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Ética profesional docente

La ética profesional de la que tanto se habla, en varias ocasiones no se ve reflejada en el actuar de los docentes.

Junio 26, 2020

El ser humano, desde su nacimiento, se encuentra con una variedad de obstáculos que va a ir enfrentando en la medida que desarrolla sus capacidades de pensar, reflexionar, tomar decisiones, entre otras. 

Es evidente, entonces, que los humanos pasamos por diferentes etapas de desarrollo a lo largo de nuestro ciclo vital. En estas crecemos física, emocional, social e intelectualmente, al estar expuestos a influencias externas, las cuales pueden ser positivas o negativas, según el entorno en que la persona se desarrolle.

Es así como un profesional de cualquier campo disciplinar, para llegar a un alto nivel de integridad ética, más que adquirir muchos conocimientos sobre teorías y desarrollar diferentes habilidades técnicas, debe poseer gran fortaleza y sentido moral para tomar decisiones. A ese ese “cumulo de saberes, creencias, valores, puestos en práctica en el campo profesional, se le denomina Ética Profesional; que es parte del conocimiento transmitido de generación a generación” (Dubar C, (2000).

Pero esa ética profesional, de la que tanto se habla, en varias ocasiones no se ve reflejada en el actuar de los docentes quienes, por ejemplo, se deben cuestionar qué ocurre cuando un profesor se involucra sentimentalmente con una estudiante, cuándo una profesora no es objetiva con los temas tratados en clase o cuándo se vuelve cómplice de algunas situaciones de sus estudiantes o de sus familias. 

Los maestros como profesionales, realizan actividades cuyo aporte es el intelecto, cuya principal finalidad es servir a la sociedad en la formación de los estudiantes para mejorar su calidad de vida.

La práctica docente requiere de la pasión por el servicio y ayuda al prójimo, la formación y práctica de valores éticos para, de esta forma, ofrecerle a la sociedad individuos solidarios, respetuosos, tolerantes, demócratas, auténticos y apasionados por la justicia, lo que implica que el maestro sea un ejemplo para sus discípulos. 

El artículo 51 de decreto 2277 de 1979, habla de la Ineficiencia profesional así: “El educador que muestre serias deficiencias en la transmisión de los conocimientos de su especialidad, o en el ejercicio de las funciones y  responsabilidades inherentes al cargo, estará sometido a las sanciones previstas en el artículo 49 las que sólo podrán ser aplicadas en forma progresiva, previa amonestación escrita de la entidad nominadora.”

Razón por la cual, la formación del docente, debe hacer hincapié en el significado de la educación para el crecimiento humano, es así que la formación académica de los docentes debe contemplar una dimensión moral; que los prepare para ser eficientes en la formación de ciudaddanos, pero para ello no es suficiente con que el maestro en formación posea conocimientos éticos, sino que; estos deben formar parte de su práctica cotidiana.

El docente es el responsable directo de una educación basada en valores, por lo que debe poseer las cualidades: psicológicas, sociales y morales, necesarias para educar a sus alumnos. Se requiere que el maestro este atento a las necesidades de los estudiantes desde una actitud de aceptación y confianza sin sobre pasar los límites. La formación docente debe ser permanente, para lograr una práctica educativa transformadora que esté respaldada por un compromiso ético, con la educación, comunidad educativa y la sociedad, para alcanzar una sólida formación.

 


Imagen Morning Brew on Unsplash

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Estudiante de Licenciatura en la Universidad de La Salle.
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Luis Fernando Burgos
Gran Maestro Premio Compartir 2001
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