El cine como una herramienta más de aprendizaje en el aula

En las últimas cuatro décadas el mundo ha evolucionado de manera vertiginosa: los grandes avances científicos han hecho que nuestra manera de vivir se transforme en forma radical. Han desaparecido viejos paradigmas y surgido otros, los cuales debemos enfrentar para estar en consonancia con la nueva realidad cambiante que se vive. Por lo mismo, sabemos que es necesario redefinir la educación para adaptarnos a estos nuevos tiempos: ¿Cuándo se aprende? A lo largo de toda la vida ¿Dónde se aprende? En todas partes y no solo en el aula ¿Quién enseña? Todos enseñamos y no solo los profesores.

Los medios de comunicación audiovisuales han hecho más accesible información de todo tipo: son fuente de conocimiento. El cine es un medio de comunicación y al mismo tiempo es arte, espectáculo y pensamiento. Se puede afirmar que actualmente se ve más cine que en otras épocas. Esto significa que nos hemos acostumbrado a “leer” con facilidad el lenguaje audiovisual.

Los medios de comunicación audiovisuales han hecho más accesible información de todo tipo: son fuente de conocimiento. El cine es un medio de comunicación y al mismo tiempo es arte, espectáculo y pensamiento. Se puede afirmar que actualmente se ve más cine que en otras épocas. Esto significa que nos hemos acostumbrado a “leer” con facilidad el lenguaje audiovisual.

Esta masificación se ha dado desde la visión del cine como un mero espectáculo: un engranaje más de la industria del entretenimiento que siempre está buscando productos de fácil entendimiento, de alta rentabilidad económica y, de ser posible, de calidad.

Pero el cine es algo más que entretenimiento. El cine es un arte y por lo tanto es polisémico, o sea, que puede ser visto, interpretado, apreciado, analizado, disfrutado, realizado... desde diferentes miradas sin que una mirada anule a la otra, sino que la complementa. Todo esto, hace que pueda ser apreciado como un producto cultural, entendiendo como cultura la idea que engloba al mundo del pensamiento, a los conocimientos filosóficos, literarios y artísticos de una sociedad.

Es difícil descubrir un solo tema o núcleo de contenidos que no esté tratado de alguna forma en el cine. Siempre es posible encontrar películas (o documentales), que permitan su utilización como punto de partida en un debate, o como rasgo, dato o documento en una investigación o estudio.

Pero el cine es algo más que entretenimiento. El cine es un arte y por lo tanto es polisémico, o sea, que puede ser visto, interpretado, apreciado, analizado, disfrutado, realizado... desde diferentes miradas sin que una mirada anule a la otra, sino que la complementa. Todo esto, hace que pueda ser apreciado como un producto cultural, entendiendo como cultura la idea que engloba al mundo del pensamiento, a los conocimientos filosóficos, literarios y artísticos de una sociedad.

Es así como la película “La lengua de las mariposas” viene a contarnos una historia en la ya podemos intuir la tragedia –debida al momento histórico en el que se desarrolla la historia- de Moncho y Don Gregorio, un maestro republicano, entregado por completo a dar a sus alumnos los conocimientos y la educación a través del respeto, la experiencia y la observación, y que entabla una sincera amistad con uno de sus alumnos más jóvenes.

La película trata de muchos temas: de la amistad, la escuela, la infancia, la iniciación a la vida, pero también del miedo, del terror, de las miserias de la condición humana… Temas que en medio del ambiente de construcción de paz que vive el país, requieren ser tratados y reflexionados desde el aula.

Para esto, cada uno de ellos debe ser abordado desde la capacidad que tenga “el docente” para desarrollarlos con cierta profundidad. No basta con sólo ver el film, sino que el docente debe estudiarlo para que logre despertar, mantener y desarrollar entre los alumnos una actitud crítico-reflexiva. Para ello debe permitir que las diferentes miradas sean expuestas y sobre ellas construir una nueva percepción de lo que se vio, sin desdibujar ni descartar la percepción del otro.