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La sabiduría de la pedagogía y la novedad perpetua de la enseñanza

La sabiduría de la pedagogía es comenzar desde un lugar de confianza y oportunidad, algo más fácil de decir que de vivir y es lo que los maestros también merecen.

Octubre 28, 2018

Ya he superado esos primeros años iniciales de enseñanza, me siento bien conmigo mismo y aún sigo aprendiendo. En mi décimo año en un aula y en mi sexto año en la Escuela Internacional de Bruselas (ISB, por sus siglas en inglés), he visto a colegas pasar sus primeros cinco años en la profesión. Y todos conocemos ese mito sobre la mejora docente: después de los primeros tres a cinco años, no queda mucho.

Existe toda una literatura sobre la gestión de los docentes basada en la premisa de que los docentes deben ser empujados para cambiar. Como ya he dejado de ser un profesor nuevo, este pasaje sobre los maestros a mitad de carrera de Andy Hargreaves y Michael Fullan saltó hacia mí:

“Nos enfocamos en los primeros tres años para que los maestros se pongan en marcha. Y luego nos enfocamos en las personas que a veces pueden tener dificultades al final. Pensamos que podemos dejar a la gente que está en el medio sola. Sin embargo, si los dejamos solos, existe el peligro de que las cosas se vuelvan demasiado fáciles, de que no darán todo de sí. Y luego nos dirigimos hacia un final preocupante, en lugar de personas tranquilas o desencantadas o especialmente renovadas, nos encontramos tratando con reprobados y nosotros los creamos. Necesitamos enfocarnos más en los maestros en el medio y seguir desafiándolos y motivándolos".

Aunque prefiero no ser un reprobado en mi posterior carrera, tampoco siento la necesidad de que alguien me desafíe o me motive. Además de mis alumnos, por supuesto. Estoy ansioso por aprender de los demás y aprecio que mis colegas entren a mi salón en medio de la clase para ver qué sucede. Quiero escuchar consejos, colaborar en el diseño de mejores evaluaciones, reconsiderar mis decisiones en el aula.

Permítanme explicar mi desacuerdo esencial con Hargreaves y Fullan: recurrir a modelos de gestión empresarial se traduce en la construcción de modelos de gestión de profesores poco útiles. Como una de las profesiones solidarias, la enseñanza implica conocer y preocuparse por las personas a las que servimos y allí hay una novedad perpetua. Constantemente necesitamos adaptarnos a los individuos particulares que están a nuestro cuidado y al formar relaciones tenemos una fuerte motivación interna para mejorar nuestra práctica. No queremos "hacerlo mejor" en abstracto, sino hacerlo mejor por aquellos que nos importa y educamos. En otras palabras, no es necesario que nos identifiquemos con la marca y el mantra de una empresa para que podamos internalizar los objetivos de crecimiento.

Y, con demasiada frecuencia, se nos presentan los objetivos de crecimiento incorrectos: las calificaciones y las evaluaciones. Es muy posible que la cultura cuantitativa, combinada con una tendencia general a culpar a las escuelas por muchos problemas sociales y económicos, conduzca a esos "reprobados". Me pregunto si en lugar de la motivación a mitad de la carrera lo que muchas personas necesitan sea atención profesional continua.

Estudios más recientes sobre la mejora docente indican que los modelos estrechos y defectuosos centrados en los resultados de los exámenes han llevado a la idea de que los docentes dejan de mejorar después de los primeros años. De cualquier manera, adoptar un enfoque altamente evaluativo para los maestros es tan tóxico como enfocarse en las evaluaciones de los estudiantes. Anthony Cody escribe:

“Así como el estrés constante por los puntajes de los exámenes debilita el crecimiento de los estudiantes, el énfasis en la evaluación debilita el crecimiento de los maestros. No es de extrañar que muchos maestros rechacen en lugar de regocijarse con esta constante ‘retroalimentación’. El crecimiento profesional de los docentes no se ve bien si se integra en un marco evaluativo. Es mejor cuando los maestros tienen una latitud significativa para trazar sus propios caminos como individuos y como personal de la escuela. Los administradores pueden ayudar a liderar este proceso, al igual que los terceros, como el Mills Teacher Scholars. Pero el trabajo real debe ser realizado por los maestros, quienes están comprometidos intelectual y espiritualmente con este empeño. Ese compromiso no se deriva de la coerción inherente en el proceso de evaluación. Se desencadena por un liderazgo inspirador y eso viene de mejor manera de parte de los propios maestros”.

La sabiduría de la pedagogía es algo que se vive, como la apreciación de una canción o la comprensión de otra persona, no algo que podamos capturar en una declaración, marcar en una evaluación o encontrar en Google. La sabiduría de la pedagogía es comenzar desde un lugar de confianza y oportunidad, algo más fácil de decir que de vivir y es lo que los maestros también merecen.

 

Fuente: Long View On Education

Traducción: Andrea Lugo

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Coordinador de aprendizaje personal. Profesor de inglés en International School of Brussels.
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