La memoria histórica en el aula de clase

La guerra, una realidad de que todo el mundo habla pero que muy pocos conocen. La normalización de este fenómeno por su largo periodo en el tiempo ha llevado a que en Colombia las personas que no son afectadas directamente por los hechos violentos, en su mayoría en ciudades principales, muestren apatía o desinterés por los mismos.

El profesor Charria, se encontró con este fenómeno en la comunidad estudiantil, quienes se muestran apáticos ante la realidad de la guerra en Colombia y la importancia de la paz, ya sea por la lejanía en tiempo (hechos violentos que han ocurrido hace ya muchos años) o espacio (hechos violentos que ocurren ahora, pero muy lejos de sus vidas cotidianas).

En su interés por hallar un significado a la memoria histórica, contribuir a la educación para la paz, facilitar el aprendizaje significativo y desarrollar un pensamiento crítico y reflexivo en los estudiantes diseñó la estrategia de los Museos Escolares (MEMO).

Mediante la estrategia de los MEMO el profesor Charria logra utilizar el testimonio de las víctimas como fuente principal para entender los daños del conflicto. La normalización de la guerra ha llevado a que los estudiantes y gran parte de la comunidad en general tenga una visión reductora del conflicto a una lucha moral entre los “buenos” y “los malos”, dándole más importancia a los victimarios y dejando en último lugar a las víctimas

Para concluir, la inclusión de los estudiantes para crear un proyecto a partir de la reconstrucción de la memoria histórica agracias a las narrativas de las víctimas es importante ya que tal como dice en el informe “Basta ya” del Centro de memoria histórica “los cientos de testimonios generosamente aportados por las víctimas en el afán de ser escuchadas, reconocidas y, sobre todo, de buscar que lo ocurrido llegue a oídos de una sociedad que muchas veces desconoce, ignora, justifica o naturaliza su tragedia”.

Mediante estas narrativas el profesor consigue: Generar una didáctica a partir de la memoria histórica, desarrollar a partir de esto las competencias de las ciencias sociales en los jóvenes y generar pensamiento crítico y reflexivo que acorte la distancia entre la realidad de este país dejando de lado la normalización de los hechos violentos y dándole el lugar principal no a los victimarios sino a las víctimas del conflicto que pueden ser de toda índole política y estrato económico.