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Una conversación incómoda

La reciente sentencia de la corte constitucional puede ser un parte de alivio para muchos padres de familia, pero no deja de lado la importancia de una buena comunicación para evitar los peligros de las redes sociales.

Agosto 11, 2015

Hace un par de años, un conocido me comentó que había llegado la hora de tener una conversación incómoda con su hija de 12 años. Le había regalado una tableta que ella quería mucho, para que jugara, enviara mails, tomara fotos y usara todas las redes sociales que quisiera. Pero desde hace algún tiempo le preocupaba lo mucho que su hija usaba la Tablet y la gran cantidad de información que posteaba. Este padre de familia atormentado por las TIC, sentía que su hija no era consciente de todo el mal que podrían hacerle con sus fotos y posts en Facebook. Así que dijo, que tendría con ella una “conversación incómoda”. No sabría con precisión lo que diría, pero era hora de explicarle a ella el mal que a veces rodeaba a estos medios y cómo debía limitar su sobreexposición.

Pero yo me pregunto, cuántos padres en verdad han tenido esta “conversación incómoda” y hablado seriamente con sus hijos sobre el peligro de contactar extraños, enviar imágenes inapropiadas o dar demasiada información sobre sus movimientos.

Él, que era amigo de su hija en Facebook, veía como ella y alguna de sus sobrinas tenían actitudes similares, por lo que no dudaba de la inocencia de las acciones de su hija y sentía que debía intervenir y hacer algo al respecto. Quitarle la Tablet o castigarla no era el antídoto, tenía que sentarse con ella y hablar como adultos del peligroso mundo virtual. Finalmente, le explicó a su hija muchas de estas amenazas, relacionadas con la inseguridad a la que se exponía. Su hija se mostró bastante receptiva y a partir de ese momento, fue mucho más cuidadosa y trató de despegarse un poco de Facebook.

La reciente sentencia de la Corte Constitucional determinó que los padres pueden revisar las redes sociales de sus hijos sin previa autorización judicial. Una medida que ha tenido una acogida diversa y contradictoria, entre quienes se oponen por considerarlo una violación a la privacidad y quienes la aplauden por considerarla oportuna ante el peligro que puede representar una red social mal usada en manos de un menor de edad. Pero yo me pregunto, cuántos padres en verdad han tenido esta “conversación incómoda” y hablado seriamente con sus hijos sobre el peligro de contactar extraños, enviar imágenes inapropiadas o dar demasiada información sobre sus movimientos.

Los niños, en su inocencia, no son conscientes de los peligros a los que se exponen. Asimismo, pueden ser bastante ingeniosos a la hora de eludir los límites interpuestos por sus padres. Es por ello que el mejor “remedio” a esta situación es tratar que ellos sean más conscientes de sus acciones y puedan establecer ellos sus propios límites, ya que así un padre de familia se convierta en el espía eterno de las redes sociales, eso no garantiza 100% la seguridad de sus hijos.

Iniciativas como En Tic Confío, le apuntan a informar y desde ahí, proteger a los menores de edad de los diversos peligros que existen en las redes sociales. Ciberacoso, sexting, pornografía infantil y robo de información, son algunos ejemplos de lo que puede pasar cuando un post de Facebook pasa de ser divertido a una tortura. Valdría la pena que tanto padres como hijos estuvieran al tanto de este tipo de iniciativas y pudieran aprovechar los recursos que ahí se encuentran.

Un artículo publicado en Semana afirma lo siguiente: “(…) en el diálogo está la clave de la confianza que como explica Isabel Cuadros, directora de la Asociación Afecto, es una de las herramientas más efectivas cuando se trata de proteger a los menores de edad de peligros como el abuso sexual”. Las redes sociales o la tecnología no son el enemigo. El verdadero enemigo es el no tener conversaciones abiertas, directas y, por qué no, incómodas con los menores de edad. 

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Escrito por
Comunicadora social y periodista
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Gustavo González Palencia
Gran Maestro Premio Compartir 2008
ogré incentivar en niños y jóvenes el gusto por la música y la ejecución de instrumentos musicales.