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Transformación y revolución pedagógica en función social desde el tacto y la sensibilización

La visión renovada de la educación está en mano de los jóvenes que nos formamos para ser maestros y que queremos hacer palpitar en los corazones la importancia que tiene la labor de enseñar. 

Abril 25, 2017

Es primordial entender, que es necesario hacer el ejercicio de emancipación del modelo educativo tradicional, que lastimosamente, hoy poco aporta al modelo de aprendizaje que queremos llegar. Desde la revolución educativa se demandan necesidades de cobertura y calidad requeridas para que al 2025 Colombia sea la más educada y en este mismo eje se alcancen las mejoras en la calidad de vida. En las tres políticas básicas para este objetivo: ampliar la cobertura educativa, mejorar la calidad de la educación y lograr la eficiencia del sector, es clara la participación del maestro.

¿Cómo lograrlo? No es solo asistir a las clases de didáctica, no es sacar buenas notas en las clases de educación inclusiva, más que ello (que de hecho no resulta menos importante), es cualificarse así mismo frente a las suplicas de los colombianos, donde en el fondo de sus corazones solo ruegan más oportunidades de desarrollo y proyección. Hacer retrospectiva de como era antes y como es hoy, la competencia que demanda ciudadanos competentes. En este sentido hacemos el llamado a los demás estudiantes de quieren ser profesores: Colombia está sola y debemos ayudar.  

La transformación y revolución pedagógica, consiste en generar estrategias que trasciendan el aula, el problema no está en el contenido, está en la aplicabilidad, un niño se confronta realmente a una evaluación cuando se enfrenta con una sociedad que hoy no es tan  pasiva. Desde este punto, asimilar el salón de clase como un espacio favorecedor de experiencias que dignifiquen al estudiante y lo preparen para la realidad.   

No existe la parcialidad en cuanto a la estabilidad de los estudiantes en Colombia, claro que una zona puede que lo este, pero en definitiva hay otras que no, y se ha de hacer un hincapié en estas últimas, con el tacto, que se despierta después de analizar la importancia de igualdad y justicia que tenemos todos.   

En un proceso de paz por el que atraviesa el país, es necesario que la población docente haga un compromiso por ser paz, por proyectar paz y generar paz; el aula como espacio especial para el desarrollo de esta, se necesita que el profesor vaya más allá que dictar cátedra, necesita ganarse el personal que maneja, escucharle sus necesidades, proporcionarles alternativas, enriquecerlos como personas, demostrarles caminos que los favorezcan , actitudes de civismo, valores en sociedad y a enfrentar la realidad y darles la oportunidad de cambiarlas, hacerles ver que hoy tal vez no son lo que quisieran ni viven como quisieran pero que en la línea de progreso, lo pueden lograr, solo deben proyectarse y trabajar muy ardua por ello. No es dibujarles una línea color de rosa, es denotar una realidad globalizada que mañana solo demandara al personal capaz de competir.

Muchas veces, nos limitamos a la clase, no sentimos, no existe el tacto de entender como tal las voces escondidas en los corazones que imploran por favor una luz de ayuda. La revolución pedagógica consiste en lo contrario, en despertarnos en mente y en corazón, que en nuestra facultad podemos marcar vidas, que puedan hacer desde un presente y en un futuro una sociedad de paz.

El profesor tiene habilidad, desde su clase, de impactar. Es la persona que probablemente pasa más tiempo con el hijo de alguien, que solo piensa en salir de clases para delinquir y que no tiene esa consciencia de que esta porque su estructura familiar se ha venido deteriorando, planteamos finalmente, ¿Sí no hay presencia paternal, quien de forma similar a quien lo haría un padre, puede trabajar para que el niño haga un análisis interior y cambie ese modo de vida? Respondamos en conjunto: el maestro.

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Estudiante del Programa De Formación Complementaria, primer semestre de la Escuela Normal Superior María Auxiliadora de Santa Marta.
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Carlos Enrique Sánchez Santamaria
Gran Maestro Premio Compartir 2011
Con el apoyo de las tecnologías logré que los estudiantes convirtieran el pasado de exclusión que vivió éste municipio lazareto en un pretexto para investigar, conocer la historia y conectarnos con el mundo.