Sabine Kreutzer: poner al niño en el centro en modelos escolares en Alemania

Sabine es una de los muchos campeones destacados por el Informe GEM en el período previo al lanzamiento de su publicación 2020 sobre inclusión y educación: todos los medios, que saldrán el 23 de junio. A su manera, y en varios países del mundo, estos campeones luchan por celebrar la diversidad de los alumnos, en lugar de ignorarla.

Sabine, directora de la escuela secundaria Marie Kahle en Bonn, Alemania, comprendió rápidamente en su carrera que la educación centrada en el niño era clave para el aprendizaje. Hace once años, cuando se fundó su escuela, decidió que los niños eran el activo más importante de su escuela y, desde entonces, su escuela ha implementado iniciativas para mantener esa idea en el centro de sus operaciones.

Bonn es una comunidad diversa, hogar de muchos inmigrantes de los condados de África y Medio Oriente. Sabine se enorgullece de recibir a 960 estudiantes en su escuela, incluidos muchos niños cuya lengua materna no es el alemán y niños con necesidades especiales.

En la escuela Marie Kahle, dos tercios del día se imparten como clases tradicionales y el tercio restante del día usa el método Dalton: las aulas son asignadas por el maestro y la asignatura sin diferencia de edad o grado. Los niños eligen con qué maestro y materia quieren trabajar y completan las tareas con la asistencia personalizada de estos maestros.

El método no conlleva costos adicionales para la escuela y ha demostrado desarrollar la autorreflexión y la responsabilidad de los estudiantes por su propio proceso educativo y su capacidad para trabajar de forma independiente. Aunque los estudiantes trabajan a su propio ritmo y en su propia tarea, todos trabajan juntos en el mismo aula. Este enfoque elimina las comparaciones entre estudiantes y hace que el aprendizaje sea atemporal; el objetivo no es ver quién termina primero o último; más bien, el objetivo es que los estudiantes se vuelvan competentes en una serie de materias al final de su tiempo en la escuela.

Los estudiantes aceptan este método ya que no se sienten presionados a terminar su trabajo a un cierto ritmo, y su objetivo es aprender. Esto también es cierto para los estudiantes con necesidades especiales. Sabine puede ver mejoras en su confianza y bienestar; no están en constante comparación con sus compañeros y reciben apoyo adicional sin darse cuenta porque cada estudiante recibe apoyo. Los maestros también ven el beneficio cuando los estudiantes eligen ir a sus clases y no son asignados previamente por un horario. Los esfuerzos y el método de la escuela no han pasado desapercibidos. En 2019, la escuela ganó el premio Jakob Muth a la educación inclusiva.

“Nos enfocamos tanto en enseñar un tema y no en lo que debe suceder para que un niño aprenda. Siempre estamos buscando una receta de 'talla única', pero eso no existe; cada estudiante, con o sin necesidades especiales, es diferente ".

Para Sabine, la educación inclusiva significa escuelas flexibles que se centran en cada estudiante y satisfacen sus necesidades, no al revés. Cada alumno es diferente. La educación inclusiva no es fácil de implementar, pero no es costosa; es una cuestión de decisión y actitud. Para lograr una educación inclusiva, el alumno y el maestro deben trabajar juntos como un equipo. Hacer una diferencia entre los maestros con necesidades especiales y los maestros regulares conduce a una mayor división entre los estudiantes y perpetúa la idea de que los estudiantes regulares son todos iguales cuando no lo son. Si pudiera implementar una medida para garantizar su inclusión en la educación, sería aumentar el tiempo de reflexión para los maestros.

Traducido por: Gabriela Flórez

Contenido publicado originalmente en la página de World Education Blog bajo licencia Creative Commons.

^{_{Imagen freepik.es}}