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“El nacimiento de mi vocación docente”: Ximena Carolina Tatis

Relato de una joven samaria sobre la decisión que la llevó a ser maestra.

Julio 17, 2017

Era noviembre del 2012, cuando cursaba undécimo grado en el Liceo del Norte, la institución educativa que me acogió por 8 años educándome a ser mejor persona cada día. Cuando inicié grado once empecé a experimentar la pregunta que todo joven no logra escaparse; ¿qué vas a estudiar en tu carrera universitaria?, esta es la pregunta más importante que le puedan realizar a una persona en su etapa adolescente, por la simple razón que gira entorno a su futuro; esto me pasó a mí.

Me gradúe el 06 de diciembre de 2012 preguntándome lo mismo. Recuerdo aquella mañana decembrina donde mi mamá se alistaba para irse a trabajar y se detuvo para preguntarme “¿Qué te gusta?” yo respondí con tono convencido “me gusta el inglés”; ella alegre me volvió a preguntar “¿y no te gustaría enseñar ese idioma?, mi mamá se fue dejándome en el sofá pensativa; yo sabía que ella era un poco ignorante de lo que había causado en mí que era un mar de pensamientos con respecto a ser docente.

El fin de año culminó y un nuevo año comenzó, con una nueva decisión firme en mi cabeza; era estudiar el curso de atención a la primera infancia. Acompañada de mi madre llegué una tarde lluviosa del mes de febrero del 2013 a la corporación donde me formaría, una entidad con poco reconocimiento, pero que para mí no me importaba en absoluto.

Las clases me parecían realmente aburridas, pero cumplía con todos mis compromisos; cuando debía cantar, cantaba; cuando debía actuar, lo hacía con gusto y sabía que muy en el fondo de mi corazón que me gustaba. Iniciando el 2014 llegó el tercer semestre de mi curso y el más emocionante porque daba inicio al momento esperado; mis prácticas. Sentí miedo, ansiedad y mucho nervio; estas sensaciones rodeaban todo mi cuerpo.

Mi primera práctica docente las realicé en el Colegio Pedagógico Mis Primeros Pasos, un jardín pequeño y hermoso. Era sábado en la tarde cuando solicité a la rectora de la institución abrirme las puertas de su plantel y realizar lo que tanto deseaba en esos momentos, me alegré al saber que ella accedió alegremente.

Conocí a una mujer maravillosa; mi titular de grado párvulo y pre-jardín, al iniciar escuche decir palabras como: pañales, gripe, piojos y mocos; palabras que cualquier persona puede sentir incomodidad al escucharlas, en cambio a mí no me importo y seguí con mi viaje.

El corto tiempo de mi práctica aprendí cosas que no se aprenden de la teoría están inmersas en el fantástico mundo de la práctica docente. Cuando concluí mi labor, la rectora del colegio se acercó y me pidió seguir como auxiliar del grado pre-jardín, o sea era una nueva trabajadora o lo más importante era yo la una nueva maestra del grado jardín, aunque era auxiliar para mí era algo grande, porque estaba dando cuenta de mi trabajo y empeño, estaban valorando mi trabajo y eso quería decir que lo estaba haciendo bien, lo estaba haciendo con amor. La felicidad en aquellos días es casi imposible de explicar.

El trabajo en el jardín era muy exigente y el pago no era justo, así que decidí renunciar y al cabo de un mes recibía una propuesta de trabajo en el colegio público del barrio donde yo vivía. Trabaje como auxiliar de cuarto de primaria todo el año 2015 con una señora que me brindo las mejores herramientas para la enseñanza de niños en estado de vulnerabilidad, en todo este tiempo viví experiencias que jamás olvidaré, me gané el cariño de niños y niñas que nunca pensé en tener.

Hoy en día estoy en el proceso de formación complementaria en la IED Escuela Normal Superior María Auxiliadora de Santa Marta, enfrentando desafíos, cambios radicales en mi vida personal, preocupaciones y aprendiendo en cada instante.

El pensar en todos esos testimonios de mis compañeras o de maestras en proceso de jubilación en que ellas desde pequeñas querían ser maestras anhelaban esto; y mi historia es tan contraria, me lleva a pensar que la vocación de esta linda profesión no solo nace por los deseos infantiles de una pequeña que juega a ser maestra de sus muñecas; también nace de una joven que sabe mantener firme una decisión y sacar cada día las cosas buenas que le brinda el espacio donde ella jamás pensó estar. 

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Maestra en formación de la Normal Superior María Auxiliadora de Santa Marta.
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Gustavo González Palencia
Gran Maestro Premio Compartir 2008
ogré incentivar en niños y jóvenes el gusto por la música y la ejecución de instrumentos musicales.