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¿Por qué no nos importa la ortografía aún?

Adultos y profesionales de todos los sectores continúan perpetuando errores de ortografía que ya deberían estar subsanados desde la primaria.

Mayo 20, 2016

Me gradué de comunicación social y periodismo y durante mis cinco años de carrera, fui monitora cuatro años en mi universidad. En ese período, trabajé con dos docentes de diferentes en materias que tomaban estudiantes de semestres y edades diversas. En muchas ocasiones, tuve que ayudar a dar una segunda leída a exámenes o ensayos presentados para los que se requería mi ayuda.

Ahí fue cuando me enfrenté por primera vez a la mala ortografía que parecían tener varios de los estudiantes. La circunstancia me parecía ilógica, porque algunos errores eran básicos y se suponía que para ese entonces jóvenes universitarios ya debían conocer estas reglas. Por supuesto esa es una apreciación cualitativa, sin ningún tipo de rigor científico, pero fue la primera vez que me di cuenta de la mala ortografía que nos rodea y con la que nos toca vivir.

Más adelante, ya en mi vida profesional, trabajé durante seis años en Colombia en dos empresas distintas y me di cuenta, horrorizada, de cómo profesionales de larga trayectoria cometían errores básicos, similares a los de aquellos trabajos y exámenes universitarios que alguna vez leí. Era como si muchos se hubieran olvidado de algunas tildes y reglas elementales, no solo de ortografía sino también de gramática, redacción y sintaxis. Esto generaba en algunas ocasiones textos incomprensibles, que me resultaban tediosos e incómodos de leer.

Por supuesto, no soy perfecta ni tampoco soy una miembro de la Real Academia de la Lengua, pero si estoy convencida de la importancia que tiene el escribir bien. Sé que hay palabras desconocidas o términos extranjeros con los que se es fácil equivocarse, pero hay otros que hemos manejado durante toda nuestra vida y deberíamos conocer como la palma de nuestra mano. Aún hay dificultades con palabras como “as”, “haz” y “has” y si usted no ha reconocido la diferencia forma parte de ese segmento de la población que merece revisar y reforzar su ortografía. Puede encontrar más ejemplos de estos errores comunes aquí.

Pareciera que estas faltas de ortografía no son más que física pereza o falta de atención al detalle. Y, aunque pueda sonar a un juicio fuerte, la mala ortografía es un indicio de un profesional menos serio y hasta con menos aptitudes. Es increíble la gran cantidad de mérito que un error ortográfico le resta a alguien potencialmente bien cualificado para cierto trabajo.

Más adelante, ya en mi vida profesional, trabajé durante seis años en Colombia en dos empresas distintas y me di cuenta, horrorizada, de cómo profesionales de larga trayectoria cometían errores básicos, similares a los de aquellos trabajos y exámenes universitarios que alguna vez leí. Era como si muchos se hubieran olvidado de algunas tildes y reglas elementales, no solo de ortografía sino también de gramática, redacción y sintaxis.

No se trata de ser eminencias de la literatura, pero sí de al menos prestar atención a estos detalles en contextos educativos y profesionales. Los errores ortográficos pueden ser visto como un reflejo de poco esfuerzo, descuido y restan mucha credibilidad. Infortunadamente, no solo estudiantes de colegio o de universidad cometen estas faltas. Recientemente, la Revista Arcadia publicó un video donde Cleóbulo Sabogal, miembro de la Real Academia Colombiana de la lengua, analiza algunos tuits de personalidades políticas del país donde en todos los casos hay errores de ortografía y sintaxis.

La mala ortografía sigue estando a la orden del día, pero desde ya nuestros pupilos deben estar conscientes de las consecuencias de evitar estos errores. Y, además, deben saber que hay fallas que en cierta edad son inadmisibles, inclusive en chats o en redes sociales. El ejemplo empieza porque los docentes y adultos, se esmeren en ser más cuidadosos en estos aspectos y así, las nuevas generaciones entenderán la importancia de cuidar cómo escribir correctamente.

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Escrito por
Comunicadora social y periodista
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Melva Inés Aristizabal Botero
Gran Maestra Premio Compartir 2003
Abro una ventana a los niños con discapacidad para que puedan iluminar su curiosidad y ver con sus propios ojos la luz de la educación que hasta ahora solo veían por reflejos.