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Enseñando la verdad: reconociendo e incorporando las perspectivas de los educadores

La educación de las futuras generaciones presenta un desafío y oportunidad para construir la verdad en el marco del conflicto armado y promover una sociedad abierta, justa y en paz.

Mayo 24, 2020

La transición del conflicto armado hacia la paz en una sociedad es un proceso sinuoso, iterativo, nebuloso y complejo. Sin embargo, hay aspectos de este proceso que sin duda son fundamentales. Uno de ellos es la búsqueda y la construcción de la verdad, la cual tampoco es clara en cuanto a su forma y a los mecanismos para establecerla y propagarla. Otro es la juventud. Es un cliché decir que la juventud es el futuro, pero en un contexto transicional es crucial apoyar el pensamiento crítico, el desarrollo cívico y la participación en la construcción de la paz de los jóvenes.

La intersección de estos dos aspectos es el sector educativo. Cada vez hay un mayor reconocimiento del lugar de la educación en la justicia transicional y el papel que toman los docentes como mediadores entre los procesos formales y las generaciones jóvenes. Sin embargo, aun cuando los procesos formales explícitamente tocan a la educación, todavía hay un desafío grande: ¿cómo se apoya a los niños y adolescentes a tener una perspectiva reflexiva, critica, y matizada del conflicto, atenta a las víctimas y a sus historias, y orientada hacia la paz? La respuesta a esta pregunta no puede venir desde arriba—o sea de políticos y los actores formales de la transición—y no puede enfocarse en recursos rígidos y uniformes para todos. Tiene que incorporar el conocimiento, la participación, y las perspectivas locales de los educadores.

Esta orientación ha guiado una colaboración entre la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia, y la No Repetición (en adelante Comisión de la Verdad), la Fundación Compartir y el autor. Estamos en el proceso de solicitar y analizar la diversidad de perspectivas que existen sobre la enseñanza de la paz en el marco del conflicto armado. Nuestra meta es usar esta investigación para apoyar a la Comisión de la Verdad en su objetivo de planear cómo los docentes colombianos afrontaran el reto de enseñar el informe final de la Comisión de la Verdad.

El Proyecto

Este proyecto es una colaboración entre tres aliados con diferentes experticias y acceso a diferentes redes del sector educativo, que no obstante convergen en la meta compartida de potenciar y apoyar a los educadores en la construcción de la paz y la verdad desde sus instituciones educativas. La Comisión de la Verdad tiene el objetivo de “Diseñar y desarrollar el conjunto de herramientas y mecanismos para transmitir el conocimiento sobre el esclarecimiento y reconocimiento de la Verdad, la convivencia, y la no repetición...mediante la elaboración de contenidos diferenciados, el desarrollo de los mejores métodos y procesos pedagógicos ajustados a los diferentes públicos, que generen apropiación social del conocimiento sobre la verdad.” Para cumplir este objetivo, es crítico involucrar a las comunidades, y, en el contexto específico de la educación formal, a los educadores.

Como se ha demostrado en contextos transicionales anteriores, los docentes y los rectores ocupan un lugar muy importante entre, por un lado, los procesos de paz oficiales y las narrativas sobre el conflicto y la paz en la sociedad, y por el otro, el pensamiento crítico y desarrollo cívico de las generaciones futuras. Ellos son una de las fuentes de conocimiento del contexto local, al igual que la comunidad y los estudiantes. Además, son actores importantes en la socialización de los niños, ya que transmiten maneras de entender y de pensar sobre dinámicas sociales como la paz, el conflicto armado, y la memoria histórica.

Nuestro proyecto busca conectarnos con los docentes y rectores colombianos para entender mejor sus perspectivas y recolectar este conocimiento local. La colaboración tiene varias fases. A continuación presentamos los resultados de la primera fase del proyecto y sus próximos pasos, no solo para difundir esta información, sino también para hacer una llamada a más educadores a que participen y compartan sus perspectivas.

Primer Paso

El primer paso del proyecto es entender mejor las posiciones y los paradigmas actuales de los docentes colombianos en cuanto a la verdad en el marco del conflicto armado y el desafío de enseñarla. Usamos las redes de los tres aliados para conectarnos con docentes de todo el país y les hicimos llegar una encuesta virtual que estuvo en línea desde octubre de 2019 hasta enero de 2020.

Les preguntamos acerca de varios asuntos relacionados a la enseñanza de la paz y de la verdad. Usamos preguntas cerradas para saber más acerca de las diferentes situaciones locales y el sentido de eficacia—es decir, el poder de enseñar y promover la paz y la verdad en el contexto de su aula, institución y localidad—de los participantes. Les pedimos, por ejemplo, indicar qué tan de acuerdo estaban con frases como “Me siento informado sobre el trabajo de La Comisión de la Verdad,” “Creo que es importante que mis estudiantes conozcan la historia del conflicto en Colombia desde diversos puntos de vista,” y “El conflicto armado en Colombia ha afectado a la comunidad donde queda mi Institución Educativa.” También, les abrimos espacios para que contaran sus perspectivas, fortalezas y preocupaciones en relación con estos temas, incluyendo los desafíos que anticipan y las estrategias que han utilizado para enseñar la paz. Estas preguntas abiertas incluyeron “Defina ¿qué es para usted la verdad?” “Si usted tiene que enseñar el informe de la Comisión de la Verdad a los estudiantes de su colegio, ¿qué estrategias o actividades piensa que puede usar?”, y “¿Cuáles son los retos que usted piensa que va a tener la enseñanza del informe de la Comisión de la Verdad?”

Tuvimos 105 participantes de varias zonas del país. Representaron varias edades y contextos. El número más grande vino de Antioquia y la región cafetera, aunque participaron educadores de varias partes del país, incluyendo diez de los once territorios que utiliza la Comisión de la Verdad. La mayoría indicaron que enseñan en secundaria, pero también hubo participantes que enseñan desde preescolar hasta ciclo complementario. Es importante advertir que la muestra de docentes que realizaron la encuesta lo hicieron porque tienen un interés particular en estos temas. De hecho, solo tres estaban en desacuerdo con la idea de que sus estudiantes deben saber la historia del conflicto.

Analizar las respuestas de los docentes que participaron nos permite entrever varios desafíos y fortalezas. Primero, muchos de los participantes carecen de conocimientos sobre la Comisión de la Verdad y de su trabajo, aunque no les falte interés sobre estos temas. Cincuenta por ciento dijeron que se sentían informados sobre la Comisión de la Verdad, pero más de una tercera parte de la muestra sabían poco o nada acerca de su labor. De las respuestas a la pregunta abierta, los que sabían algo de la Comisión de la Verdad mostraron un conocimiento desarrollado y profundo. Es decir, explicaron lo que hace la Comisión de la Verdad, escribieron un párrafo con detalles y utilizando el mismo lenguaje que utiliza la Comisión de la Verdad. Teniendo en cuenta la muestra que tuvimos, es probable que la población colombiana de docentes tenga menos conocimiento e interés.

Segundo, los participantes manifestaron que se sentían capaces de enseñar estos temas en su institución. Sin embargo, también identificaron desafíos concretos al enseñar sobre la verdad del conflicto armado. Por lo general los participantes mostraron actitudes positivas en cuanto al poder y el papel que tienen como docentes. Por ejemplo, casi tres de cada cuatro estaban de acuerdo o muy de acuerdo con la afirmación de que sus estudiantes están interesados en estos temas, noventa por ciento que pueden incorporar estos temas en sus clases, y casi el mismo porcentaje dice que ellos y sus estudiantes pueden aportar para que el conflicto no se repita. Desde la perspectiva de estos docentes, hay espacio y voluntad para enseñar sobre la memoria histórica en sus aulas. Aún así, no es un reto fácil.

 

Tercero, tienen varias ideas de cómo se puede enseñar sobre la verdad y los apoyos que les gustaría recibir para lograrlo. Claramente, estaban pensando en cómo motivar e interesar a los estudiantes con actividades que conecten con ellos. Como ejemplos de sus estrategias, los participantes mencionaron dibujos para niños, recursos digitales, videos, juegos, conversaciones y testimonios. Algunos explícitamente advirtieron la importancia de conectarse con sus estudiantes. Por ejemplo, algunos docentes de primaria escribieron sobre la importancia de que sus actividades sean apropiadas para la edad de sus estudiantes.

En cuanto a los apoyos que les gustarían recibir, la mayoría mencionaron materiales relacionados con estas respuestas: más de un tercio pidió videos y un quinto pidió materiales digitales. Es importante notar que algunos pensaron fuera del contenido mismo. Pocos mencionaron capacitación, pero algunos respondieron que les gustaría acompañamiento de un psicólogo, apoyo financiero o infraestructura (como un video beam).

A diferencia de esas respuestas que se enfocaron en su mayoría en el interior del aula, los desafíos más grandes que identificaron tenían que ver con los contextos sociales y políticos, incluso del mismo sector educativo. La respuesta más frecuente fue la dificultad de sensibilizar a la gente y de motivarlos a involucrarse. Por ejemplo, un participante respondió que, “El reto es sensibilizar a la población de ser parte activa del proceso de construcción de la comisión de la verdad, a través del respeto, la tolerancia y solidaridad con las víctimas.” Otro indicó que el desafió es el ¨desarrollo de una conciencia colectiva para que no vuelva a suceder.” Un tercio de los participantes opinó que su comunidad se ha vuelto indiferente a estos temas. Por lo tanto, el mandato de enseñar sobre la memoria histórica depende en gran medida de la capacidad de generar interés y motivación sobre el tema.

Otro grupo de participantes habló sobre la necesidad de “cambiar el chip.” Con esta frase se referían no sólo a la población en general, sino también a la necesidad de un cambio en la orientación de los mismos docentes. Según ellos, hay muchos retos conectados a la introspección y acción personal: “cambiar el chip, el pensamiento, los deseos y las ganas de transformación.” Algunos eran más específicos: “les toca a los docentes repensar su orientación como educadores.” Uno respondió que el desafío es “la transformación de las prácticas de aula. La transversalización en las diferentes áreas de enseñanza que se desarrollan en Colombia. Sistema Educativo.”

El énfasis en la necesidad de cambios permeó varias partes de la encuesta y se extendió fuera de sus aulas y sus instituciones. Es decir, estos participantes expresaron que, para enseñar la verdad de una manera profunda, no sólo es una cuestión de recursos o de currículos al interior de la escuela. Además de cambios en la pedagogía y en las orientaciones de los educadores, hablaron de cambios en la sociedad y en los mismos procesos del gobierno y de la Comisión de la Verdad. Especialmente notable fue la observación de que existe una falta de confianza hacia el gobierno y una crisis de credibilidad que también toca a la Comisión de la Verdad y a su trabajo. Un participante capturó este sentimiento de manera concisa: “La desconfianza, la indiferencia y la inseguridad al declarar.”       

Próximos Pasos

Hay por lo menos dos lecciones que podemos sacar hasta el momento: hay docentes listos para hacer el esfuerzo de enseñar la verdad en el marco del conflicto armado y hay mucho trabajo por hacer para apoyarlos. La eficacia, las ideas, y la pasión de muchos de estos docentes son evidentes, pero a la vez identificaron obstáculos que se extienden fuera del aula y sus relaciones con los estudiantes.

Estos resultados ponen en evidencia la necesidad de que la Comisión de la Verdad desarrolle un plan. Este debe ser extenso y debe tener varias ramas. Tiene que no solo involucrar la capacitación de docentes y la promoción de recursos curriculares, sino que también debe cambiar mentes, sensibilizar, fomentar confianza, construir infraestructura y proveer apoyo humano y emocional. Es un gran reto.

Este vistazo a las perspectivas de los más de cien docentes que participaron es el comienzo de nuestros esfuerzos. Para seguir apoyando a la Comisión de la Verdad vamos a continuar buscando estas voces para profundizar el entendimiento de los contextos locales. Fue difícil identificar patrones y dinámicas locales con esta muestra. Al mismo tiempo, queremos analizar en mayor profundidad las estrategias y los apoyos que ya están siendo utilizados para enseñar la memoria histórica.

Para hacer esto, seguiremos nuestra investigación con varios pasos. Primero, en este momento estamos haciendo una encuesta virtual para rectores. Esto nos va a ayudar a entender la perspectiva institucional para complementar la de los docentes. Segundo, de los docentes que participaron en la encuesta, vamos a seleccionar una sub-muestra para entrevistar. Esperamos que estas conversaciones permitan ahondar en sus ideas y perspectivas al tiempo que nos permita identificar las diferencias entre los contextos locales. Finalmente, como el trabajo de la Comisión de la Verdad en cuanto a la pedagogía continuará por varios años, vamos a seguir conectándonos y hablando con docentes y rectores. Hasta ahora estamos en el proceso de planeación; ya viene la preparación del informe, el desarrollo de recursos y capacitaciones y la evaluación del impacto. A lo largo de todo esto, seguimos investigando y propagando las voces de los mismos educadores.

Por esta razón, queremos terminar este artículo con una llamada. Estamos solicitando su ayuda para incluir más voces y escuchar a más docentes, a más rectores y a todos los otros educadores del país. Los invitamos a compartir con nosotros su información a través de este formulario de Google para que podamos contactarlos.

 


Imagen tazzanderson en Pixabay

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Escrito por
Profesor de política y liderazgo educativo de Marquette University en Milwaukee
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Gustavo González Palencia
Gran Maestro Premio Compartir 2008
ogré incentivar en niños y jóvenes el gusto por la música y la ejecución de instrumentos musicales.