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Atados a los sistemas: la maldición imparable

Espero ser parte de una sociedad de cambios, aquella en la cual la academia tenga la importancia que se merece y los saberes se consideren tan importantes como la existencia misma.

Noviembre 14, 2017

En nuestra vida y desde nuestro hogar se nos ha enseñado que estudiar es la única herramienta que tenemos para “no ser pobres”, y, de hecho, es un ideal que muchos han grabado a fuego en sus mentes.

Sin embargo: ¿Qué sucede con aquellos que buscan en la educación el aprendizaje continuo? La respuesta, por lamentable que sea, es que por lo general solo quedan remitidos a la grandeza de su ambición y a lo precario de su ilusión.

En mi vida, la curiosidad y el amor por aprender han sido una parte fundamental de mi pensamiento, pero, sería deshonesto decir que las estructuras sociales no  ejercieron  presión sobre mis ilusiones, y que en un momento tuve miedo de pensar que el buscar el saber y dar alas a mi curiosidad me jugarían una mala pasada; pero esto no significó el fin de mi búsqueda ni de mis sueños.

En el transcurso de mi vida he visto que las ilusiones humanas son vistas en mi sociedad muchas veces como una pérdida de tiempo y que lo único que importa al final es encontrar un buen trabajo que permitan vivir una vida cómoda, acoplarnos a la mediocridad y dejarnos vencer por el sistema; y resulta evidente, que estas son las ideas que acompañan la vida de muchos jóvenes samarios y también de Colombia, acabando y encerrando el libre pensamiento junto con la libertad de expresión.

Encontrar en la vida de un joven oportunidades para crecer y aprender sin estar bajo las tensiones de la vida puede convertirse en una “misión imposible”, hecho por el que crear y fomentar espacios para el libre desarrollo se convierte en un propósito fundamental y una meta indispensable.

La sociedad del ahora y los jóvenes del futuro necesitamos aprender a ver el mundo de otra manera, adentrarnos en un mar que nos empape de amor por el saber, incentivando nuestro espíritu investigador, ayudándonos a librarnos de las ataduras que nos han obligado a ver el estudio como una obligación maldita y a encontrar los ideales que nos permitan mejorar como especie y de por sí como personas.

Espero ser parte de una sociedad de cambios, aquella en donde la academia tenga la importancia que se merece y los saberes se consideren tan importantes como la existencia misma, en donde la ciencia, la investigación y la tecnología, dejan de ser ideales olvidados para convertirse en los protagonistas de la vida.

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Estudiante de grado 11 de la Institución Educativa Distrital Liceo Samario de Santa Marta
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Rubén Darío Cárdenas
Gran Rector Premio Compartir 2016
Concibo al maestro como la encarnación del modelo de ser humano de una sociedad mejor. Él encarna todos los valores que quisiera ver reflejados en una mejor sociedad.