Educación como derecho fundamental en Colombia: ¿realidad o ilusión?

Esta reflexión lejos de hablar de un enfoque pedagógico, de metodologías o de innovación, trata sobre lo verdaderamente importante de la educación: la educación como derecho fundamental.

Y sí; todos sabemos que la educación es un derecho fundamental al que todo colombiano y colombiana debería tener acceso, pero la realidad es otra. En Colombia la calidad educativa es cuestión de estatus social; es decir, el pobre tiene educación pobre y el rico tiene educación rica, negándole la oportunidad a millones de niños y niñas colombianas de progresar y de salir de los círculos de pobreza y miseria, y no solamente eso, también eliminando uno de los objetivos más grandes que tiene la educación en cualquier país que es el generar movilidad socioeconómica, y la construcción de una sociedad desde el conocimiento.

Hoy Colombia es uno de los países que tiene un desempeño deficiente en pruebas como PISA; y aunque yo no soy amante de las pruebas; éstas si son necesarias y sirven de espejo de la realidad que atraviesa el país en materia de educación.  Una realidad que habla por si misma: brechas de aprendizaje abismales entre los niños de la Colombia rural y la Colombia urbana; intensificada en tiempos de pandemia por la falta de acceso a recursos tecnológicos y a conectividad, altas tasas de desempleo; no sólo por falta de trabajo sino también por la preparación anticuada y descontextualizada de los jóvenes; que no han sido preparados por las universidades para los retos que actualmente demanda el mercado laboral, la corrupción en la educación; mal de toda Colombia, pero absolutamente inadmisible en la educación; la educación es sagrada, y para cerrar este breve resumen de males, encontramos a la desidia de la mayoría de los agentes educativos ante una educación obsoleta, desactualizada e ineficaz.

Cuando me refiero a lo obsoleta, desactualizada e ineficaz de la educación colombiana es porque aunque se han realizado algunas reformas; éstas han sido más cosméticas y no de fondo como se requiere; por ejemplo; trabajar arduamente en el diseño e implementación de un currículo pertinente que tenga en cuenta las necesidades de la población estudiantil, docentes y directivos;  equitativo; que brinde a todos y todas oportunidades de desarrollo y de mejora de calidad de vida y accesibilidad; que no se quede ni un solo niño/niña, adolescente y joven, sin estudiar.

Pero, ¿cómo lograr una educación de calidad, equitativa y transformadora de sociedades?

En mi opinión es de vital importancia generar una cultura del conocimiento y de la educación desde el gobierno nacional y las regiones, hacer un estudio a conciencia de la situación real del país y luego de manera diferenciada en las regiones e implementar políticas publicas que pongan en primer lugar la educación y no los intereses políticos, trabajar colaborativamente y de  manera transversal con diferentes carteras  y ministerios del gobierno para poder generar esos cambios que tanto se necesitan, por ejemplo la mejora del PAE para mitigar el hambre y garantizar comida a los niños y niñas de escuelas públicas, formación integral y forjadora de calidad de vida digna; es decir aumentar el empleo de calidad a partir de la educación, cobertura educativa, formación para la tecnificación del campo, conectividad, capacitación docente si o si, y, la tan solicitada gratuidad universitaria, que si debe ser; que conozco la universidad pública como estudiante y como docente; sin embargo esta gratuidad debe ir acompañada de esas reformas de fondo, desde la raíz del problema, porque si estas medidas no se ejecutan, esa gratuidad universitaria, queda como una reforma superficial y ciertamente populista; es decir universidad gratis y de calidad.

Por otro lado, es crucial fomentar la formación técnica y tecnóloga; darle el valor que merece y mejorar su percepción laboral y remunerativa; para que así todos puedan estudiar y vivir de lo que les gusta y no de lo que les tocó estudiar; o simplemente no estudiar y acudir al rebusque, aumentando la tasa de informalidad laboral y/o el famoso traqueteo, robos y demás, elevando la tasa de criminalidad; todos males de la sociedad; los cuales se solucionan con educación.

Para finalizar les dejo este apunte: “La educación en Colombia dejará de ser un privilegio de pocos, cuando sea liderada por personas que fomenten el conocimiento y no el analfabetismo funcional”.

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