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"La educación STEM no es cuestión de estrato o género": Margarita Gómez
Una entrevista con la bióloga uniandina egresada en 2003, líder del programa Pequeños Científicos de Los Andes.
Aunque no es ingeniera la mayoría de las personas se dirige a ella como si lo fuera, y la verdad es que ya se acostumbró. Margarita Gómez Sarmiento, bióloga uniandina egresada en 2003, le debe a su pasión por la ciencia, la educación y los temas sociales el lugar que ella quería y para el que estaba hecha: el programa Pequeños Científicos de Los Andes.
Llegó al programa hace nueve años, casi recién desempacada de hacer su maestría en Bosques y Conservación Ambiental en la sede de la Universidad Nacional en Medellín. Empezó como formadora apoyando temas de evaluación y desde 2011 es la coordinadora general de la iniciativa.
Su experiencia en el aula como profesora de diferentes colegios le permitió, desde su llegada, dimensionar el propósito y los alcances del proyecto que en 2018 cumplirá dos décadas de existencia, tiempo en el que ha buscado mejorar la calidad de la educación por medio de un modelo de aprendizaje experimental que le permite a niños y jóvenes acceder a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas de una manera activa y divertida, derribando los temores y el desinterés que pueden generar esta clase de asignaturas.
Una tarea que se ha vuelto imperativa en Colombia teniendo en cuenta que el país tiene como propósito mejorar significativamente su posición como nación innovadora en el mundo, cuyo estatus se alcanza por medio de los avances de la educación STEM (Science, Tecnhology, Engineering and Mathematics).
Según el más reciente Índice Mundial de Innovación, realizado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi), Colombia se ubica en el puesto 63 del ranking entre 128 países evaluados, lo que significa que aún hay mucho trabajo por hacer.
Para Gómez, el programa Pequeños Científicos ha logrado, en estos años, que los estudiantes de los colegios públicos se acerquen a estas disciplinas y las vean como una herramienta útil para resolver problemas cotidianos.
"Todos los ciudadanos deberían contar con una alfabetización en ciencias, ingeniería, matemáticas y tecnología para logar desenvolverse en el mundo actual, no necesariamente porque vayan a estudiar alguna de estas carreras, sino porque hoy la vida nos plantea situaciones en las que es necesario usar alguna de estas disciplinas", comenta. Para esta bióloga, la única manera para utilizar la ciencia correctamente es tener una comprensión básica, lo cual no siempre es un punto de partida en las escuelas colombianas.
Sin embargo, poco a poco el panorama ha ido cambiando gracias a este tipo de programas. Pequeños Científicos es una realidad gracias al apoyo de organizaciones públicas y privadas que ingresan a la iniciativa como aliados estratégicos, algunas de ellas son empresas STEM que están muy interesadas en mejorar las competencias en ciencia y tecnología de los países en los que operan, especialmente si estos temas se trabajan desde la juventud, pues es allí donde se forman los futuros profesionales.
Este es el caso de la Fundación Siemens, la cual ingresó al programa con el propósito de adaptar su proyecto educativo Experimento, desarrollado en su casa matriz alemana y que se enfoca en promover buenas prácticas educativas en temas de energía, medioambiente y salud en el sistema educativo colombiano.
A partir de 2008, el desarrollo de la iniciativa en Cundinamarca y Antioquia ha estado en cabeza de la Universidad de los Andes, mientras que su ejecución en Tolima y Cartagena ha estado liderada por las universidades de Ibagué y la de Bolívar, también aliadas de Pequeños Científicos.
El programa, a través de la Fundación, busca que maestros y estudiantes realicen pequeñas investigaciones en el aula de clase con el apoyo de una caja de materiales didácticos entregada por la organización. Para lograr que los resultados sean exitosos, el trabajo de Pequeños Científicos es formar a los docentes que acompañan estos procesos para que logren adaptar estas actividades dentro de sus asignaturas.
Buena parte del programa en Cundinamarca se ha desarrollado en los municipios de Tenjo y Guasca, el primero es zona de influencia directa de Siemens, pues allí está ubicada su planta de producción. El trabajo en Antioquia se dio por medio del clúster de energía, del que hace parte la compañía.
Las cifras hablan por sí solas: en Cundinamarca, entre 2010 y 2014, se formaron 365 docentes y se beneficiaron 13.400 estudiantes. En el caso de Antioquia, entre 2015 y 2016 fueron impactados 20 municipios, lo que permitió beneficiar a cerca de 19.200 niños y jóvenes.
Ahora mismo, Pequeños Científicos adelanta un proceso para firmar un convenio con la casa matriz de Siemens para desarrollar una plataforma que permita movilizar diferentes actores alrededor de la formación STEM, que sirva para impulsar una política pública y que se convierta en un centro de recursos para desarrollar este tipo de iniciativas.
"La idea es que esta plataforma sea un espacio en el que confluyan muchas iniciativas y dejar de competir por desarrollar pequeños proyectos para enfocarnos, de manera conjunta, en algo mucho más grande. Queremos que la Universidad y la Facultad de Ingeniería funcionen como eje central del proyecto en Colombia y Latinoamérica, para trabajar en red con otras universidades de la región", sostuvo la coordinadora.
Para Gómez, la apuesta por una educación STEM permite que la ciencia, la tecnología y la ingeniería sean accesibles para todas las personas derribando las creencias que han señalado que estas disciplinas son cuestión de estrato o género. "Tenemos infinidad de talentos, así que no podemos perder ingenieros, simplemente porque la sociedad impone determinados estereotipos", concluyó.
Lea el contenido original en la revista Contacto de la Universidad de Los Andes.
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