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Ayudar a los estudiantes a controlar la ansiedad en los exámenes

Los docentes pueden animar a los estudiantes a escribir guiones positivos de sí mismos para motivarlos y recordarles cómo se prepararon para los exámenes. 

Septiembre 26, 2018

Las pruebas y exámenes causan ansiedad en profesores y estudiantes. La frecuencia cada vez mayor de exámenes estandarizados e informes en curso sobre problemas de salud mental entre niños y adolescentes hace que la situación de tensión sea incluso más tensa. Pero los docentes no necesitan ser psicólogos con licencia para incorporar estrategias que puedan ayudar a todos a tener éxito, independientemente de la calificación impartida.

Ambos, el examen y la ansiedad, son, para bien o para mal, una parte de la vida escolar. Cada uno tiene beneficios. La ansiedad, en cantidades adecuadas, ayuda a aumentar la concentración, la memorización y la motivación, dice Jennifer M. Cooper, profesora asistente de psicología escolar en la National Louis University en Illinois.

‘‘La ansiedad está realmente diseñada para evitar daños’’, dice ella. El problema surge cuando la ansiedad interfiere con la capacidad de una persona para funcionar. Es posible que los estudiantes no puedan evitar el estrés, pero necesitan aprender a manejarlo.

Los exámenes también tienen un propósito, dice Cooper. Pueden ayudar tanto a los estudiantes como a los profesores a determinar qué tan bien se entiende el material. La clave, dice Cooper, es asegurarse de que las evaluaciones sean apropiadas.

Los maestros a menudo son los ‘‘primeros en responder’’ cuando se trata de reconocer los síntomas de ansiedad, dice ella. Los estudiantes ansiosos pueden tener dificultades para concentrarse mientras hacen los exámenes y pueden olvidar la información que conocían previamente. Pueden inquietarse, sudar o tener náuseas.

Las interacciones cercanas de los maestros con los estudiantes los convierten en buenas personas para ayudar a prevenir la ansiedad. Comience enseñando a los estudiantes a prepararse bien para los exámenes. ‘‘A veces tendemos a pensar que estas habilidades (de estudio) son innatas, que no necesitan que se les enseñe explícitamente’’, dice Cooper, pero los estudiantes necesitan instrucciones claras sobre cómo aprender bien.

Esto incluye enseñarles cómo crear y leer guías de estudio, cómo hacer horarios de estudio apropiados y crear lugares adecuados para el aprendizaje, y animarlos a estudiar en grupos. También significa explicar estrategias sobre cómo hacer exámenes, como comenzar por las preguntas más fáciles, rodear frases clave en preguntas, presupuestar el tiempo suficiente para cada parte de la prueba y llegar preparado, pero no demasiado temprano. Llegar con demasiado tiempo de anticipación a un examen podría dar a los estudiantes más tiempo para perderse en pensamientos de ansiedad, dice Cooper.

Los maestros también pueden diseñar los exámenes de manera que puedan reducir el estrés. Esto significa prestar atención al diseño físico de un examen: no saturar las páginas con elementos. También significa crear preguntas apropiadas. Las preguntas engañosas deben evitarse y el uso de diferentes tipos de preguntas puede permitir a los estudiantes mostrar lo que saben de diferentes maneras. Un objeto humorístico puede aligerar el estado de ánimo y ayudar a los estudiantes a relajarse.

Lo mejor que los docentes pueden hacer es crear un ambiente de clase positivo que priorice el dominio de las habilidades y recompense el esfuerzo más que el rendimiento en las evaluaciones, dice Cooper. Esto incluye evitar el sarcasmo y las burlas y no comparar de forma inapropiada a los estudiantes entre sí. Publicar una lista de las calificaciones de la clase puede no ser útil.

Los ambientes de apoyo en el aula son importantes porque no todos los signos de ansiedad son visibles. La ansiedad a menudo se expresa a través de los estudiantes que piensan o dicen cosas negativas sobre ellos mismos o sobre otros. Esto puede ser más difícil de detectar y todos los estudiantes pueden ser propensos a ello.

Algunos estudiantes posponen las cosas cuando estudian, no porque sean vagos, sino porque están ansiosos, dice Cooper. Los estudiantes que ya tienen trastornos de ansiedad o de atención pueden ser más propensos a la ansiedad de hacer exámenes. Al mismo tiempo, dice ella, los docentes deberían identificar a los estudiantes que constantemente obtienen altas calificaciones ya que a menudo pueden experimentar ansiedad. Es posible que no puedan mantener su rendimiento todo el tiempo.

Los profesores deben preguntar a los estudiantes si ven algo que pueda ser un signo de ansiedad.  Pero también necesitan pedir ayuda profesional para asistir a los estudiantes que pueden estar luchando contra la ansiedad. Las escuelas a menudo se convierten en ‘‘centros de salud mental de facto’’, dice Cooper. Pueden ser el principal lugar donde los estudiantes reciben apoyo emocional y social. Los docentes deben acercarse a los psicólogos escolares y buscar recursos que los ayuden a apoyar a sus alumnos.

Los recursos pueden incluir cuestionarios para ayudar a determinar si los estudiantes están experimentando ansiedad. Estas evaluaciones pueden preguntar a los estudiantes qué tan fuertemente se identifican con las afirmaciones sobre su capacidad para realizar exámenes (‘‘por lo general, yo trabajo bien en los exámenes’’ o ‘‘siento que no puedo participar en el examen’’, por ejemplo).

También pueden preguntarle a los estudiantes cómo piensan que otros responderán a su desempeño en el examen con declaraciones como ‘‘si no apruebo un examen, temo que la gente me considerará inútil’’ o ‘‘me preocupa que el fracaso en las pruebas me avergüence socialmente’’.

Los docentes pueden animar a los estudiantes a escribir guiones positivos de sí mismos para motivarlos y recordarles cómo se prepararon para los exámenes. Estos elementos combinados deberían haber sido abordados antes en clase por los maestros: recordatorios de dispositivos de memoria y estrategias útiles para hacer exámenes, como recordar leer cada pregunta cuidadosamente y no atascarse en preguntas difíciles.

También deberían incluir recordatorios de cómo los estudiantes pueden relajarse, como con la respiración profunda, y siempre tener declaraciones claras, positivas y de apoyo, como: ‘‘En este examen te irá bien cuando te tranquilices’’, ‘‘puedes hacerlo’’ o ‘‘conozco este material y me siento bien al respecto’’.

 

Fuente: Tech Mag.

Traducción: Andrea Lugo.

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