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Saber pedagógico, el resultado de una reflexión del maestro en el aula

Del por qué el saber pedagógico es la herramienta que nos permite, como docentes, ver a los estudiantes como personas con grandes capacidades y grandes potenciales. 

Marzo 6, 2019

El docente es un profesional particular, único en su especie y manera de actuar con respecto a los demás. A diferencia de muchos académicos, el docente no es docente hasta que no pisa el aula de clase, puede que en su estudio trabaje y estudie para la academia, rodeado de libros de grandes pedagogos, antropólogos y filósofos, pero no es hasta que entra al aula de clase que realmente adquiere el título de docente, y no es hasta que reflexiona su práctica que adquiere el título de maestro.

La anterior reflexión que da inicio a esta discusión, nace desde una meditación del verdadero sentido y horizonte que experimenta el docente durante su labor y acción. Nosotros como docentes en formación no conocemos el verdadero impacto que tiene nuestro rol ante la sociedad, y es pues, nosotros somos los encargados de formar a las mentes que van a liderar y construir el legado del mañana. Como estudiantes entendemos la práctica como una asignatura agregada e incluso, la entendemos desde la descripción teórica de un diccionario, pero no es hasta te enfrentas a la realidad de la escuela que conoces el verdadero significado de lo que es ser docente.

“Estas codificaciones son uno de los elementos constitutivos del saber pedagógico que deben estar presentes en la formación de los docentes y deberían ser aprendidas durante el proceso de iniciación en el oficio en las escuelas de maestros, puesto que el futuro maestro debe llegar a saber y manejar el cómo se inicia una lección, cuál es necesariamente el nudo central y cómo debe finalizarse.”(Arazeli de Tezanos, 2007). Desde la universidad, la preparación para el aula es una transición de páginas y libros, ya para la práctica vez esos libros en sillas con estudiantes pero es el saber pedagógico el que logra posicionar a esos estudiantes en el futuro, pues el ojo del maestro juega como la bola de cristal que predice el futuro de cada estudiante. Este don adquirido por parte del docente nace de una reflexión muy minuciosa  a su propia práctica, una reflexión de vista aguda y critica.

Los seres humanos estamos acostumbrados a criticar el trabajo del otro, pero cuando se critica el trabajo de uno mismo, el golpe es más duro, pues es uno mismo quien toma fuerza en los argumentos de sabios que uno conocía desde antes, la reflexión nace desde lo ya vivido, por eso la crítica tiene un filo tan agudo. Saber pedagógico, significa entonces, como el docente desde su clase se evalúa así mismo y a su clase. El saber pedagógico es pues, ver al profesor enseñarse a sí mismo para saber en qué aspectos él mismo quiere mejorar, como visualiza su clase en un futuro para mejorarla y situar a sus estudiantes en el cambio.

Ese es otro aspecto del saber pedagógico, el docente sitúa su aula en el futuro, el docente busca un cambio y objetiva que sea posible para que se cumpla. No solo en cuestiones de la escuela o del salón, sino de sus estudiantes como tal. El saber pedagógico hace alusión al cambio que quiere docente para sus estudiantes, y recuerda las leyes primordiales del manual ético de docencia, el cual ubica a los estudiantes como el centro de nuestras decisiones, y no es para más, pues en esta ciencia social conocida como licenciatura, el estudiantes es la razón de nuestras decisiones tanto pedagógicas como prácticas.

Para ejemplificar lo anterior, quiero traer a colación la visita a la clase de música del profesor Motta. En este espacio el maestro ejemplificó exactamente lo que es el saber pedagógico, y es encontrar esa conexión entre el talento y la identidad del estudiante con un cambio social, con una proyección al futuro. El maestro Motta encontró ese punto de convergencia entre una pasión y una necesidad de cambio. El gusto por la música es algo natural de todas las personas, e inculcar ese gusto no es solo una manera de mantener viva la tradición musical como se puede poner, sino también de reconectar con aquellos valores tradicionales que la era moderna ha dejado al lado con el paso de los años.

El saber pedagógico no se basa entonces en el seguimiento de un marco académico o en el archivo cotidiano que deben llenar los docentes. El saber pedagógico, se basa en saber cómo de ese conocimiento adquirido tanto por la academia como por la experiencia, puede ir guiado y enfocado a la construcción de un sentido práctico y funcional que cambie la manera de como los estudiantes y la comunidad ve el aporte de la escuela y del maestro en la formación de objetivos que enriquezcan a los aprendices como personas.

Para concluir el saber pedagógico es la herramienta que nos permite ver a los estudiantes como personas con grandes capacidades y grandes potenciales. Obviamente, todo parte desde la formación que tiene el docente con respecto a la pedagogía y a la enseñanza, pero es por y para el estudiante que se nace esta profesión que se esfuerza en el enriquecimiento de la sociedad y de todos los participantes que actúan en ella. Un docente, que entienda que reflexionar en su práctica, que hacer una clase diferente y que tenga el desarrollo de objetivos como una base fundamental para su labor, está cada vez más cerca de volverse un maestro. 

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Estudiante de la Cátedra ‘Maestros hacen maestros’ en la Universidad de La Salle.
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Carlos Enrique Sánchez Santamaria
Gran Maestro Premio Compartir 2011
Con el apoyo de las tecnologías logré que los estudiantes convirtieran el pasado de exclusión que vivió éste municipio lazareto en un pretexto para investigar, conocer la historia y conectarnos con el mundo.