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Sufrimiento campesino por el inicio del año escolar

Tener un texto escolar se ve fácil, pero para una familia rural es un gasto más en enero. Una reflexión de cómo trabajar en equipo para que los estudiantes del campo tengan sus libros educativos.  

Marzo 4, 2018

Hace un tiempo escribí un texto acerca de “La Educación en manos de un ciclista”, es así como Felipe Tamayo Collins, recorre el país hablando con padres de familia, maestros y estudiantes de colegio rurales. Ahora, nos comparte su testimonio sobre su última travesía al departamento del Putumayo, al sur de Colombia.

En diciembre del año 2017, Felipe recorrió en su bicicleta dicho departamento. Al hablar con los padres de familia que se encontraba en el camino de las zonas rurales, identificó que la preocupación de éstos siempre era la misma: ¿cómo haremos para conseguir los útiles y libros de los niños para el año escolar que inicia a finales de enero de 2018?

En las principales ciudades este tema igualmente preocupa a los padres de familia. Es un problema, pero no tan complicado de resolver en los colegios urbanos, como en los de la zona rural, pues al parecer en el campo colombiano todo se complica.

En la asamblea de padres 2018 de una de las escuelas que ‘Pedalazos que Unen Pueblos’ apoya en Cundinamarca, fue cuando dimensionó el ahora gran dolor de cabeza que supone para un padre o madre campesino el inicio de clases.

La profesora, muy consciente de la situación económica, intentó pedir lo menos posible de útiles y materiales. Sin embargo, la lista de los imprescindibles es: diccionario español, diccionario ingles / español, atlas y, por último, libro de matemáticas.

Al hablar de este último libro fue que se evidenció un problema: el libro tiene un precio al público de $51.000. En ese momento una madre dijo: “yo no sé qué iré a hacer, tengo 2 niños”. Entonces Felipe quiso apoyarla contactando a la editorial que provee los libros para todo el país en colegios oficiales y privados. La respuesta que le dieron era que para las escuelas oficiales tenían un descuento especial. Al final los libros quedaron en $37.000, que nos es el ideal.

Al final pudieron comprar los libros para todos los niños de la escuela aliviándole la carga a los padres de familia que, en el mejor de los casos, logran recibir $ 900.000 mensuales que les deben alcanzar para mantener una familia compuesta por 5 o 6 integrantes.

“Si a los gastos se le suman los gastos del inicio el año escolar como libros, cuadernos, colores, lápices, morral y uniformes rápidamente entendemos que esa familia con tres hijos en edad escolar arranca el año con saldo en rojo.”

Usualmente la familia solo reúne un salario mínimo $ 781.242, a cada uno si fueran 5 le corresponden $156.248 al mes, lo cual es muy poco y si a los gastos se le suman los gastos del inicio el año escolar como libros, cuadernos, colores, lápices, morral y uniformes, rápidamente entendemos que esa familia con tres hijos en edad escolar arranca el año con saldo en rojo.

La pregunta obligada es qué hacer. Lo lógico es que un país rico, como el nuestro, corriera con los gastos de educar un niño completamente, como los establece la Constitución Nacional, en su artículo 67: “La educación será gratuita en las instituciones del Estado, sin perjuicio del cobro de derechos académicos a quienes puedan sufragarlos”. Lastimosamente, ese enunciado no es más que una utopía. Lo que sí está en nuestras manos es fomentar una cultura del ahorro y la optimización.

Sería bueno que en las escuelas rurales existiera un banco de útiles por salón, talleres de fabricación de cuadernos reciclando las hojas que sobran de los del año anterior y promover el cuidado de los libros para prorrogar su uso.  

Los maestros en cada vereda pueden apoyar estas iniciativas y, si bien algunas editoriales se verán afectadas en sus ventas al inicio de clases, ya no estarán a un año luz de distancia. Además, enero será menos negro para las familias más pobres.

Desde esta, mi bicicleta, me despido con la enorme alegría de pedalear por y para el bienestar de los más pobres.

*Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad estricta del autor.
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Abogado, con especialización en opinión pública y mercadeo político y Magíster en Educación.
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Fabián Moisés Padilla De la Cerda
Gran Maestro Premio Compartir 2016
Logré que el aprendizaje del inglés se convirtiera en una alternativa para la construcción de un proyecto de vida y el mejor aprovechamiento del tiempo libre