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El rol de los maestros en la superación del conflicto armado y en la construcción de escenarios de paz

En el mundo contemporáneo, las escuelas continúan siendo un espacio fundamental de las sociedades para la construcción de procesos de cohesión social, equidad y paz.

Noviembre 12, 2019

En la actualidad, esta labor se encuentra influenciada por los cambios que provienen de los procesos de migración de las poblaciones, la reconfiguración de las culturas – en gran parte mediadas por los medios de comunicación y las tecnologías – y las dinámicas económicas, políticas y culturales de las comunidades.

En este sentido, en las aulas convergen y se manifiestan las dinámicas sociales a través de la relación que establecen los maestros y los estudiantes, donde emergen variables propias del contexto al que pertenecen, de tal manera que allí se reflejan los modos de pensar y actuar de los sujetos y las estructuras sociales en las cuales se encuentran situados.

Los procesos que tienen lugar en el aula no están solo vinculados (y quizá ni siquiera principalmente) a la transmisión de la cultura académica. Antes bien, la misma relación educativa es una construcción social que permite desarrollar una experiencia en los sujetos dentro de unas mismas coordenadas: las que propone el propio marco social en el que se halla inmersa. Con lo cual lo que se produce es la incorporación de los patrones sociales (Rivas, 1993, p. 183).

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Sin embargo, los procesos de enseñanza-aprendizaje también permiten la construcción y reconstrucción de modelos políticos de sociedad a través de la experiencia y la interacción de docentes y estudiantes. Así, los procesos de aula tienen un carácter netamente circular, de tal modo que, a la vez que el contexto determina los procesos educativos, estos configuran nuevas relaciones entre los sujetos y los significados que transitan en los contextos.

Desde esta perspectiva, la labor del maestro puede explicar una parte importante de la configuración de las comunidades gracias a la función que desempeña en los procesos de socialización de los estudiantes. Con su trabajo, los docentes aportan en la construcción de la identidad de los estudiantes y les permiten la adquisición de habilidades —académicas, sociales y emocionales— en las experiencias escolares. Esto significa que el docente incide de manera directa en el proceso de internalización del mundo que realiza el estudiante y legitima o deslegitima los roles a los que puede estar predispuesto.

Así las cosas, surge la pregunta por el rol de los maestros en los escenarios de conflicto armado y violencia, dada su capacidad de reproducción de las condiciones sociales de las comunidades y también de agencia en la construcción de las percepciones y acciones de los estudiantes como actores de sus contextos. Esta es una pregunta por la forma en la que la docencia interactúa con la violencia, por las conexiones de causa y efecto que se establecen en esta relación, por la responsabilidad del sistema educativo y de los maestros en la configuración del conflicto armado y por su condición de víctimas en él.

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La experiencia internacional ha mostrado que la docencia en estos escenarios se configura desde un doble rol que contiene múltiples grados, continuidades y contradicciones, que la ubican como parte del problema y parte de la solución (Horner et al., 2015; Novelli, 2009; Novelli, Lopes y Smith, 2015; Sayed y Novelli, 2016).

Por una parte, los docentes actúan como actores del conflicto, por ejemplo, en la forma en que utilizan la pedagogía y los planes de estudio para perpetuar la inequidad y las disputas entre oponentes étnicos, religiosos o socioeconómicos y por el rol que cumplen en las dinámicas de conflicto armado. Por otra parte, como constructor de escenarios de paz, el rol docente puede promover la reconciliación, la cohesión social y la mitigación de la violencia a través de su capacidad para influenciar su entorno y la formación de habilidades y valores sociales en los estudiantes que generen mayores niveles de respeto y justicia (Horner, et al., 2015).

La línea entre los dos roles no siempre es clara, y el mismo maestro puede desempeñar ambos de manera simultánea o en diferentes momentos y contextos. Esto se debe a que los docentes no ejercen su agencia aislados de su entorno; por el contrario, establecen una retroalimentación que les permite incidir en su contexto y ser influenciados por este. Los maestros son actores selectivos, estratégicos y pragmáticos en contextos cargados políticamente (Horner et al., 2015).

Esto significa que hay diferentes formas de afiliación o relacionamiento del maestro con el conflicto armado, que le permiten establecer relaciones con los actores del conflicto armado en espacios sociales concretos. Al configurar esquemas de percepción, este relacionamiento da forma a las experiencias sociales de los maestros en la escuela y fuera de ella (Rodríguez-Gómez, 2016). El relacionamiento representa modos específicos de capital social que dan forma a la posición y estatus que cada maestro tiene en sus contextos y les proporciona estrategias de supervivencia, permanencia y posicionamiento en las comunidades, las cuales inciden en la contención, reproducción o superación del mismo conflicto armado.

Lea el artículo completo en el estudio ‘Docencia rural en Colombia: educar para la paz en medio del conflicto armado’ realizado por Fundación Compartir. 

 


Imagen Docencia rural en Colombia: educar para la paz en medio del conflicto armado

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Carlos Enrique Sánchez Santamaria
Gran Maestro Premio Compartir 2011
Con el apoyo de las tecnologías logré que los estudiantes convirtieran el pasado de exclusión que vivió éste municipio lazareto en un pretexto para investigar, conocer la historia y conectarnos con el mundo.