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El saber, la experiencia y la práctica: pilares fundamentales de la labor pedagógica

Un texto para hablar de los roles innovadores que tienen estos pilares en la nuestra realidad socioeducativa. 

Marzo 1, 2019

La realidad educativa y social siempre nos pone retos difíciles y duros de cumplir, como entre ellos: buscar un saber pedagógico que nos permita asumir estos retos y llevarlos a cabo, siempre pensando en un cambio positivo e innovador que ayude a enfrentar las situaciones y problemáticas socioculturales y educativas, mediante diversas estrategias y habilidades que como docentes debemos idear y llevar a cabo.

El saber pedagógico consiste en una reflexión sistemática de la cotidiana práctica pedagógica. Es una base esencial que nos permite ayudar a construir nuestra profesionalización como docentes (De Tezanos, 2007, pág. 14). Con esto se nos da a entender que el saber pedagógico nos permite reflexionar sobre nuestro ejercicio docente llegando al punto de perfeccionar ideas y elaborar estrategias nuevas que nos ayuden a desenvolvernos mejor en nuestro entorno educativo y saber cómo lidiar las problemáticas y las disciplinas ejercidas en las instituciones educativas donde ejercemos nuestras prácticas docentes profesional y adecuadamente.

Por tal motivo, Araceli De Tezanos (2007, pág. 15) propuso dos modos de entender la reflexión y su rol en el saber pedagógico: 1) Reflexión como actividad mental y psicológica del ser humano: El proceso reflexivo se centra en la generación de ideas nuevas, hipótesis y diversas aproximaciones en cuanto a nuestro actuar docente. 2) Reflexión como praxis social: La reflexión en su dimensión social demanda manifestar un carácter democrático y colectivo mediante diálogos racionales, abiertos y críticos con el entorno educativo para buscar perfeccionar y mejorar en nuestras prácticas pedagógicas gracias a las correcciones y observaciones que nos hacemos para mejorar la labor docente.

El saber pedagógico por sí solo no sirve, esto tan sólo es la piedra angular de la experiencia y la práctica pedagógica. La experiencia pedagógica. Bien se sabe que la experiencia es lo que nos pasa: es un proceso de transformación de ideas, palabras, representaciones, representaciones y pensamientos (Larrosa, 2006, pág. 90). La experiencia pedagógica es lo que nos pasa en la realidad y en el entorno educativo, la experiencia nos muestra problemáticas y temas socioculturales y educativos que nos aportan ideas al saber pedagógico. Un ejemplo es la experiencia pedagógica del profesor Luis Miguel Bermúdez del Colegio Gerardo Paredes, que tras experimentar la problemática de los embarazos adolescentes, la violencia sexual y el machismo, su saber pedagógico estuvo basado en la educación sexual, en el arte y en la prevención de embarazos adolescentes.

Ahora, por último, el saber se termina convirtiendo en práctica pedagógica. Consiste en centrar la acción pedagógica en el alumno como sujeto aprendiz, inhibiendo el progreso de la investigación y producción de conocimiento sobre la enseñanza, consiste en construir saber pedagógico, el cual es fruto de la reflexión crítica colectiva (De Tezanos, 2007, pág. 11). Es decir que todas las ideas, reflexiones y estrategias planteadas como base de nuestro saber pedagógico, mediante la experiencia como eje transformador, compartimos el conocimiento disciplinar y vivencial con nuestros estudiantes durante nuestras prácticas pedagógicas. Por ejemplo, el profesor Carlos Humberto Motta propuso un saber pedagógico en base a la música, los instrumentos y las escalas musicales para estimular a los estudiantes a vivir una vida llena de sana convivencia, la comunicación y los valores humanos, dicho de otro modo, a formas ciudadanos de bien y sean de provecho para la humanidad.

En conclusión, la práctica pedagógica consiste en conectar ideas que formulan nuestro saber con las problemáticas de nuestra realidad cotidiana y así, compartir conocimiento y construirlo mediante proyectos y metodologías transformadoras que ayuden a formar a los estudiantes como ciudadanos del mundo ejercidos en nuestra Práctica Pedagógica. La labor de un docente con estas 3 fases es contribuir a un cambio a nuestra realidad y ser guías por excelencia de las generaciones presentes y las futuras.

Bibliografía

  • De Tezanos, A. (2007). Oficio de enseñar-saber pedagógico: la relación fundante. Revista del Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico, IDEP, 12, 8-26.
  • Larrosa, J. (2006). Sobre la Experiencia. Educación y Pedagogía, 19, 86-112.
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Hoguer Alfredo Cruz Bueno
Gran Maestro Premio Compartir 2009
Logré vincular el aula y la comunidad rural a través de expediciones que marchaban tras la huella de la cultura local en tertulias de lectura que se convirtieron en lugares de encuentro entre los padres, los hijos, los textos y la escuela.