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Docencia en zona rural: Una nueva experiencia, una nueva mirada

Nuevamente de frente con la realidad a la cual me quiero enfrentar y deseo transformar. 

Noviembre 1, 2017

Por fin había llegado el día esperado, esta jornada sería diferente e inicio de manera distinta. El estado del clima de aquella mañana se caracterizó por estar acompañado de una fuerte brisa que soplaba hacia la dirección a la cual me debía dirigir, dejando claro que algo más allá de lo que podía entender hasta ese momento, me necesita en ese preciso lugar.

Este primer día de mis segundas prácticas había sido tan anhelado y esperado que parecía irreal que unos pocos minutos me encontraría en esa pequeña pero maravillosa escuela. Aún no podía creer que ya estaba en camino para llegar a aquella zona rural que se encuentra un poco alejada de Santa Marta (ciudad en la que resido). Y allí está el plantel educativo que se encuentra ubicado en el hermoso corregimiento de Bonda, específicamente en la vereda el Curval, caracterizada por poseer a sus alrededores una extensa vegetación que permite percibir en este lugar un ambiente acogedor para cualquier visitante y morador de la zona.

Durante estos dos últimos semestres había tenido la oportunidad de adquirir diversos conocimientos que, según las maestras de la institución en la cual me encuentro formándome, serían esenciales para afrontar este nuevo reto. Hasta ese momento solo llevaba en mi cabeza una serie de teorías con las cuales debía trabajar para colocarlas en práctica según las circunstancias que iba viviendo, pero ¿será posible creer que todas aquellas teorías si me permitirían solucionar conflictos, mejor el aprendizaje de los niños o su comportamiento? Hasta ese momento era imposible responder este cuestionamiento.

La llegada a esa institución fue mejor que la última vez que había estado: los niños de preescolar hasta quinto me recibieron con una gigantesca sonrisa y un caluroso abrazo.

Al pasar los días pude identificar y ratificar la importancia del quehacer maestro para transformar vidas, en este caso los cuatro docentes de aquella institución, encargados de guiar los procesos formativos de los educandos, eran definidos como seres asombrosos que se preocupan continuamente por la formación integral de los estudiantes que, además, intentan brindar   incesantemente un ambiente de aprendizaje que permitiera fortalecer cada uno de las habilidades de cada infante perteneciente a la escuela.

Un docente debe ser capaz de brindar a sus estudiantes soluciones prácticas y creativas que le permitan establecer un rol de mediador entre el educando o los educandos si existen diferencias que conlleven a un conflicto. En zona rural se necesitan maestros investigadores, cuyas aulas se conviertan en aquel laboratorio permanente.

Trabajar en zona rural requiere de un mayor compromiso por parte de docentes, buen manejo de relaciones con los padres de familia, los cuales en muchas ocasiones olvidan la importancia que los mismos tienen en el desarrollo integral de sus hijas/os.

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Escrito por
Estudiante de la Institución Educativa Escuela normal superior María Auxiliadora de Santa Marta, I semestre.
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Hoguer Alfredo Cruz Bueno
Gran Maestro Premio Compartir 2009
Logré vincular el aula y la comunidad rural a través de expediciones que marchaban tras la huella de la cultura local en tertulias de lectura que se convirtieron en lugares de encuentro entre los padres, los hijos, los textos y la escuela.