas, la Universidad de California en San Diego y el Estado de Arizona.

Credenciales Alternativas

Las credenciales alternativas (insignias, nanodegrees, MicroMasters, certificaciones de la industria, etc.), se consideraron la segunda fuerza disruptiva junto con los MOOC. Su formato distintivo (módulos cortos y apilables que ofrecen contenido enfocado, justo a tiempo y relevante para el trabajo) fue una respuesta directa a las críticas del título universitario tradicional. Era natural conjeturar que se convertirían en una alternativa a los grados universitarios. En su lugar, se convirtieron en un complemento de los programas con crédito y actualmente están rellenando la brecha entre el ámbito académico y la capacitación específica de la industria o brindando un camino hacia los títulos tradicionales (MicroMasters).

Si bien no es el disruptor previsto, las credenciales alternativas tienen un lugar establecido en el espacio educativo. La mayoría se ofrecen como especialización de Coursera y certificados edX Professional, algunos como programas sin crédito propios de las universidades, y otros que son una tendencia emergente de colaboraciones entre la industria y el ámbito académico.

Visión a largo plazo

En los últimos cinco años, para reinventar la universidad se probaron las ideas latentes en proyectos a gran escala con millones de estudiantes participando. Ninguna abolió los títulos tradicionales, pero el choque y la yuxtaposición que causa la competencia en su esfuerzo de innovar transformaron el panorama educativo. A diferencia de hace cinco años, ahora esperamos que los cursos virtuales sean una sección independiente de las ofertas universitarias; que todos los modos de entrega (presencial, virtual e híbridos) tengan una amplia cartera de contenido en línea, laboratorios virtuales, bancos de prueba y ejercicios prácticos; que los cursos gratuitos sigan disponibles y que el potencial de las nuevas tecnologías (por ejemplo, la realidad virtual y la inteligencia artificial) para mejorar la enseñanza y el aprendizaje siga explorándose y llevándose a cabo.

 


Referencias:


[1] Steve Kolowich, MOOCs Are Largely Reaching Privileged Learners, Survey Finds, The Chronicle of Higher Education, November, 2013. https://www.chronicle.com/blogs/wiredcampus/moocs-are-reaching-only-privileged-learners-survey-finds/48567

 
[2] “registrants in the US live in neighborhoods with median incomes ca. .45 standard deviation higher than the US population” in JD Hansen, J Reich: “Socioeconomic Status and MOOC Enrollment: Enriching Demographic Information with External Data Sets” LAK ’15 Proceedings of the Fifth International Conference on Learning Analytics and Knowledge


[3] The MOOC pivot, Science, January, 2019.


[4] Includes all students taking at least one online course. JE Seaman, IE Allen, J Seaman, Grade Increase, Babson Survey Research Group, 2018, http://www.onlinelearningsurvey.com/highered.html


[5] IPEDS data cited in “How Elite Universities Are Changing the Online Master’s Game”, R. Garrett, Encoura, November, 2018.


[6] Educación superior

[7] ​(Massachusetts Institute of Technology) Instituto de Tecnología de Massachusetts. 

 

This article was originally published by The EvoLLLution at  https://evolllution.com/revenue-streams/distance_online_learning/online-learning-driving-higher-educations-transformative-years/

El presente artículo fue originalmente publicado en The EvoLLLution a través del siguiente enlace: https://evolllution.com/revenue-streams/distance_online_learning/online-learning-driving-higher-educations-transformative-years/

 

Autor: Tanya Zlateva, Decana del Colegio Metropolitano y Educación Extendida de la Universidad de Boston
Traducción: Camila Andrea Martínez

 


Imagen Images.pexels.com


 

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