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¿Otra cátedra obligatoria en los colegios?
Esta discusión pone en evidencia la necesidad de modificar en su totalidad la Ley General de Educación de 1994, en la que se establecen las directrices para los currículos, planes de estudio, contenidos y asignaturas obligatorias.
Desde hace años, a los políticos les ha dado por modificar por vía legislativa el currículo escolar y la mayoría de estos “aportes” suelen caer sobre la asignatura de Ciencias Sociales. Esta situación ha hecho que la asignatura se convierta en una madeja llena de nudos cada vez más compleja de comprender. Basta con revisar el Decreto 1038 de mayo de 2015, por el cual se establece la “Cátedra de Paz”, y la Ley 1874 de diciembre de 2017, en la que se plantea la enseñanza de la historia de Colombia como contenido obligatorio en las Ciencias Sociales, para dimensionar esta problemática. Tanto el decreto como la ley solo han servido para que las editoriales escolares publiquen nuevos libros, de manera que los colegios resuelvan el tema agregando un nuevo texto a la lista de útiles.
Entre los proyectos de ley que se radicaron para esta nueva agenda legislativa, el 8 de agosto la bancada del Centro Democrático presentó el Proyecto de Ley 90 de 2018 que tiene como propósito “que el estudio, comprensión y práctica de la Constitución Política y la instrucción cívica sea de obligatorio cumplimiento en las instituciones de educación básica y media, oficiales o privadas. Las cátedras de Urbanidad y Civismo y Constitución Política y Democracia serán incorporadas como áreas obligatorias y fundamentales del conocimiento y de la formación”.
Este debate se dará el próximo año y tendrá un trámite positivo en Cámara y Senado, pues a los congresistas les encanta aprobar nuevas cátedras y estos proyectos resultan efectistas mediáticamente. Sin embargo, nadie mide las consecuencias que estas nuevas asignaturas y contenidos tienen sobre el sistema educativo, en términos de cargas laborales, modificaciones curriculares, preparación de los docentes, ajustes del PEI (Proyecto Educativo Institucional) y, lo que resulta más importante, de pertinencia.
Ahora bien, este Proyecto de Ley no crea una cátedra, sino dos: Urbanidad y Civismo y Constitución Política y Democracia. Estas nuevas asignaturas recaerán sobre el área de Ciencias Sociales, generando un mayor desorden en la ya caótica malla curricular del área por causa de los congresistas. Así, en menos de cinco años vamos a tener tres nuevas cátedras y un paquete de contenidos obligatorios que se desprenden de una misma asignatura. Resulta urgente que desde el Ministerio de Educación y el magisterio se advierta sobre esta situación, para evitar un nuevo fracaso en esta materia, ya que la creatividad legislativa hará inviable la enseñanza de las Ciencias Sociales en los colegios.
Esta discusión pone en evidencia la necesidad de modificar en su totalidad la Ley General de Educación de 1994, en la que se establecen las directrices para los currículos, planes de estudio, contenidos y asignaturas obligatorias. Con ese propósito, se debe pensar qué hacer con la gran cantidad de cátedras que se han creado y la relación que estas tienen con los Estándares Básicos de Competencias en Ciencias Sociales, de modo que se pueda saber qué contenidos están repetidos y cuáles resultan irrelevantes. Es importante dar orientaciones sobre el enfoque que deben tener las Ciencias Sociales como disciplina que nos permite comprender al mundo y no como un espacio en el que se incluyen todos los temas que hacen parte del debate público nacional, pues actualmente se está convirtiendo en una bolsa en la que parece caber cualquier cosa.
Si no se atiende a esta situación en el corto plazo, la jornada única deberá implementarse con el único propósito de poder incluir todas las cátedras que nacen por capricho de los parlamentarios o los colegios tendrán que dejar de dictar clases de español, matemáticas y deportes para concentrarse exclusivamente en la enseñanza de las Ciencias Sociales.
Fuente: El Espectador
Imagen Nicole Honeywill on Unsplash
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