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Construir saberes pedagógicos a partir de la práctica reflexiva docente

Cómo se lleva a cabo la reflexión docente tomando como punto de referencia el modelo dialógico que se ha propuesto en los documentos normativos del Ministerio de Educación del Perú.

Abril 20, 2021

La reflexión docente desde la práctica profesional implica procesos dialógicos que parten de una experiencia situada en la cognición de creencias, teorías y valores que tienen sentido en la experiencia de cada docente al interactuar en el aula con sus estudiantes. A continuación, presento algunas reflexiones acerca de cómo se genera el camino de la reflexión docente desde dos procesos claves que son la deconstrucción y la reconstrucción de la práctica pedagógica. El propósito del presente escrito es compartir y describir de manera breve cómo se lleva a cabo la reflexión docente tomando como punto de referencia el modelo dialógico que se ha propuesto en los documentos normativos del Ministerio de Educación del Perú, abordando como complemento las características con las que se deben formar los docentes, en términos de desempeños.

Según Restrepo (2014), la enseñanza es el resultado de una actividad reflexiva generada por los docentes, quienes le dan sentido al currículo con sus valores, conceptos y teorías, elaborando sus saberes pedagógicos o un “saber hacer en pedagogía” que se refleja en la práctica pedagógica. En otras palabras, la docencia es una profesión que se afirma en el trabajo cotidiano; de allí su capacidad intrínseca para la reflexión profesional.

La reflexión docente desde su práctica, supone un proceso cognitivo activo y deliberativo, en el que, a partir de situaciones y problemas reales en el aula, se desencadenan una serie de pensamientos que implican un ordenamiento de ideas, basadas en la observación y en la ponderación de alternativas para actuar en la realidad misma (Lamas y Vargas-D’Uniam, 2016).

Según el Marco de Buen Desempeño Docente*, la profesión docente integra una dimensión reflexiva que se complementa con otras dimensiones (colegiada, ética y relacional). De hecho, los docentes deben superar su rol “tecnicista” o del cumplimiento de su trabajo reducido a lo burocrático, para convertirse en agentes del cambio que pongan de manifiesto su propio escrutinio sobre sus saberes pedagógicos, reflexionando desde la práctica para desarrollar habilidades y conocimientos que aseguren los aprendizajes de los estudiantes (MINEDU, 2014).

Por otra parte, en el Marco de Buen Desempeño Docente (MBDD), en el dominio 4, que aborda el “Desarrollo de la profesionalidad y la identidad docente”, en la competencia 8, se señala: “Reflexiona sobre su práctica y experiencia institucional y desarrolla procesos de aprendizaje continuo de modo individual y colectivo, para construir y afirmar su identidad y responsabilidad profesional”. Allí se definen las actuaciones observables o “desempeños” que los docentes tendrán que dirigir para desarrollar una actitud reflexiva. Estos desempeños son: a) La reflexión en comunidades de profesionales sobre su práctica pedagógica e institucional, b) La participación en experiencias significativas de desarrollo profesional en concordancia con sus necesidades, y c) La participación en la generación de políticas educativas de nivel local, regional y nacional (MINEDU, 2014). Como se puede apreciar, el proceso de reflexión docente implica una actitud colaborativa que permite aprovechar espacios de diálogo para compartir las experiencias, por medio de la discusión y el apoyo colegiado. De esa manera se establecen mejoras en las estrategias de intervención pedagógica.

Cuando se refiere a los procesos de deconstrucción y reconstrucción de la práctica pedagógica, estas se relacionan con la elaboración del saber pedagógico como producto individual y social, tras haber atravesado un ciclo de reflexiones continuas, donde los supuestos son develados, desde las creencias o “teorías implícitas”, que son construcciones primarias en la cognición, que determinan muchas veces la dirección de la enseñanza en la práctica educativa, por lo que el circuito didáctico (propósitos, contenidos, estrategias, recursos y evaluación) se impregna desde lo que sabe por experiencia por lo que podría explicitarse en un modelo teórico, conceptual o técnico que pertenece al campo educativo (Condori, 2019).

Los procesos de deconstrucción y reconstrucción parten de un escenario metodológico potente que es la “investigación-acción” educativa. Como señala Restrepo (2004), en el ejercicio profesional docente, la deconstrucción comienza con la crítica y la reflexión profunda del quehacer pedagógico o la práctica situada, identificando las teorías que presiden en ella y la razón de ser de las tensiones que enfrenta en las interacciones con los estudiantes. Una vez, reconocidas las dificultades de la práctica anterior, se incursiona en el diseño de una nueva práctica para ensamblar una propuesta que se apoye en conceptos y prácticas desde teorías pedagógicas vigentes. En efecto, la reconstrucción demanda la búsqueda de concepciones pedagógicas basadas en la evidencia, que serán útiles en los procesos de adaptación que acerque la teoría y la práctica, para elaborar saberes prácticos pertinentes con la realidad de la escuela y las necesidades de los estudiantes (Ver figura 1).

Figura 1. Procesos de deconstrucción y reconstrucción en la práctica reflexiva docente.

Estos procesos de deconstrucción y reconstrucción se pueden llevar a cabo a través del desarrollo de determinadas estrategias formativas de acompañamiento pedagógico, entre ellas las visitas al aula. Esta estrategia se realiza durante y después de una sesión de clase en la cual el docente asesor o “acompañante” recoge evidencias de la práctica pedagógica para establecer una intervención reflexiva, llegando a identificar los logros y dificultades que permitan orientar el compromiso de reajuste de la práctica del docente “acompañado”, en base a las brechas encontradas en su experiencia de enseñanza y a las necesidades de aprendizaje de los estudiantes.

Las visitas al aula brindan el espacio y la oportunidad para establecer el diálogo reflexivo y la retroalimentación con el docente. Este diálogo reflexivo se desarrolla en tres momentos: a) El diálogo de apertura; b) El diálogo de reflexión; y c) El diálogo de compromiso de mejora. Estos momentos corresponden al modelo propuesto por el ente central (MINEDU, 2017). El proceso dialógico descrito en sus momentos implica conectar con el docente acompañado, invitándolo a describir y argumentar lo ocurrido en la sesión. Luego, a partir de las evidencias recogidas en el aula, se inicia el proceso de deconstrucción, identificando las dificultades de la práctica docente, e invitándolo a reflexionar las premisas y valores detrás de su práctica, y utilizando una nueva perspectiva que lo lleve a reflexionar las limitaciones y potencialidades de su enseñanza. De esta manera, podrá construir un saber pedagógico “reflexionado” de manera dialógica e intersubjetiva para tomar decisiones de mejora.  Por último, a la luz de la construcción del nuevo saber, se establecen cursos de acción identificando qué aspectos de su práctica deberá modificar o mantener para ponerlo a prueba en el aula. De esta forma, y con el seguimiento respectivo, si funcionan las alternativas, incorporará este saber “descubierto” como parte de su repertorio de prácticas (MINEDU, 2017).

La reconstrucción de la práctica pedagógica, como resultado del análisis reflexivo y la aproximación teórica relacionada con ella, conlleva a la elaboración de propuestas de solución sobre, a) qué se podría hacer diferente, b) cómo podría hacerse, c) qué se debe mantener (MINEDU, 2018). El rol del docente reflexivo debe poner de manifiesto su capacidad para la acción y la transformación del entorno educativo, estableciendo un nuevo marco de comprensión que restablezca el ejercicio pedagógico y le dé el estatus de calidad y profesionalización.

*El Marco de Buen Desempeño Docente (MBDD) es el documento que guía el diseño y la implementación de la política de formación, evaluación y desarrollo docente en el Perú, definiendo los criterios para la buena enseñanza en el marco de las tres políticas públicas priorizadas por el Ministerio de Educación: aprendizajes de calidad, desarrollo docente con base en criterios concertados, y modernización de la gestión educativa. Para mayor detalle ingresar a este enlace.  

Contenido publicado originalmente en el blog de nuestro aliado Práctica Reflexiva.

 


Imagen Charles Deluvio on Unsplash

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Escrito por
Consultor en educación. Experto en gestión de la educación. Colaborador de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva. Lima, Perú.
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