De la mano de la transformación pedagógica: la lectura como recurso

Dentro de la profesión docente existe una amplia gama de componentes importantes que debemos aplicar y estimular en los diferentes contextos educativos que la profesión encuentra. Uno de los principales componentes es la práctica pedagógica y su estrecha relación con la lectura, que en este punto, resulta ser una mediadora para construir, transformar e interpretar el saber que el docente adquiere en su práctica. La lectura bien sea critica, analítica, reflexiva, etc. Le permite al docente crear y crearse, en palabras de Larrosa (2003), se trata de pensar y ver la lectura como algo que nos transforma y nos forma.

Además, en el ejercicio de la lectura como construcción de saber y conocimiento pedagógico, se comparte, se conversa, se discute, y se analizan diferentes posturas y pensamientos. Estas derivaciones de la actividad lectora, le permiten al docente tener un empoderamiento de sus ciencias y de sí mismo, permitiéndole un mejor desarrollo de sus lecciones o planes de estudio, y a través de dichas mejoras poder valorar y apreciar el trabajo de sus estudiantes desde perspectivas distintas.

El análisis de la lectura, no solo la textual, sino la universal, la que se hace con todos los sentidos del cuerpo y en todo momento, le permite al docente crear una reflexión de su labor al momento de leer textos, y de leer a sus estudiantes como sujetos concretos, con una historia y un conocimiento propio. Esta reflexión le permite al docente socializar y generar la transformación lectora, dándole un sentido y una apertura a nuevos conocimientos e imágenes que pueden mejorar o empeorar su labor y relación con su ámbito académico.

Por otra parte, así como la lectura nos permite transformarnos en docentes analíticos, debemos generar desde dicha lectura la transformación de nuestra práctica pedagógica, articulando ésta en el empoderamiento, desarrollo y dominio de los saberes adquiridos durante la formación pedagógica. Por ende, en la formación creada a través de la lectura, lo importante es analizar e interpretar el texto, como diría Larrosa (2003) “En la formación como lectura lo importante no es el texto sino la relación con el texto.”.

Finalmente, la apropiación del saber pedagógico y de la lectura debe ser el formato, que como docentes, debe ser aplicado en los contextos educativos para obtener o cambiar las visiones que tenemos sobre nuestra labor, y poder tener autonomía de convertirnos en docentes intelectuales, capaces de realizar algo valioso con el saber que tenemos, yendo más allá de la enseñanza de nuestras asignaturas y creando perspectivas de cambio en los estudiantes.