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¿Cómo podemos formar humanamente al sujeto educable?

La docencia como práctica social compleja y formal asume el importante encargo de configurar una especie de bisagra o punto de unión entre los seres humanos y la realidad.

Enero 14, 2020

La docencia como práctica social compleja y formal asume el importante encargo de configurar una especie de bisagra o punto de unión entre los seres humanos y la realidad.

Para conquistar calidad o aprobación social, la docencia convoca dos (2) elementos: el conocimiento, que favorece la formación académica como también el desarrollo personal y social de los sujetos educables (el mismo debe surgir de la actividad humana  material – social y los avances de la ciencia – tecnología); el saber pedagógico, considerado fundamento del ejercicio docente, donde se generan didácticas, mediaciones, métodos, estrategias, etc., en el aula o en el escenario educativo, pero también llama a la articulación entre ambos (conocimiento y saber pedagógico) que deriva en una mente y un accionar abierto del docente y lo aleja del conformismo profesional (entendido como la superación del arte de enseñar, así como le enseñaron a él).

Para que –en “verdad”– la docencia actúe como bisagra, debe comprender que el pensamiento se ha desarrollado en dos (2) corrientes que se consideran contrarias: una que otorga fuerza a la ontología, conocimiento del ser, tratando de dar respuesta a los fundamentos conceptuales de la realidad y la manera de cómo la persona ejerce relación con ella; otra que otorga fuerza a la epistemología, o sea aquel lugar donde se debate de forma rigurosa (precisa – profunda – particular) el problema de la verdad, hoy llamada validez porque reviste de formalidad los marcos de referencia que fundamentan las prácticas (praxeología).

También la docencia debe comprender que en cuestiones del ser, se ha dado mayor relevancia a la vida intelectual o episteme sobre la acción moral y política o praxis y sobre la producción o poiesis. Para solventar esta perspectiva se sugiere configurar la enseñanza iniciando por un aspecto praxeológico, esto quiere decir tener en cuenta la actividad humana material y social de vivencia y futura transformación de la realidad objetiva, de la naturaleza, de la sociedad y del hombre mismo; todo dependerá del campo de conocimiento asumido, por ejemplo: el dominio del juicio, del arte, de la tecnología, la técnica, de la estética, entre otros; lo que proporciona al docente información de tipo fenomenológico o conocimiento ligado a la sensibilidad (sentidos y sentimientos) del estudiante. Lo anterior le permitiría avanzar a la solución del siguiente interrogante: ¿Cómo se encuentra habitando el mundo dicho estudiante?

Para solucionarlo se sugiere iniciar el proceso de enseñanza con un ejercicio de deducción que mostraría de qué manera el ser humano se enfrenta a la realidad. Por ejemplo, en el caso de una niña que acompaña a su madre al supermercado, le hace la siguiente pregunta: Mami, ¿por qué demoras tanto tiempo en escoger el atún? A lo que la madre responde: Porque algunos están contaminados con mercurio.

La niña se enfrenta a su realidad de manera exógena. Ella identifica un transcurrir en el tiempo que le genera ansiedad porque su madre no toma una pronta decisión. A través del diálogo surge una poderosa inquietud (contradicción según Hegel, obstáculo según Bachelard), que se presenta con el término contaminación, motivando un segundo momento de inducción: Mami, ¿qué es contaminación? - Es una especie de suciedad o materia indeseable en el alimento que nos puede enfermar, responde la madre.

Aquí el ser humano inicia la confrontación de elementos sencillos, “Atún à contaminación”; lo que puede dar pie a la elaboración de una hipótesis tipo causa: el atún se contaminó por haber ingerido el mercurio (como lo había planteado su mamá); también se comienza un proceso de abstracción cuando se identifican las cualidades, propiedades, características, indicadores, en este caso de cualquiera de los cuatro (4) conceptos asumidos: atún – contaminación – mercurio – enfermedad, según el contenido del diálogo.

Una pregunta genera la articulación de todos los conceptos provocando la aparición del siguiente interrogante: ¿Cómo nos podemos enfermar con el atún? De acuerdo con la madre: Nuestro metabolismo se puede alterar provocando malformación en los cromosomas.

Se genera entonces un tercer momento de relación (dialectizar), lo que puede favorecer que el ser humano (niña) estime la magnitud del evento, del suceso, de la situación o alcance del sentido. Este momento puede ser más complejo puesto que aparece en la comunicación otro elemento: los cromosomas.

Se sugiere la culminación del proceso enseñanza – aprendizaje con un momento de valoración donde el ser humano realice una vigilancia axiológica, asuma una posición o postura crítica sobre el proceso, elabore un juicio de valor, etc., que lo lleve a plantear una nueva forma de actuación, una nueva afirmación, una nueva intervención, entre otros: ¿Mamá que podemos hacer para evitar la contaminación? - No se debe utilizar el mercurio para fabricar termómetros o para limpiar el oro, sentencia la madre.

Los anteriores momentos ratifican que la docencia debe hacer esfuerzos y tener como propósito, para favorecer la formación del sujeto educable, el abordaje axiológico (o sea la sensibilidad y el querer planteados anteriormente), cuya función primordial sea la vigilancia de la praxeología o producción material del hombre, asegurar la conciencia del bien, la virtud, el valor, la dignidad, la credibilidad, lo admisible, lo bien fundado.

 


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Docente de la Institución Educativa María Auxiliadora (Cartago Valle del Cauca) en las áreas de Ciencias Naturales y Biología
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Jaqueline Cruz Huertas
Gran Maestra Premio Compartir 2000
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