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Transformar estructuras: una labor conjunta

El trabajo conjunto entre docentes y estudiantes es el único medio posible para cambiar los esquemas de la educación. 

Noviembre 18, 2017

La capacidad para transformar es importante en nuestra generación, la labor del estudiante muchas veces es remitida a una silla de salón, sin embargo romper las estructuras que nos encarcelan es un ideal que se debe sembrar en las mentes jóvenes.

Hoy con 15 años y a punto de graduarme recuerdo mi primer día con el grupo de Ciencia, Innovación y Tecnología (conocido comúnmente como CIT, del colegio Liceo Samario de la ciudad de Santa Marta), todo me resultó abrumador (tal vez como consecuencia de mi timidez), sin embargo, las esperanzas y las ganas de  aprender  no desfallecieron.

El ambiente de la agrupación, la forma en que todos interactuaban, la disponibilidad del maestro y la hegemonía del grupo me impactaron en gran medida, llevándome a reafirmar lo bueno de mi elección.

Recuerdo que pertenecer al grupo se había convertido en mi meta y mi ambición, siempre me he interesado por aprender y descubrir cosas nuevas, sin embargo encontrar espacios en donde lo riguroso de la educación colombiana y los estrictos modelos de aprendizaje no intervengan es muy difícil. Por suerte encontré a un grupo que parecía compartir mis intereses y del cual desde ese momento se convirtió en mi principal propósito.

La organización del grupo CIT resulta impactante para muchos (lo fue para mí en un comienzo), aquí la confianza entre el maestro y los estudiantes es abrazadora, los intereses conjuntos y las personalidades diferentes resulta controversial y emocionante, pero lo más asombroso de todo es el amor al estudio y al aprendizaje, un amor que nos impulsa a reunirnos libremente a fomentar la libre educación, a cultivarnos como personas íntegras y críticas, y por último y no menos importante ser personas con sentido de cambio interesadas a mejorar nuestro entorno y nuestra realidad.

Pertenecer a un grupo de estudio puede convertirse en la experiencia más significativa que se pueda tener en la vida escolar, doy fe de ello; inmiscuirme en tal clase de grupo ha abierto las fronteras de mi pensamiento, pero lo más importante es que me ha mostrado que es posible encontrar espacios en donde la academia puede ser tan importante que no se necesita ser impuesta.

Las cadenas a las que nos encontramos atados en el ámbito de la educación son irrompibles para muchos, pero lo cierto es que el trabajo conjunto entre docentes y estudiantes es el único medio posible para cambiar los esquemas de la educación, que hoy por hoy absorben la mente de los jóvenes y no los ayudan a cultivar el amor por el estudio, ni a comprender la importancia de este, porque estudiar no es solo un medio para ganar dinero, más que eso es la herramienta para transformar nuestra realidad.

Y como mi maestro siempre dice “espero que en mi sociedad un día la educación sea más importante que un partido de fútbol de la selección Colombia”.

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Estudiante de grado 11 de la Institución Educativa Distrital Liceo Samario de Santa Marta
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Luis Fernando Burgos
Gran Maestro Premio Compartir 2001
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