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La originalidad de ser maestro etnoeducador en formación

La etnoeducación como una oportunidad de compartir los saberes de un pueblo hacia una sociedad marcada por la homogeneidad.

Junio 28, 2017

Como un interés personal, partiendo de las experiencias que tuve en mi formación de la básica primaria y secundaria y en especial de la observación de cómo era el desarrollo de las clases y quienes las daban, empiezo a reflexionar en mi presentación de trabajo de grado sobre las prácticas de mi propia cultura.

Cuando terminé la formación secundaria básica y media, mis padres querían que estudiara una ingeniería (civil porque mi papá es maestro de obra), pero con decisión propia me inscribí en Licenciatura en Etnoeducación.

Fue sorpresa para todos cuando llevé el reporte de mi admisión.  Generalmente este proyecto es parte de mi vida como wayuu y hacer parte de un pueblo originario. A medida que avanzaba mi formación universitaria, iba encontrando el verdadero sentido de la selección de esta carrera. Y así mismo darle el sentido a la proyección de ser etnoeducador; a base de este impulso siempre tengo argumentos y sentidos de pertenencia hacia los pueblos originarios.

Teniendo el principio cultural, el motivo de ser Etnoeducador siempre va ser el sentido de la defensa de los pueblos y hacer vinculación de todas las prácticas culturales, relacionarlo y buscar cómo aplicarlo en las prácticas pedagógicas.

Viendo que en los centros educativos rurales, son impuestos bajo unos parámetros donde no se tiene en cuenta el contexto, aun así cuando en los últimos tiempos se habla de una autonomía, donde son vulnerados en varios aspectos en cuanto a la aplicabilidad de la educación propia.

Esta situación más me motivó, haciendo concientización en los compañeros jóvenes, y compartiendo los saberes con los maestros en acción y fortaleciendo más con estas relaciones constantes entre los docentes y los pueblos.

La motivación, siempre está constante y reflejado en mí como futuro Etnoeducador, ser maestro es saber compartir saberes en diferentes contextos, algo que contradice el ser maestro según el occidentalismo que se mantiene bajo una mirada unilateral: “maestro, persona encargada de impartir conocimientos”.

Para mí, como etnoeducador, ésta descripción no tiene sentido porque no se tiene en cuenta el saber de los otros seres, aquí en este caso hablo de lenguaje espiritual. Muy importante para el maestro  etnoeducador porque de ahí se hace la palabra y más palabra.

La etnoeducación, mi motivo para seguir trabajando en pro del fortalecimiento de las prácticas culturales de los pueblos indígenas. “Ser Etnoeducador es ser defensor de los pueblos indígenas”.   

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Estudiante de V Semestre de Licenciatura en etnoeducación de la Universidad de la Guajira. Integrante del semillero “Pütchi Anasü”
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Melva Inés Aristizabal Botero
Gran Maestra Premio Compartir 2003
Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.