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La tecnología en la Escuela, ¿una cuestión de éTICa digital o de estéTICa digital?
Tenemos suficientes muestras de cómo la tecnología por delante de las necesidades de las personas y las organizaciones termina a menudo en experiencias si no fracasadas al menos poco exitosas.
Vale, estamos de acuerdo en que la tecnología debe estar al servicio de… [personas, procesos, organizaciones] y alineada con… [estrategias, planes, objetivos]. Tenemos suficientes muestras de cómo la tecnología por delante de las necesidades de las personas y las organizaciones termina a menudo en experiencias si no fracasadas al menos poco exitosas. Un buen ejemplo fue el despliegue de cacharrería que en su momento hicieron las comunidades autónomas a través del convenio con red.es para la promoción de la llamada Escuela 2.0.
Un paseo por los centros mostraba la cantidad de aparatos infrautilizados, o directamente amontonados en algún almacén, consecuencia en parte de un modelo formativo mal diseñado. Pero las investigaciones tampoco ayudaron a validar ese modelo de café para todos [el monográfico de la Revista «Campus Virtuales» dedicado a las políticas educativas destinadas a incorporar las TIC a los sistemas escolares en la comunidad iberoamericana, coordinado por Manuel Area, es un buen ejemplo].
Sin embargo no podemos obviar que, especialmente cuando los aprendices se enfrentan a retos, las tecnologías son un factor clave para expandir las oportunidades de aprendizaje, ya sea acelerando el proceso de aprendizaje, ya sea ampliando facilitando nuevas formas de colaboración, ya sea dando lugar a resultados o artefactos inesperados u originales. El profesor Sugata Mitra desarrolló una propuesta que se llama Educación Mínimamente Invasiva (Mitra, 2005) tras su investigación en la experiencia del «Hole in the Wall».
Según Mitra, si los aprendices tienen acceso libre a la tecnología [básicamente un ordenador conectado a Internet] pueden no sólo aprender a usar el ordenador y acceder a Internet por sí mismos, sino también a mejorar sus competencias lingüística, matemática y científica, además de desarrollar habilidades para la interacción social.
Las actividades desarrolladas por la Fundación OLPC apuestan en esta misma dirección, en este caso a través de dispositivos de muy bajo costo facilitados a centros que presentan proyectos para que el alumnado trabaje de forma colaborativa. Durante la colaboración de Guadalinfo con FAMSI en Marruecos tuve ocasión de conocer experiencias exitosas en este sentido.
El pasado jueves, en las Jornadas para Equipos Directivos de SIMO Educación 2019, planteaba esta dicotomía entre introducir la tecnología en la Escuela de una forma banal o hacerlo tras una seria reflexión sobre qué queremos y qué podemos hacer con ella. Y lo hacía inspirado tanto en la tabla de Aditi Rao que puedes ver publicada en este otro blog [ya que el blog de esta docente aparece actualmente como de acceso restringido] como en una conversación mantenida en Twitter por mis admirados Francesc Llorens y Pep Hernández. ¿Es la tecnología para tu centro educativo una cuestión de Ética o de Estética digital?:
Es decir, ¿es la tecnología en tu centro simplemente un reclamo para las familias? ¿Una forma de parecer que estamos en la última tendencia?
¿O bien es una cuestión de compromiso con el alumnado, las familias y la sociedad?
En realidad el uso de la tecnología trasciende al aula para estar presente en muchas otras dimensiones de la organización educativa. En este sentido el Marco DigCompOrg para organizaciones educativas digitalmente competentes del JRC Sevilla y la herramienta SELFIE nos pueden ayudar a entender mejor la variedad de procesos en los que interviene, o puede intervenir, la tecnología.
Contenido originalmente publicado en e-aprendizaje bajo la licencia Creative Commons.
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