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¿Astronomía para la educación?
Cuando se escucha hablar de Astronomía pareciese estar escuchando hablar de algo tan lejano y ajeno como las historias de caballeros galácticos y sables de luz de las películas.
Desde tiempos inmemoriales y a lo largo de la historia de la humanidad El Cielo o Bóveda Celeste, ha sido objeto de observación, admiración y fuente de cuestionamiento de diferentes culturas y civilizaciones, y aunque para estas sociedades primitivas tener conocimientos astronómicos era mucho más importante de lo que puede serlo hoy en día para la sociedad actual, ya que de ello dependía en gran parte su supervivencia (Fernández y Montesinos, 2007), muchas personas actualmente se sorprenderían al saber que la mayoría de los avances científicos y tecnológicos que se han venido desarrollando en este campo, se encuentran directamente relacionados con nuestro diario vivir (Ambrocio, 2017).
El sistema de posicionamiento global (GPS), que tienen los celulares inteligentes para trazar una ruta o realizar un servicio de transporte, las técnicas de procesamiento de imágenes, empleadas en las cámaras digitales, que hacen que cualquier persona sin necesidad de ser un fotógrafo profesional pueda captar imágenes cada vez más impactantes y extraordinarias, o el descubrimiento de los rayos X, y la internet, entre otros, son muestra de ello. Sin embargo y a pesar de estar tan familiarizados con dichos avances, cuando se escucha hablar de Astronomía pareciese estar escuchando hablar de algo tan lejano y ajeno como las historias de caballeros galácticos y sables de luz de las películas.
Más aún a pesar de leer casi a diario noticias sobre el cambio climático y las posibles amenazas por fenómenos naturales a los que como especie estamos expuestos, que entre otras cosas están directamente relacionados con la interacción que se tienen con el planeta, se sigue teniendo la concepción de que estudiar, aprender y enseñar Astronomía es enfrentarse a interminables tableros de ecuaciones indescifrables para muchos, descifrables para un pequeño porcentaje de privilegiados.
Y, aunque si bien es cierto su estudio a nivel profesional requiere de bases sólidas en matemática, física, biología, ingeniería y química, entre otras ciencias del conocimiento, su acercamiento inicial sigue siendo como en antaño la práctica social y cultural de la observación. Basta con encontrar un buen lugar con las condiciones climáticas y de luminosidad que permiten maravillarse como aquellos hombres y mujeres del pasado que lograron a partir de la observación determinar el perímetro de la tierra, o descifrar las leyes de movimiento de los astros.
Suficiente con levantar la mirada observar el cambio en las fases de la Luna y preguntarse por la naturaleza de ese juego de luz y sombra, ¿por qué sólo vemos una cara de la misma? o cuestionarse sobre el ¿por qué algunos días se ve la Luna de día y otros no? ¿por qué algunos días amanece más rápido o anochece más tarde? ¿qué tan lejos o tan cerca estamos de esas estrellas que observamos?, ¿por qué el movimiento aparente del Sol y la Luna es el que observamos y no otro? ¿por qué si la Tierra está en movimiento no percibimos que así sea? Estas son algunas de las muchas preguntas que cualquier niño o niña, adolescente, o adulto perfectamente podría cuestionarse al observar el cielo y que perfectamente con la ayuda de materiales de fácil acceso y cálculos sencillos podrían llegar a generar hipótesis, hacer conjeturas y poner a prueba la información puesta en libros y páginas de internet.
Para Camino et al. (2016)
La enseñanza de la Astronomía es una actividad cultural de construcción de explicaciones, que relaciona cosmovisiones y que va más allá de ver objetos a través del telescopio. Ella permite, por ejemplo, analizar problemáticas de la humanidad como la basura espacial, generar diálogos entre diferentes culturas sobre el cielo que ven, comprender el fenómeno de las estaciones desde diferentes puntos del planeta, pensar en las posibilidades reales de otras civilizaciones en el universo, entre otros; pero, sobre todo, permite aprender a ser humildes y reconocernos como parte de un gran sistema (p.6).
Entonces, ¿por qué no aprovechar todo el potencial que ofrece el contexto astronómico en las aulas de clase? ¿Por qué no explotarlo con fines educativos que vayan mucho más allá del simple conocimiento general, sino por ejemplo en búsqueda de competencias de pensamiento crítico y científicas? Estos y otros interrogantes fueron las preguntas orientadoras y motivadoras para que un colectivo de estudiantes de diferentes licenciaturas de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad La Gran Colombia, generarán un encuentro y reflexión en torno a la investigación formativa sobre el aprendizaje y enseñanza de las Ciencias (humanas, sociales, y exactas) bajo el contexto interdisciplinar de la Astronomía.
Dicho colectivo denominado semillero interdisciplinar de investigación Paralajes, en cooperación con el planetario de Bogotá a la fecha ha logrado experiencias significativas en cuanto a la resignificación de conceptos tanto básicos de Astronomía (día, noche, eclipse, estaciones, equinoccio, solsticio, calendario), como básicos de las ciencias adscritas a su estudio (coordenadas, distancia, proporcionalidad, orientación, periodicidad) lo anterior, gracias a la capacitación a través de la vinculación de la red de semilleros de astronomía del planetario de Bogotá, y la posterior exploración con material didáctico, modelos concretos y software orientado al aprendizaje y enseñanza de la Astronomía.
De esta manera y empleando como laboratorio el espacio académico concebido como electiva libre Astronomía para la Educación, tanto el semillero de investigación como la Facultad de Ciencias de la Educación, busca fomentar en estudiantes grancolombianos de cualquier programa, sin más requisitos que el querer aprender, un encuentro con la interdisciplinariedad con otras formas y herramientas didácticas que permitan el acercamiento al estudio de las Ciencias, un encuentro con el desarrollo histórico de la Astronomía a partir de las preguntas y respuestas que generaron gran parte de lo que hoy en día conocemos como universo visible, y desde luego un encuentro con la reflexión sobre nuestro lugar en el mismo y nuestro actuar como ciudadanos del planeta.
Así mismo, del que hacer pedagógico y didáctico de este espacio, se espera redundar en la generación de proyectos interdisciplinares a nivel de aulas de básica primaria, secundaria y media, que lleven a niños y niñas, jóvenes y adultos a imaginar y descubrir que una opción de vida basada en la academia y el estudio de las Ciencias sí es posible. Se espera a futuro no sólo impactar en aulas regulares sino también en aulas inclusivas con material y propuestas que lleven a contribuir en el acercamiento a poblaciones en condición de discapacidad visual a esta ciencia por excelencia visual. Se espera seguir desentrañando ideas e inspiración de ese enorme tablero interactivo denominado Cielo que además y desde tiempos inmemoriales siempre ha sido de libre acceso y al alcance de todos.
Referencias Bibliográficas
- Ambrocio, S. (2017). Avances tecnológicos que le debemos a la astronomía. una mirada al mundo de la ciencia. Firmas. Recuperadado de http://www.milenio.com/firmas/dra-_silvia_patricia_ambrocio_cruz/avances-tecnologia-astronomia-avances_cientificos-desarrollo-utilidad-milenio_18_933086728.html
- Camino, N., Nardi. R., Pedreros, R., García, E. y Castiblanco, O. (2016). “Retos de la enseñanza de la astronomía en Latinoamérica”. Revista Góndola, Enseñanza y Aprendizaje de las Ciencias. 11.(1) P. 5- 6
- Fernández, T. y Montesinos, B. (2007). El desafío del Universo. editorial. Espasa Calpe. Madrid-España.
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