Un paso más: plan nacional de educación rural y para el postconflicto

Sin duda hay acuerdo de la importancia de la educación en el postconflicto, no solo por lo que significa garantizar educación a todos los desmovilizados para un mejor proceso de integración a la sociedad, sino primordialmente, garantizar educación de calidad a todos, en aquellas zonas que han sido las más afectadas por la guerra: el campo, y las zonas urbano marginales, a donde han acudido precisamente los campesinos desplazados.

Por eso, un grupo de organizaciones de la sociedad civil colombiana están complacidas porque el gobierno nacional formuló el plan nacional de educación rural y para el posconflicto. Su financiación provendrá entre otras fuentes del crédito externo, proceso que está en negociación.

Un esfuerzo importante, que aunque se hubiera querido que fuera una construcción más desde la base, tiene en cuenta la experiencia de algunos actores de esta sociedad civil. Por supuesto, es fundamental que en su llegada tenga la suficiente flexibilidad y amplitud para ser capaz de adecuarse a la enorme diversidad territorial que tenemos, cultural, climática, económica, social, para construir a partir de los procesos de las mismas comunidades. De lo contrario serán recursos que caerán en saco roto.

Como sociedad civil debemos mantenernos alertas y ser partícipes de este proceso, para que sea efectivamente un instrumento que contribuya en este proceso de construcción y consolidación de paz. Algunos miembros de la sociedad civil están organizados en la Mesa de Política Educativa para la Paz y la Mesa Nacional de Educación Rural que a su vez cuenta con algunas mesas a nivel territorial. Iniciativas valiosas  que debemos ir fortaleciendo.