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¿Cómo superar la brecha urbano-rural en educación?
Se supone que para elevar en un año la escolaridad acumulada un país necesita 6 años, lo que significa que para alcanzar los actuales niveles de los habitantes urbanos requerimos 24 años.
Superar décadas de abandono de la educación en territorios rurales es un reto que requiere poner todas nuestras capacidades al servicio de una transformación profunda que podremos lograr generando innovaciones que apalanquen el esfuerzo económico y social que debe hacer el país.
¿En qué se reflejan las décadas de abandono de la educación rural? Recordemos algunas cifras. Cuando hablamos del territorio nacional, el 85% es rural y en éste viven cerca de 15 millones de personas, es decir el 30% de los colombianos. ¿Quiénes son y cómo viven esos colombianos? Son campesinos pequeños productores, indígenas, afrocolombianos y campesinos sin tierra, afectados en su mayoría por la pobreza que en promedio han acumulado 4 años de educación por persona, entre los mayores de 25 años, la mitad de la alcanzada a nivel urbano.
Se supone que para elevar en un año la escolaridad acumulada, un país necesita 6 años, lo que significa que para alcanzar los actuales niveles de los habitantes de zonas urbanas, requerimos 24 años. Conclusión: tenemos por lo menos un rezago, en la ruralidad colombiana, de un cuarto de siglo en relación con la zona urbana. ¿Cómo no sólo ponernos al día sino avanzamos de manera significativa?
¿Cómo cambiar esta realidad de forma acelerada? Cinco pistas para innovar
La innovación es un recurso comúnmente utilizado por todo tipo de organizaciones para solucionar problemas o alcanzar las metas; esto vale también para los procesos educativos que generalmente son muy resistentes al cambio. Es por esto, que es necesario tomarse la innovación educativa muy en serio si se quieren alcanzar resultados efectivos. He aquí algunos factores a tener en cuenta y ejemplos que nos muestran como si somos capaces:
1) Innovar para transformar. A diferencia de la creatividad, la idea y el invento -todos ellos sus insumos- la innovación tienen la característica de introducir nuevos procesos y procedimientos que transforman la vida de las organizaciones y los resultados que ellas obtienen. Hoy en día la innovación educativa es una actividad intencionada, planificada, regulada y evaluada para garantizar que estas transformaciones realmente se produzcan. Por tanto, es importante dejar atrás el efectismo y populismo que la han caracterizado para transitar hacia modelos y técnicas que proporcionen mayor efectividad en el desafío de mejorar la educación rural.
Tal vez nuestra memoria es frágil pero debemos recordar que con una innovación pedagógica como el modelo Escuela Nueva Activa diseñado en Colombia a mediados de los años setenta por Vicky Colbert, Beryl Levinger y Óscar Mogollón fue posible en casi solo una década dar pasos ciertos en la universalización de la primaria en el país. Centrado en las teorías de los pedagogos activos, el modelo ha utilizado la investigación científica para ajustarse continuamente y para demostrar empíricamente los resultados de su aplicación
2) Más allá de las TICs. La tecnofilia (amor a la tecnología) ligada a la novofilia (amor a lo nuevo) han hecho creer que para innovar en educación es suficiente con llevar tecnologías a las instituciones educativas. No estamos negando la importancia que tiene el uso de la tecnología en los procesos educativos, lo que queremos afirmar es que es posible innovar en un sin número de aspectos que parten desde las prácticas de enseñanza de los maestros, modelos pedagógicos, maneras de organizar la prestación del servicio educativo, esquemas de administración de la educación e incluso la generación de políticas públicas educativas.
Como país hemos tenido algunas amargas experiencias al iniciar programas que proveían de artefactos tecnológicos a los niños del campo como solución para superar la brecha digital, las cuales nos enseñaron que la creación de una cultura digital va mucho más allá de la dotación con estos aparatos y la mejora de la conectividad. El Laboratorio de innovación educativa del Tecnológico de Monterrey pública periódicamente reportes sobre tendencias en educación en los que se muestran ejemplos que como en el caso de la gamificación (introducción de las lógicas del juego al aprendizaje) se vienen utilizando para la creación de objetos virtuales de aprendizaje lúdicos que a la vez que involucran a los niños y jóvenes con las TICs mejoran sus aprendizajes.
3) Innovaciones disruptivas. Las innovaciones suelen clasificarse en incrementales, radicales y disruptivas según el impacto que generan. Las primeras son solamente ligeras variaciones de lo existente, mientras que las segundas comportan una gran variación, pero siguen siendo más de lo mismo. No obstante, las innovaciones disruptivas son aquellas que resuelven los problemas de una forma totalmente diferente y mucho más eficaz, lo cual se logra porque se realizan teniendo como base un cambio en el paradigma desde el que se ve el problema.
Hace unos días nos sorprendimos gratamente cuando el profesor Luis Miguel Bermúdez, Premio Compartir al Maestro 2017 y finalista en el Global Teacher Prize, demostró cómo al cambiar la óptica de la educación sexual de una mirada puramente anticonceptivista a un enfoque de derechos y dignificación de la persona logró construir un programa pedagógico que redujo el embarazo adolescente casi a cero. Necesitamos cambios urgentes en la óptica desde la cual enfocamos la educación rural, una vez esto suceda, aparecerá un nuevo escenario lleno de ideas disruptivas para hacerla funcionar mejor.
4) Co-creación. Otro criterio para clasificar las innovaciones es a partir de la cantidad de actores que participan en ellas: Cerradas o 1.0 cuando una persona o un reducido grupo asumen el proceso; abierta o 2.0 cuando un equipo interdisciplinario aporta desde diversas visiones disciplinares y finalmente 3.0 o incrustada cuando participan en ella los usuarios, los expertos, los científicos y los innovadores propiamente dichos. Este último tipo de innovación funciona a partir de la creación de dispositivos de creación colectiva que como en el caso de las comunidades de práctica congregan actores y saberes diversos para hacer sinergia creativa.
Los coordinadores de programas de formación complementaria que se forman en el Laboratorio de innovación para la formación de maestros rurales de la Universidad de la Salle conforman en sus instituciones las Comunidades de práctica en innovación educativa COPIEs en las que participan profesores, estudiantes, académicos, directivos, y padres quienes priorizan una problemática educativa, idean sobre ella y generan innovaciones que tienen toda la pertinencia y legitimidad necesarias para ser apropiadas y agenciadas por las comunidades educativas que les dieron vida.
5) Ecosistema de innovación educativa rural. Un sistema vivo tiene diferentes mecanismos para regularse y alcanzar su homeostasis, es por esto que las organizaciones y personas que hoy quieren apostarle al mejoramiento de la educación rural deberán asumir roles especializados dentro del ecosistema de innovación para la educación rural. Formación, fomento, visibilización, medición, transferencia, certificación pueden ser algunos de estos roles que deben ser por supuesto asumidos por diversas organizaciones para hacer que la energía del sistema se transforme continuamente.
Recientemente las secretarías de educación como Medellín y Bogotá han dado los primeros pasos en esta dirección invitando a las redes de maestros investigadores, fundaciones empresariales y universidades a articular esfuerzos y crear ecosistemas de innovación educativa para sus respectivas ciudades. Estos ecosistemas comienzan a emerger bajo la modalidad de centros de innovación interconectados que a modo de nodos facilitan la comunicación entre los diversos actores del sistema educativo.
Trabajar aisladamente como hasta ahora lo hemos hecho solo generará un desgaste en los actores y bajas tasas de transformación, es por esto que urge animar a los actores del sistema educativo para que dialoguen entre sí a fin de encontrar las posibles funciones que cada uno podría jugar en un ecosistema de innovación que trabaje en pro del mejoramiento de la educación rural.
Para cerrar: se le atribuye a Albert Einstein la definición según la cual, locura es: “Hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”. Esta frase nos sirve para cerrar nuestro planteamiento. Si utilizamos los mismos métodos con los que alcanzamos los resultados que hoy tenemos en los sectores urbanos en temas como cobertura, permanencia, calidad, evaluación, es posible que en dos o tres décadas podamos ver algunos avances, pero muy difícilmente el cierre de la brecha urbano rural de la educación que es uno de los mayores dinamizadores del conflicto social en los territorios rurales.
La innovación educativa podría ser el diferencial que nos lleve a avanzar con mayor celeridad y eficiencia en el desafío que como país tenemos por mejorar la educación que reciben los niños y jóvenes de los territorios rurales colombianos.
Autores:
Wilson Acosta, Director del laboratorio de innovación para la formación de maestros rurales del Doctorado en Educación y Sociedad, Universidad de La Salle.
Mary Simpson, Directora Desarrollo y Liderazgo Pedagógico de la Fundación Compartir.
Ambos miembros de la Mesa Nacional de Educaciones Rurales.
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