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Práctica pedagógica en el aula: una reflexión de la experiencia
Conocer a la familia de los niños contribuyó a una mejor convivencia, pero si lo hacemos en forma permanente el cambio en actitudes será más profundo y permanente.
Escribir acerca de mis prácticas pedagógicas es una grata experiencia, porque me permite reflexionar acerca de la experiencia vivida en la Institución Educativa Nueva Esperanza de Arroyo Grande, de la ciudad de Cartagena. Hace diez años llegue a esta comunidad con muchas expectativas y felices por mi nombramiento en propiedad. Por fin, yo, Berta Maza Matute era una profesora de la planta oficial del Estado.
En este momento me encuentro trabajando en el grado segundo. Por dos años consecutivos he atendido este mismo grado, donde es visible la indisciplina por parte de algunos estudiantes, que con sus quejas y peleas constantes interrumpen las clases dificultando el normal desarrollo de las actividades programadas. Razón que me llevó a implementar diferentes estrategias, dentro de las que se encuentra el día del perdón. Consiste en escribir la palabra perdón o disculpa en pequeñas fichas de cartulina, en varios colores, para que los niños se las obsequien a los compañeros con quienes hayan tenido inconveniente en el salón.
También he optado por colocar música de fondo, por lo general canciones románticas: escucharlas, hace que los niños se relajen, trabajen tranquilos y canten mientras realizan trascripciones. Busco dialogar con los niños que molestan a sus compañeros, al que han golpeado o los que dicen que no se hablan. Mediante el dialogo aclaramos lo sucedido entre ellos y llegamos a una solución y el compromiso de cambio de actitud.
Como estrategia de evaluación he asignado la acumulación de puntos. Para ello elabore una cartelera con los nombres de todos los estudiantes para evaluar los trabajos en forma individual o por equipos, semanalmente los niños revisan su puntuación y se hace acreedor a un premio, quien tenga mayor número de puntos según su comportamiento y rendimiento académico.
Las anteriores estrategias han dado sus frutos, porque la mayoría de los niños han cambiado de actitud, se han fortalecido las interacciones sociales y ha mejorado la convivencia escolar. Asi mismo, la mejora en el ambiente de aprendizaje se ha visto favorecida también por la implementación del trabajo cooperativo, donde se ha privilegiado el trabajo grupal, con las responsabilidades de cada uno de los integrantes se busca el bien común, se facilita la realización de las actividades, prevalece la ayuda mutua, con lo que se apoya el avance de los niños que tiene mayores dificultades.
Estos cambios son notorios, a tal punto que los padres de familia los reconocen. Ellos manifiestan su gratitud y su compromiso para continuar respaldando las actividades realizadas en el proceso educativo de sus hijos. Al comienzo me resultaba difícil comprender la indiferencia de los padres, indagando, me percate que muchos de mis estudiantes no viven con sus padres, sino que están bajo el cuidado de abuelos o tíos, por eso busque la forma de conocer el ambiente familiar y me di a la tarea de realizar visitas domiciliarias los días jueves y viernes después de la jornada escolar. A los niños les gustaba que les visitara y ellos mismos se encargaban de planear el encuentro con sus familias.
Conocer a la familia de los niños contribuyó a una mejor convivencia, pero si lo hacemos en forma permanente el cambio en actitudes y aprestamiento para aprender será más profundo y permanente.
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