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Análisis de mi práctica pedagógica para una formación ética

Para la baja calidad de los trabajos utilicé una estrategia que consistió en el desarrollo de unas guías en las cuales especifiqué con claridad el producto esperado y su estructura, lo que generó unos conocimientos más sólidos en los aprendices y una conciencia social.

Mayo 6, 2015

Al reflexionar sobre mi práctica pedagógica soy consciente que el área de ética no puede limitarse al estudio de concepciones teóricas producidas a lo largo de la historia de la humanidad, sino que debe brindar la posibilidad a los estudiantes de desarrollar el pensamiento crítico a partir de metodologías que le permitan analizar diferentes puntos de vista sobre hechos y conductas (propias, de terceros, históricas y actuales) y poder comunicar tanto oralmente como por escrito los argumentos que defienden su punto de vista y/o postura.

Al principio de mis clases me centraba en la transmisión de ideas y conceptos que equivocadamente consideraba el estudiante iba a asimilar y poner en práctica, las exposiciones y trabajos de los estudiantes me permitieron evidenciar que estos se limitaban a la transcripción de textos sin análisis y a dar opiniones sin argumentos que las respaldaran. Eso me hizo reflexionar que debería mejorar muchos aspectos en la relación de enseñanza – aprendizaje ya que a pesar de que solicitaba calidad en los productos académicos, la situación descrita anteriormente se repetía permanentemente.

Esta situación concordaba con la de varios colegas del área en las reuniones que hacemos periódicamente al inicio y terminación de período académico donde se evidenciaba el poco interés de los estudiantes por los temas tratados, la falta de comprensión de lectura y el poco desarrollo de competencias interpretativas, argumentativas y propositivas, lo que en términos generales se traduce en falta de rigor en las estructuras de pensamiento y en la aprehensión del conocimiento de los aprendices.

"Para la baja calidad de los trabajos utilice una estrategia que consistió en el desarrollo de unas guías donde especifiqué con claridad el producto esperado y su estructura lo que generó unos conocimientos más sólidos en los aprendices y una conciencia social"

Frente a ese panorama decidí ajustar mi práctica pedagógica dejando la transmisión de conocimiento a un lado por una en que los estudiantes se volvieran protagonistas de sus aprendizajes a través de metodologías que les permitieran una mayor participación en el desarrollo de las clases y así poder contrastar diferentes miradas desde la academia y desde los estudiantes de situaciones concretas que se presentan en nuestro desarrollo como seres humanos. Las estrategias del aprendizaje cooperativo me permitieron atenuar el problema de la falta de exposición de criterios y argumentos de los estudiantes para fijar posiciones, para la baja calidad de los trabajos utilice una estrategia que consistió en el desarrollo de unas guías donde especifiqué con claridad el producto esperado y su estructura lo que generó unos conocimientos más sólidos en los aprendices y una conciencia social más elevada como lo demuestran las retroalimentaciones que recibo por parte de los estudiantes sobre el curso.

Un estudiante me escribió “Ya habiendo acabado este curso y sin esperar remitirme a la evaluación de profesores, quiero agradecerle de corazón sus enseñanzas, aunque no soy el estudiante más entregado, debo admitir que su materia me atrapo en cada una de sus exposiciones”. Lo cual me llena de satisfacción porque me demuestra que la reflexión sobre la práctica y los cambios introducidos empiezan a dejar ver sus frutos.

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Abogado, con especialización en opinión pública y mercadeo político y Magíster en Educación.
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Luis Fernando Burgos
Gran Maestro Premio Compartir 2001
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