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Estudiando en Francia en medio de la amenaza terrorista

Una de nuestras columnistas narra su experiencia como estudiante internacional en Francia, en medio de los atentados terroristas que sufrió recientemente este país.

Noviembre 18, 2015

Desde septiembre de 2014, estudio en Toulouse (Francia) una maestría en Gerencia Internacional (International management es el nombre original del curso en inglés) en la Université de Toulouse 1 Capitole. A pesar de vivir en un país de habla francesa, este programa es enseñado enteramente en inglés, por lo que no es sorpresivo que una gran parte de los estudiantes seamos extranjeros.

En mi aula de clase, se combinan nacionalidades de todo el mundo casi sin repetición, a excepción de los franceses (por obvias razones). Además de mí, solo hay en clase otros dos latinos, y el resto, vienen de culturas, religiones, paisajes y contextos tan distintos con los que jamás imaginé tener contacto. Sin lugar a dudas, el gran énfasis de este programa ha sido en la parte multicultural, puesto que muchos de los trabajos son en grupos y muchas veces no elegimos con quien estar. La idea es crear equipos que sean lo más heterogéneos posible.

El pasado viernes 13 de noviembre yo me encontraba en bar de Toulouse, viendo el partido entre Francia y Alemania con varios de mis amigos: una francesa, un mexicano, una libanesa, un inglés y una turca. Un gran porcentaje de quienes habitan en Toulouse son estudiantes, de distintas nacionalidades, por lo que es usual encontrarse con grupos donde hay personas de todas las latitudes del planeta. Al finalizar el partido, la primera irrupción con noticias sobre los atentados salió intempestivamente en el televisor. La cifra iba en 18 muertos, pero conforme pasó la noche, fue ascendiendo enormemente hasta llegar a más de 100.

Cuando anunciaron los lugares de los atentados, quedé en shock por la familiaridad de tres de los que nombraron. Durante el verano, hice una práctica profesional en París y viví en una habitación a tan solo un par de cuadras de la Place de la Republique. Pasé varias veces por tres de los sitios que fueron atacados, e inmediatamente pensé que si esto hubiera ocurrido un par de meses antes, quizás esa pudiera haber sido yo. Aunque Colombia ha sufrido diversos atentados, crecí en Barranquilla, lejos de cualquiera de los posibles ataques que vivió el país en sus peores épocas producto del narcotráfico. Es la primera vez que el ver zonas conocidas me hizo sentir miedo por la familiaridad y cercanía de la situación.

Luego de los acontecimientos ocurridos en París, la directora del segundo año del master nos escribió muy conmocionada y dolida por lo que pasó en este fatídico viernes 13 de noviembre en la Ciudad Luz. Nos dijo en su correo que ciertamente, consideraba que nuestra clase era un ejemplo de tolerancia y apertura cultural para el mundo, puesto que dada la diversidad y variedad de nuestro grupo, las relaciones interpersonales en la clase se llevan en paz y armonía.

Cuando anunciaron los lugares de los atentados, quedé en shock por la familiaridad de tres de los lugares que nombraron. Durante el verano, hice una práctica profesional en París y viví en una habitación a tan solo un par de cuadras de la Place de la Republique.

El ambiente que se respira ahora mismo en Francia es extraño. Este es en general, un país tranquilo, con cifras bajas de incidentes violentos o robos. Evidentemente, los ciclos de desarrollo de Francia han sido totalmente distintos a los que ha vivido nuestro país y es una nación que ha tenido etapas muy violentas y conflictivas, por lo que hoy en día la guerra parece algo del pasado. Pero, con la amenaza terrorista de Isis y la crisis migratoria, Francia pareciera dar una vuelta atrás.

A pesar de que Toulouse está a siete horas en tren de París, epicentro de los ataques, los cambios en la seguridad se notaron inmediatamente y la tristeza de las personas se deja ver en las calles y en sus rostros. Sin importar las circunstancias políticas que llevaron a que estos ataques ocurrieran, lo cierto es que ninguna vida es digna de terminar bajo escenarios tan absurdos como las del pasado viernes 13 de noviembre.

El temor ahora es el desarrollo de otras actitudes xenofóbicas en contra de los musulmanes y en general, de los extranjeros que habitan este país cuya diversidad se nota cada vez que salgo a la calle. Hay días en los que, durante el trayecto de mi casa a la universidad, puedo escuchar hasta 5 idiomas diferentes. Así que la inclusión de Francia al menos en lo que tiene que ver en los estudios superiores es clara y palpable para mí. Pero, esta situación terrorista hace que muchos empiecen a temer por sus vidas y en medio del miedo, pueden surgir muchas acciones irrazonables en contra de lo desconocido.

Por ello, rescato la importancia de todos los programas universitarios como el mío, que estimulan el intercambio cultural de estudiantes de todas las nacionalidades en nombre del conocimiento. Francia es un país que al menos desde mi experiencia, se destaca por su gran inclusión a nivel educativo de todo aquel que pueda cumplir los requisitos de admisión (como en cualquier plantel) y asistir a cualquiera de sus instituciones, ya sea pública o privada. Espero, que las amenazas terroristas no sean a su vez, una amenaza para espacios educativos incluyentes y equitativos como el que hemos experimentado muchos estudiantes como yo. Y espero que este infortunado conjunto de sucesos no sea un pretexto más para temer a lo desconocido y atentar contra la diversidad. Ni aquí, ni en ninguna otra latitud del mundo.

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Comunicadora social y periodista
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