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¿Cómo decidí ser maestra?
Ser docente, más que ser una profesión, es una vocación.
Desde pequeña mis padres tomaron la decisión de ingresarme a la institución “Escuela Normal Superior María Auxiliadora de Santa Marta” con el objetivo de que obtuviera una educación de calidad; ellos tenían planeado verme en un futuro como una excelente maestra y como la Normal brinda esta oportunidad, fue otra de las razones por la cual concluyeron que su hija debería estudiar ahí.
En mi recorrido por la Normal no tenía el mismo pensamiento de mis padres, puesto que la escuela Normal es una institución exigente en el que las estudiantes deben ser muy dedicadas durante su formación; muchas veces terminaba agotada dando lo máximo de mí para lograr trabajos exitosos. A medida del tiempo mis compañeras y yo conocimos a ex alumnas que salieron adelante debido a que le brindaron una excelente educación y las bases, y exigencias de la normal les sirvieron mucho para llegar donde están. Entonces decidí trabajar con mayor esfuerzo porque al salir de la institución tenía planeado para mí, un futuro exitoso gracias a la motivación que me dieron ellas.
Cuando estaba en finales del grado decimo mis padres me hablaban sobre la docencia, que debería aprovechar la oportunidad que me brinda la normal (Programa de Formación Complementaria) para estudiar esta carrera, sin embargo, sentía que si la escuela en bachillerato y primaria era exigente no me imaginaba estando en ese nivel, creía que era una carrera que no brinda oportunidades económicamente y en un futuro sería fatigoso. Entonces como me encontraba en grado 10, me tocaba hacer observaciones a las estudiantes de primaria lo cual me gustó, me sentía motivada a pasar al grado 11º y realizar mis primeras prácticas y desarrollar actividades divertidas para enseñarles a las niñas. Sin embargo, aun así pensaba que la docencia no sería mi mejor opción.
Cuando llegué a undécimo empecé mis prácticas y lo hice muy bien de tal manera que mis notas eran altas y me sentía satisfecha con lo que daba durante las clases, siempre tratando de mejorar. Ya me encontraba a final de año y debía decidir que estudiar, si presentarme en la universidad o seguir la propuesta de mis padres. Me encontré en un dilema, principalmente, porque no sabía en qué carrera inscribirme. No había nada que me gustará. Decidí hacer el examen y escogí inclinarme por negocios internacionales como primera opción, de segunda puse contaduría (en estas dos no me iba nada bien, si pasaba el examen lo tomaría como un reto para mi vida) y de tercera opción puse licenciatura en preescolar; cuando estaba haciendo el examen de admisión pensé nuevamente en el programa, en un momento quise salirme y decidirme de una vez por hacerlo, puesto que me había ido bien en prácticas, me sentía a gusto, cómoda, pero no lo hice, lo termine.
Me tocaba terminar la última práctica y puedo decir que fue la mejor, me preparare muy bien y fue la nota más alta de todas las que había tenido. Después una de las maestras de pedagógicas nos brindó una charla de la importancia de ser maestra lo cual me motivo mucho más y no pasé en la universidad, sentía que todos se ponían de acuerdo para que me decidiera y sí, así fue creía que no me sentía bien en otro campo y que cada vez que tenía que dar clases me gustaba más. Entonces, me decidí a hacer el programa de formación complementaria, y en cada clase me enamoro más de esta vocación. Ahora, mi objetivo es transformar la sociedad e incidir en la educación de los niños para que tengan una educación de calidad.
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