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La motivación docente producto de la reflexión pedagógica
El maestro es ante todo un profesional del aprendizaje.
La idea sobre que un profesional puede ser docente, en particular en educación superior cada día toma más fuerza. Como docente y desde mi experiencia, me niego a sostener como verdad que los profesionales en distintas áreas del saber sean docentes en ejercicio.
Tomo, como punto de referencia para argumentar mi propósito, las experiencias en mi trayecto como estudiante; para este escrito haré referencia a mis últimos estudios en educación superior en la Universidad de La Guajira.
Hace dos semestres atrás, en séptimo semestre del programa de etnoeducación se presentó una docente para la temática de investigación, a mi parecer, muy particular. De ella tenía muy buena referencias y siempre desee estar en sus clases. Recuerdo que llegó a la sesión y presentó a dos auxiliares cual docente de Harvard. Esto llamó mi atención.
En tanto empezó el diálogo con el grupo, su discursiva al abordar el tema, su tono de voz, y su porte fueron elementos significativos para lograr llamar la atención hecho que fue favoreciendo la motivación hacia la clase, puesto que la docente seguía marcando la diferencia.
Hasta ese momento se logró un primer paso a la motivación, pero seguía el reto tanto de la docente, como de mi parte, de sostener el interés motivacional. En el siguiente semestre, la docente presentó a mi juicio, un elemento fundamental para lograr mantener alta la motivación hacia su clase.
Su tarea fue ir colocando aquello que faltaba. La docente no solo se ajustó a un programa sino que estableció un ambiente de aprendizaje según las necesidades del grupo y de mi parte esto me motivó más al sentirme que realzaba lo que debía aprender y era orientado a hacer de mi parte aquello que lograra hacerme un profesional maduro.
Comprendí entonces que la motivación para el aprendizaje es un fenómeno relacionado con las herramientas que el docente usa, pero que depende en gran parte de la motivación interna que tiene al interior el estudiante.
Por otra parte, la motivación hacia el aprendizaje requiere de un docente conocedor de las teorías y estrategias de aprendizaje, tal como lo demuestra la docente de la cual hago referencia en este escrito. Esta docente ha demostrado no solo lo que dicen las teorías, sino que además la ha hecho práctica.
Con respeto, a mi docente de investigación, quien me ha motivado en mi proceso de búsqueda profesional.
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