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El divorcio entre las Humanidades y la Colombia actual

El país necesita retomar su literatura con fines educativos, pues no existe otra manera de sensibilizar y conocer nuestra historia. 

Diciembre 21, 2018

Resulta paradójico estudiar Humanidades en un país donde el desempleo y la informalidad rebosan los límites junto a la violencia urbana, una visión pesimista hace de la Colombia actual un panorama nada consolador.

Como si fuera poco, el reciente acuerdo de paz con las FARC – EP abrió las posibilidades de otros actores en la arena política. Si bien tal acuerdo mejoró ciertas condiciones socio-políticas, dado que ya no vemos noticias sobre masacres y heridos de ambos bandos, el desempleo y la delincuencia tienen cabida en esta etapa de la historia reciente del país. No obstante, he aquí una oportunidad para mejorar la situación social que, en cierta medida, está ligada a la formación ciudadana, es decir, cómo los colombianos miramos y actuamos frente a las problemáticas que afronta el país a diario.

La formación en Humanidades permite ser no un “mejor ciudadano”, sino un ciudadano activo. Por esa razón, las Humanidades en la Colombia actual no tienen razón de ser. Las malas prácticas sociales, como la compra y venta de votos, la corrupción institucional y empresarial saca a relucir los peores vicios que carcomen la sociedad colombiana

En ese sentido, entendiendo que las Ciencias Humanas como profesiones, que van desde la Historia, la Filosofía, la Literatura y la Sociología, etc., son posibles como vía de escape a tales problemas que asedian la cotidianidad del país, debido a que la corrupción se ha visto como un problema cultural, nada más falso, pues tiene sus génesis en el poder, es decir, es un problema que se gesta en el poder político e institucional, por no decir en sus funcionarios, se ha sostenido que sus orígenes van desde la conquista española y con la mal llamada “malicia indígena”, las malas prácticas como el clientelismo y el nepotismo han hecho del esfuerzo laboral y de los carreras profesionales una tarea que no siempre es efectiva para conseguir un nivel de vida decente.

Las Humanidades expresan su quehacer en la docencia escolar y universitaria, la investigación impulsada a través de la docencia provee excelentes frutos, pero el panorama se oscurece cuando los estereotipos priman en la opinión pública, ya que las Humanidades no gozan de un estatus socialmente aceptado.

En el imaginario colectivo, son profesiones desconocidas o, en el peor de los casos, para “guerrilleros”. Todo ello se explica porque en los años 70’s, con la llegada del marxismo y distintas ideas de izquierda a Colombia, la universidades y las Humanidades se convirtieron en foco de discusión y de adoctrinamiento en pro de la propagación de estas ideas que arribaban teniendo como trasfondo la revolución cubana o el mayo francés del 68, motivos que obligaron a intervenir mucho más a la universidad pública, principalmente, desde la inteligencia militar, sucintamente fue una característica del impacto de la guerra fría en Colombia y en otros países del cono sur donde las dictaduras generaron experiencias traumatizantes.

En ese sentido, el marxismo está muy ligado a las interpretaciones históricas y sociales. Sin embargo, el problema de las Humanidades se da por el casamiento con una sola escuela de pensamiento, en este caso muchos maestros asimilaron esta escuela como única y verdadera para trasformar la realidad social, razón por la cual el eclecticismo resulta ser más provechosos pues amplia los horizontes metodológicos y pedagógicos desde la docencia, y aleja a los maestros de una mirada romántica que a lo sumo es peligrosa, de todas maneras y frente a un escenario de posconflicto esas estigmatizaciones son provechosas pues se instrumentalizan para agredir o reducir la capacidad de reclamo ante problemas laborales de los docentes.

Las Humanidades en la Colombia actual son provechosas para conocer la memoria de las víctimas del conflicto armado al igual que sus causas, ello nos permite la no repetición de otros conflictos mediante la sensibilización que a su vez se convierte en una didáctica para la paz, de alguna manera el área de ciencias sociales en los centros educativos ha perdido interés entre los dicentes por los mismos maestros aburridos por el uso de un lenguaje discursivo, cargado de muchas leyes y extensos temas que no se alcanzan a culminar.

La alternativa para las Humanidades en la Colombia actual versa entre la ciudadanía activa, la tecnología y el debate, de algún modo suena a palabrería, pero son cuestiones prácticas que desde la docencia y la participación ciudadanía cobran sentido, es un proceso análogo, pues es buen sabido el desarraigo entre historiadores, filósofos y sociólogos con la tecnología, en ese orden la enseñanza de la historia mediante cortos educativos, o la enseñanza de la geografía, filosofía y las ciencias políticas a través de problemas cotidianos y en compañía de las TIC son la solución al desapego de estas ciencias, por lo cual los docentes e investigadores tendrán que capacitarse en estas áreas para llegar de una manera didáctica y practica a los aprendices.

De igual modo el país necesita retomar su literatura con fines educativos, pues no existe otra manera de sensibilizar y conocer que no sea la literatura, nuestros autores son de una lírica universal inmensa, a grandes rasgos nuestras letras evocan los referentes de lo social y político a nivel local y regional, a lo sumo de la nación colombiana, de alguna manera nuestros referentes culturales; literatos, directores de cine, deportistas y demás artistas gozaron de una buena formación humanística que se refleja en la calidad de sus obras.

La política vulgar y clientelista es por antonomasia enemiga de las Humanidades, acapara una visión plutócrata donde lo humano no tiene cabida, en ese sentido los dogmas dentro de las mismas Humanidades crean en estas profesiones, visiones distorsionadas y enajenadoras de la libertad individual y de la participación ciudadana, las tecnologías son perfectas para acompañar a la estudiante del siglo XXI, que en nuestro país debe mirar hacia la globalización, los procesos socio-políticos de su medio, pues las Humanidades giran en torno hacia la convivencia y el debate plural entre ciudadanos de una misma nación.

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Estudiante de Historia en la Universidad del Atlántico, Colombia.
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Fabián Moisés Padilla De la Cerda
Gran Maestro Premio Compartir 2016
Logré que el aprendizaje del inglés se convirtiera en una alternativa para la construcción de un proyecto de vida y el mejor aprovechamiento del tiempo libre