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La educación no es un asunto de inversión en dinero sino en calidad

La constante en el tema “educación” como en la tecnología es la suma de dinero que se destina, pero ¿qué pasa con la calidad y el acceso? 

Julio 30, 2015

Leer de educación y tecnología en Colombia se ha convertido en un incesante discurso de entrega de tabletas, creación de laboratorios y centros de innovación, cobertura e infraestructura de internet en municipios, pueblos y demás.

Alrededor de todo esto, cifras van y vienen, sin embargo, no se da tanto protagonismo a los grados de apropiación existentes, un ítem que no puede salir de la agenda ya que es la base de la estructura, en esa medida, de nada sirve tanto ‘aparato’ si no se sabe usar, si no se sabe sacar provecho para el desarrollo social, económico y educativo del país.

Dicho uso siempre ha estado en el marco del ‘cómo’, pero indudablemente se requiere un esfuerzo incluso más grande para que la sociedad entienda el ‘para qué’. Es necesario que del mismo modo en el que los gobiernos extienden amplios presupuestos para la adquisición de dispositivos, destinen tiempo y dinero en procesos sólidos de formación donde se aprenda mucho más que la interacción con el elemento, donde se entienda cómo éste genera transformación y cómo predetermina otra clase de aspectos de la vida y la cultura.

Esto, en otras palabras, se resume en algo tan sencillo como: de nada sirve invertir dinero en equipos sino se hace una buena inversión en apropiación y uso de esas tecnologías. Esta reflexión, si bien no es algo novedosa ni extraordinaria, es simplemente un símil respecto a lo que pasa en términos generales con la educación en Colombia y Latinoamérica donde cada vez se habla más de la inversión económica para ampliar la cobertura, pero esto no implica acceso, ni mucho menos calidad.

En este punto específico hago referencia a un artículo publicado el pasado 28 de junio de 2015 en el diario El País de España, llamado “América Latina tiene mucha tarea”, en el texto el autor, Óscar Granados, reúne una serie de datos y opiniones de expertos en economía y educación, así como también toma cifras oficiales de la OCDE y el Banco Mundial de Desarrollo, los cuales indican que durante la última década Latinoamérica ha tenido un incremento en la inversión pública en educación, pasando del 4,3% al 5% de PIB, cifra que se encuentra muy cerca de la media porcentual de la OCDE: 5,6%.

Sin duda, esto es algo significativo, dice mucho de la gestión que se está realizando para dedicar cada vez más recursos a un tema tan importante como lo es la educación, sin embargo, las cifras empiezan a ser menos atractivas cuando se contrastan con otros aspectos igualmente importantes como la calidad de la misma. “No solo se trata de invertir más, se tiene que enseñar mejor” afirma Sebastián Edwards, ex economista en jefe para América Latina del Banco Mundial, en el mismo artículo publicado por El País.

En el caso particular de Colombia el panorama no es ajeno a lo que sucede en la región. Según el informe Panorama de la educación 2014 realizado por la OCDE, el capítulo que se refiere a nuestro país indica que para 2011 se invirtió el 6,7% del PIB en educación, sin embargo, el gasto anual por estudiante y el número de niños que se matriculan en la educación inicial es menor que el promedio de la OCDE. Entonces surge nuevamente la duda, el comentario, la crítica ¿por qué si se invierte más se avanza menos?

Algunas de las respuestas quizá están implícitas, ya que el hecho de tener una edad de escolaridad tardía como indica el estudio de la OCDE genera que hayan menos grados de escolaridad versus otros países que se miden bajo los mismos estándares, por otra parte la respuesta puede recaer en el evaluar hacia dónde se dirige la inversión, cuál es el aporte de ese mayor gasto educativo.

Si volvemos a la frase de Edwards, podemos decir entonces que la clave está en mejorar el sistema, asegurar más calidad en la enseñanza, contar con docentes más y mejor preparados y velar por un mayor aprovechamiento del tiempo en el aula. Si la inversión económica apunta a criterios como estos quizá la relación costo / calidad sea mucho más favorable y los resultados en pruebas como las PISA dejarían mejor calificados a países como Colombia.

Un estudio realizado por la Plataforma Regional de Educación América Latina (Preal), asegura: “fondos que pueden ser gastados en laboratorios, textos o capacitación de los docentes se dedican a salas de clases, administradores y al pago de profesores”. Este tipo de argumentos permiten una reflexión precisa sobre aquello a lo que se denomina “inversión en educación”, ya que si bien la nivelación salarial de los docentes es un tema de suma importancia, también lo es el asegurar su constante capacitación y formación.

Prueba de esto son los aspectos abordados en la versión más reciente (2014) del documento Profesores excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe, realizado por el Banco Mundial, un texto que establece una serie de aspectos relacionados a los docentes y a su ejercicio y que son clave para el mejoramiento de la educación.

Un ejemplo de esto es el tema del aprovechamiento del tiempo en el aula, sobre el cual el BM asegura que “el escaso uso del tiempo de instrucción contribuye al bajo aprendizaje de los alumnos en la región”. Respecto a este ítem Colombia se encuentra en un promedio del 65% del tiempo, 20 puntos por debajo del estándar que es establecido a partir del método Stallings, una herramienta que genera datos comparables entre varios países a partir de 4 puntos clave:

  • El uso que hacen los profesores del tiempo de instrucción.
  • El uso que hacen los profesores de los materiales, incluidas las computadoras y otras tecnologías de la información y las comunicaciones.
  • Las prácticas pedagógicas básicas de los profesores.
  • La capacidad de los profesores para mantener la atención y la participación de sus alumnos.

Por otra parte, el documento establece que para mejorar y elevar la calidad del aprendizaje en América Latina y el Caribe es importante revisar aspectos como la selectividad de los docentes y  aspirantes a la carrera, elevar los parámetros para el ingreso a programas de formación, aumentar la calidad de la educación de los docentes y mejorar los estándares de contratación, entre otros aspectos que se refieren directamente a una estrategia orientada a asegurar que la profesión cuente con un mejor prestigio y que los postulantes a ejercer la docencia estén bien calificados.

Es evidente que este será un camino largo, al cual hay que apostarle algo más que recursos económicos y en el que seguramente seguirán apareciendo cada vez más asuntos por revisar, pero será seguramente uno que nos lleve a elevar los estándares de la calidad educativa.

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Comunicador social y periodista con especialización en Gerencia de Mercadeo.
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Fabián Moisés Padilla De la Cerda
Gran Maestro Premio Compartir 2016
Logré que el aprendizaje del inglés se convirtiera en una alternativa para la construcción de un proyecto de vida y el mejor aprovechamiento del tiempo libre