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¿Cómo aplicar la educación emocional dentro y fuera del aula de clases?

La meta es clara: desarrollar la personalidad de los estudiantes y que sepan comprender las emociones que experimentan.

Julio 24, 2019

Hasta hace poco se vinculaba el concepto de inteligencia a la capacidad cognitiva de memorizar o tener habilidad en algunas disciplinas. No obstante, las emociones y la gestión que hacemos de ellas se pasaba por alto, y por tal motivo surge la educación emocional, que tiene como claro objetivo reconocer las reacciones y emociones para posteriormente solventarlas.

Podría decirse que la inteligencia emocional se complementa con la inteligencia cognitiva, por eso en muchas instituciones educativas se está implementando la asignatura de Educación Emocional, con la meta clara de desarrollar la personalidad de los estudiantes y que sepan comprender las emociones que experimentan. 

En la vida adulta, los estudiantes se encuentran con otra forma de ver la vida y la educación emocional puede variar. Dentro de la formación en las instituciones educativas es constante enfrentarse con estímulos que hacen reaccionar y se reflejan en el comportamiento. 

Cómo aplicar la educación emocional

Los expertos han estudiado la educación emocional y sus posibles aplicaciones dentro del ámbito educativo, con el fin de evitar conflictos y mejorar las condiciones de los estudiantes: 

  • Aprender a distinguir capacidad intelectual de emocional: desde pequeños nos educan en que la capacidad intelectual es lo más importante para triunfar, por lo que tenemos un concepto de “inteligente” un tanto distorsionado. Es necesario aprender en qué consisten los dos conceptos para encontrar el equilibrio y no crearnos pensamientos negativos acerca de nuestra manera de comportarnos.
  • Controlar las emociones: no es fácil dominar tu estado de ánimo y más cuando sufre altibajos o si eres una persona compulsiva. Aprender a no dejarse llevar por ellas y a ser objetivo es una de las metas implementadas en la inteligencia emocional, además de que nos evitará muchos dolores de cabeza. 
  • Observar el comportamiento de los demás: cuando interactuamos con el resto de personas, a veces adquirimos su mismo comportamiento para bien o para mal. Debemos quedarnos con los aspectos buenos de la personalidad, para poder aprender a ser empáticos. 
  •  Empatía social: ser empático es clave, ya que nos hace mejores personas y es el canal principal para entrar en contacto con lo que sienten las personas del entorno. Aprender a escuchar, ponerse en su lugar y comprenderlos es uno de los ejercicios más importantes dentro de la educación emocional. 
  • No juzgar las emociones: pues son las que dan información sobre lo que ocurre alrededor, por eso es importante que tenerlas en cuenta y aprender a analizarlas. 

Image by Анастасия Гепп from Pixabay

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