Un verdadero ejemplo de experiencia

El proyecto de educación sexual del profesor Luis Miguel Bermúdez, de la institución educativa distrital “Gerardo Paredes”, ubicada en la localidad de suba, ha transformado completamente la vida de los jóvenes de esta institución.

Este proyecto inicia como una iniciativa del profesor de educar a los jóvenes con respecto a las relaciones sexuales, ya que muchas adolescentes de esta institución resultaban embarazadas antes de graduarse, teniendo como consecuencia el abandono temprano de sus estudios o la imposibilidad de pensarse a sí mismas más allá del rol de ser madres.

La consecuencia principal de la implantación de este proyecto en la institución ha sido la eliminación casi total de embarazos en las adolescentes; dejando así en evidencia la efectividad de este proyecto.
 
Pero antes de mostrar la relación entre Larrosa y Luis Miguel resulta conveniente mencionar cómo surgió el proyecto del profesor. La iniciativa del profesor surgió a partir del embarazo de gemelos de una de sus estudiantes, la cual en aquel momento tenía tan solo 12 años; este suceso impactó profundamente al profesor debido a la corta edad de la niña.

A partir de allí, Luis Miguel inició su investigación con respecto al embarazo temprano en adolescentes, llegando a la conclusión de que la causa principal de este fenómeno es la violencia de género, muy arraigada en la sociedad colombiana.
 
Así, es posible afirmar que Luis Miguel tuvo una experiencia antes de iniciar su proyecto, entendiendo como experiencia: “…la posibilidad de que algo nos pase, o nos acontezca, o nos llegue, requiere un gesto de interrupción, un gesto que es casi imposible en los tiempos que corren: “requiere pararse a pensar…” (Larrosa, 2011, p.5).

Por otra parte, es importante mencionar cómo el profesor ha logrado educar y transformar ciertos imaginarios sociales generando conciencia con respecto al uso de las palabras, como por ejemplo el uso indiscriminado de la palabra “marica” para referirse a los hombres que no tienen novia, que no “piropean” a las mujeres en la calle o a los que determinadas situaciones “masculinas” les producen miedo. Así pues, con el ejemplo anterior es posible demostrar que las palabras son “…algo más que solo palabras.” (Larrosa, 2011, p.2).