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Creación de estrategias de empoderamiento en maestros desde el conflicto armado en Colombia
Al crear nuevas didácticas para enseñar, se está haciendo evidente el empoderamiento del docente en el aula y con un tema tan delicado como lo es la guerra.
Desde los inicios del conflicto armado en Colombia, en la década de 1960, toda la sociedad colombiana se vio afectada directa o indirectamente con esta guerra interna. Por este motivo, uno de los sectores en los cuales se reflejan consecuencias es el sistema educativo, sobre todo, la escuela.
De aquí que, el docente no tenía la libertad de “pensarse a sí mismo en el ejercicio de un quehacer histórico-cultural” como afirmó Bermúdez, J & Fandiño, Y. (2015), debido a que tenía que ser cuidadoso con sus posturas o maneras de ver la vida. Por esta razón, los docentes durante mucho tiempo no pudieron empoderarse de su profesión, sólo hasta que la guerra en Colombia se apaciguó un poco; a partir de todo esto se puede decir que la historia del conflicto armado exige crear estrategias de empoderamiento en los maestros.
La historia del conflicto armado nos permite como docentes “hacer consciencia de nuestra historia”, como lo explicó el profesor Carlos Arturo. También, la manera en la que se está creando el museo sobre la guerra en el Centro de Memoria da ideas didácticas para que los maestros creen a partir de esta actividad sus propias representaciones y/o actividades para enseñar de una manera más “bonita” la historia del conflicto.
Al crear nuevas didácticas para enseñar, se está haciendo evidente el empoderamiento del docente en el aula y con un tema tan delicado como lo es la guerra; el empoderamiento, en este caso, sería la reflexión que el maestro hace en su práctica para así adaptarse y adaptar su quehacer en un país que tiene una realidad que ha ido cambiando y cada vez es más dinámica.
Por otro lado, el enfrentarse al reto del post-conflicto hace que los maestros deban vivir en constante acción-reflexión-acción, lo que se puede ejemplificar con la historia de Pinocho o la fabricación del sujeto, porque para educar a otros (estudiantes) sobre un tema tan delicado como la guerra, debe dejarse de lado nuestras propias creencias, es decir, hay que romperlas para construir y ayudar a los niños y jóvenes a construirse de manera independiente/individual, sin necesidad de que como pinocho sean marionetas que van por el mundo haciendo o diciendo lo que otros han sembrado en sus mentes.
La idea de reflexionarnos a partir de previas acciones es mejorar las acciones futuras y ayudar a otros a tener una visión más global de lo que fue el conflicto y no sólo hacer polarización. Añadir aquí la idea del empoderamiento
Así mismo, el hecho de estar en la búsqueda para que la profesión docente deje de verse subvalorada, y con esto también me refiero a que se menosprecia el compromiso social e intelectual del docente; la formación permanente que mencionó Bermúdez, J & Fandiño, Y. (2015) es otra estrategia que ayuda al maestro porque lo guía a producir saberes, a ser un gestor cultural, y a ser un mediador entre ciencia, tecnología y sociedad.
De esta manera surge el empoderamiento. Esta estrategia se puede ligar fácilmente al tema del conflicto armado porque el hecho de producir saber impulsa al maestro a investigar más sobre lo que ocurrió y el cómo llevarlo a un aula de clase sin que afecte a los estudiantes; además, el ser gestor cultural lo ata a enseñar todo lo que alguna vez nos hizo daño; y también, el ser mediador entre ciencia, tecnología y sociedad le abre las puertas para usar e incentivar el uso de herramientas tecnológicas con el fin de enseñar la historia del conflicto desde una manera alejada de los libros y haciendo todo más interactivo, un ejemplo de esto es la página web del Centro de Memoria Histórica que nos brinda la opción de hacer una travesía por la historia violenta de Colombia de una manera más amena.
Finalmente, la historia del conflicto armado en Colombia por más terrible que sea siempre será una manera de recordarnos lo afortunado que somos al tener la posibilidad de seguir con vida y poder contarla.
Esto, lo digo como víctima del conflicto y como docente en formación que cree que el conflicto sí es, a pesar de todo, una herramienta con la que podemos empoderarnos de nuestra profesión y hacer cada vez un mejor país, dejando de lado el odio y el rencor para buscar la formación de mejores ciudadanos que no olvidan su historia, ni la de sus ancestros.
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