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Bienvenido al magisterio, profe
Un mensaje para los nuevos docentes de las instituciones públicas del país
Cordial saludo, apreciado docente:
Ante todo quisiera felicitarlo por haber llegado a ser parte de éste: el servicio más importante que ciudadano alguno pueda hacer por su sociedad. Sé que sabrá corresponder a tamaña responsabilidad.
Le serán encomendados unos niños o jóvenes para su formación. Todos tienen ganas de aprender, pero (y no es un chiste) no lo saben, y para eso lo necesitan a usted: para que aprecie las capacidades que tienen todos y sepa potenciarlas. Claro, no será miel sobre hojuelas ya que algunos se resistirán como un bebé a las vacunas, pero sé que usted dará el tratamiento pedagógico más adecuado a la situación y será capaz de obtener los mejores resultados para su clase.
Tendrá un currículo que le dirán que debe cumplir, yo le recomendaría que vaya con calma, conociendo y reconociendo a sus pupilos, estableciendo una relación cercana y asertiva con ellos sin dejar de lado la exigencia de su propuesta pedagógica, a pesar de esto no la emprenda contra el que menos ‘le rinde’, no todos están en la capacidad de ser unos genios en su materia, si en lugar de decirle que “esto no es para todos” les hace ver que “todos pueden hacerlo” logrará enamorarlos de su asignatura, incluso a uno o dos de los escépticos.
Algunas veces se hará necesario recurrir a su investidura para mostrarles el camino y mantener el orden del grupo, recuerde que tener autoridad no es lo mismo que ser autoritario y que la relación entre ambos conceptos es inversamente proporcional: a mayor autoritarismo merma la autoridad. Si a usted le molesta la rebeldía y la irresponsabilidad de los jóvenes recuerde que usted y yo a los 16 años probablemente éramos iguales y como usted es el adulto y el pedagogo sabrá responder acertadamente al reto que plantean algunos estudiantes con su comportamiento. El diálogo posterior siempre deja claras las posiciones.
Algunas veces sus estudiantes le plantearán preguntas o cuestionarán algunos de sus comportamientos o palabras, no tenga miedo en reconocer cuando se equivoque o desconozca, enséñele a sus estudiantes que usted no es un diccionario ambulante ni una máquina y que hay cosas en las que se puede equivocar porque es humano, ellos, seguramente aprenderán también a reconocer sus errores y le tendrán más respeto a usted por su honestidad.
Recuerde que tener autoridad no es lo mismo que ser autoritario y que la relación entre ambos conceptos es inversamente proporcional
Este trabajo tiene un gran componente apostolar, eso no quiere decir que usted tiene que ser necesariamente un dechado de virtudes ni que tenga que renunciar a su vida social, deberá tener un poco más de cuidado, eso sí, porque sus estudiantes, generalmente, le tomarán como punto de referencia para su comportamiento. Algunas veces su preocupación por los problemas familiares y sociales de sus estudiantes puede llevarlo más allá de sus límites como docente, cruce esa línea lo menos posible porque muchas veces será más perjudicial para usted, creo que con el trabajo que desarrolla en el salón de clase, con la motivación y la dedicación que les pone a los jóvenes en su lugar de trabajo será suficiente para cumplir con su misión.
Para finalizar me permito darle un consejo: cuando despierte sin ganas de ir a trabajar, como me pasa tantas veces, piense que maestros como usted o como yo podemos hacer la diferencia para miles de jóvenes y niños que merecen un mejor futuro, que siempre habrá algo que enseñar y algo que aprender y que el crecimiento personal y profesional de un docente se da en las aulas y no propiamente en las de la universidad. Bienvenido al magisterio, bienvenido a la educación pública colombiana.
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