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Etnoeducación: Cultura e identidad desde la experiencia pedagógica

Como maestros, apostémosle a prácticas en las cuales los estudiantes no se motiven por una nota, sino por ser agentes de cambio que promulguen mensajes de paz y respeto.

Junio 18, 2021

La etnoeducación ha permitido valorar, comprender, respetar y apropiar los aspectos culturales y diversificados de las comunidades de nuestro país como las afro e indígenas. Mediante la experiencia y prácticas pedagógicas de los agentes del contexto educativo se constituyen una serie de conocimientos respondiendo a los intereses culturales y étnicos de los diversos grupos sociales con el fin de desarrollar su identidad personal, social y cultural como el respeto hacia otros grupos étnicos.

Desde la colonización varias comunidades autóctonas no solo han perdido su territorio, sino que poco a poco se les ha ido arrebatando su cultura dejando solo vestigios que aun se promulgan por la oralidad. Por esta razón, creció una preocupación en el país de Colombia para impulsar la etnoeducación a propósito de reconocer, proteger y dignificar la diversidad cultural; sin embargo, esto ha generado una discusión.

Si bien es cierto se busca el desarrollo de una etnoeducación la perspectiva homogénea que se le ha dado desde el sistema educativo colombiano ha provocado una segregación a ciertas comunidades como lo son las romaní o inmigrantes además de no impulsar el bilingüismo desde los dialectos propios como lo son el palenque o el creole. Por lo que se considera necesario hacer reformas para poder abarcar todos los aspectos que conforman la etnoeducación.

Como afirma Rojas (1999), “la educación escolarizada, al tomar los principios de la sociedad no-indígena, propicia la desintegración cultural al hacer que se asimilen conocimientos y valores ajenos, en detrimento de los propios” (p.50), esta afirmación se aplica para las otras poblaciones. De forma irónica quienes conforman estas comunidades étnicas tiene poca o nula participación en la estructuración de las políticas sobre etnoeducación que de alguna manera los obliga a adaptar concepciones culturales que no son propias.

¿Podríamos cuestionarnos entonces que al no tener una etnoeducación apropiadamente establecida las comunidades étnicas perderán su identidad cultural posteriormente? No necesariamente. Considero que el cambio precisamente se encuentra en la práctica y se materializa con la experiencia. Un ejemplo de esto es la docente Alicia Castillo Lasprilla que mediante el “Programa propuestas para la paz” presentó su proyecto “Trenzando identidad afro con diálogos desde muchas voces”, la cual tiene como propósito que desde la cultura afro se impulse el proceso de aprendizaje y formación integral para que los estudiantes se apropien de su identidad cultural.

Para lograr una reflexión asertiva por parte del docente este debe explorar el entorno e identificar las características de las poblaciones en este caso pertenecen a la comunidad afro y en su mayoría procedentes de barrios en situación de desplazamiento. Por estos antecedentes es prescindible explorar el tema de la paz en la comunidad educativa pues el conflicto es algo que ha afectado la estabilidad social, política y económica de la región.

Es así como la profesora Alicia quiere dar ese mensaje de paz, aceptación, respeto mediante manifestaciones artísticas y culturales propias de la comunidad para que los estudiantes sean consientes de la importancia de preservar su patrimonio y cultura afro. Considero que esta propuesta es apropiada porque se les da a los estudiantes un propósito para aprender que es inherente a su realidad por ende les permitirá contextualizar sus conocimientos en pro del progreso de su entorno social.

La experiencia de la maestra nos permite aseverar que la etnoeducación no puede reducirse solamente al ámbito educativo ya que los aspectos culturales tienen un rol primordial para dar respuesta a los intereses y necesidades de la población, por esta razón lo que empezó como una propuesta para promover la paz e identidad cultural creció para indagar sobre otras problemáticas sociales como el rol de la mujer, la identidad de género y la masculinidad estos encuentros de diálogo, fueron provechosos para los alumnos para entender su entorno. 

Como asegura Castillo (2012), “la investigación cultural; el ser, el hacer y el pensar, se vincula con su contexto sociocultural permitiéndoles ser sujeto y objeto de su propio aprendizaje” (p.49), pues son ellos quienes desarrollaran sus conocimientos en base a lo que observan, analizan y cuestionan de su contexto. 

Para concluir, me gustaría citar a Zuleta (1980) quien asegura que lo esencial es valorar positivamente el respeto y la diferencia, no como un mal menor y un hecho inevitable, sino como lo que enriquece la vida e impulsa la creación y el pensamiento (p.16- p.17) porque precisamente eso se quiere lograr con la etnoeducación que la diversidad y multiculturalidad de nuestro país no se considere un obstáculo para los procesos de aprendizaje sino que es una oportunidad para dejar de lado ese sistema educativo homogenizado que no acepta la diferencia sino que la marginaliza.

Así que, como maestros, debemos apostarles a estas prácticas en donde los estudiantes no se motiven por recibir una nota, sino que se consideren así mismos agentes de cambio que promulguen mensajes de paz, respeto y aceptación por la diferencia, que se apropien de su cultura y que se enorgullezcan de su identidad ya sea afro, indígena o romaní. Como dice la profesora Alicia Castillo, invito a los futuros maestros a explorar nuevas prácticas docentes, no sigamos los mismos dogmas porque no crear oportunidades de aprendizaje mas cercanas, equitativas e integrales.

Referencias:

  • Rojas Curieux, T. (1999). La etnoeducación en Colombia: un trecho andado y un largo camino por recorrer. Colombia internacional, (46), 45-59.
  • Castillo, A. (2016) Propuestas Para La Paz. Educación de excelencia para la paz. Trenzando identidad afro con diálogos desde muchas voces.
  • Zuleta, E. (2017). Elogio de la dificultad. Agenda Cultural Alma Máter, (245).

 


Imagen freepik.es

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Escrito por
Estudiante en la Universidad de La Salle, Bogotá – Colombia.
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Martial Heriberto Rosado Acosta
Gran Maestro Premio Compartir 2004
Sembré una semilla en la tierra de cada estudiante para que florecieran los frutos del trabajo campesino en el campo que los vio nacer