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Una forma de construir conocimiento en los niños

El paso por la escuela y el colegio es una experiencia agradable y enriquecedora, más por las experiencias de vida que uno aprende que por los conocimientos recibidos o adquiridos.

Diciembre 28, 2016

Se ha reducido la educación a los contextos de la escuela, el colegio y la universidad. Se ha olvidado que el aprendizaje es una capacidad innata en el ser humano y por ser innata este puede aprender de y en todos los contextos en los que se realice como persona o exista. Teniendo presenta la idea anterior, el presente escrito pretende esbozar algunas ideas sobre la forma en que la profesora Ruby Arias, docente de Lengua Castellana del grado primero en la Institución Educativa Distrital Carlos Arturo Torres (Bogotá, D.C), ganadora del Premio Compartir al Maestro 2011; ha logrado integrar el proceso de enseñanza-aprendizaje con la vida de sus estudiantes.

Traer el mundo a la clase es fruto de la reflexión y articulación de algunas ideas sobre observación la práctica pedagógica de la profesora Ruby Arias en una de sus clases, del texto Los grados primero y segundo, el escenario ideal para el ingreso a la cultura escrita y al lenguaje como práctica socio-cultural escrito por la misma profesora en el 2011, de la lectura como experiencia de Larrosa (2003) y Del oficio del Maestro de Saldarriaga (2006). Dichos textos nos permiten inferir la necesidad y la génesis de la inclusión de la realidad en la clase.

Para hacer más comprensible esta última idea, en este texto se abordará, en un primer momento y a partir de mi experiencia, un gesto que suelen tener los profesores como una forma de asilarse de la realidad. En un segundo momento, se ejemplificaría mediante un gesto la forma como la profesora Ruby Arias permite traer el mundo a la clase para construir conocimiento. Y, en un tercer momento, se abordará la capacidad de interrogarse o cuestionarse como posibilitador de nuevas experiencias que conducen a incorporar el mundo en la clase. Por último, y a manera de conclusión esbozarán algunas ideas hacer del mundo como experiencia para el conocimiento y la clase.

Cerrar la puerta: ¿un aislarse del mundo?

Por mi experiencia como estudiante puedo afirmar que el paso por la escuela y el colegio es una experiencia agradable y enriquecedora, más por las experiencias de vida que uno aprende que por los conocimientos recibidos o adquiridos. Tuve muchas clases en las que mis profesores entraban al salón y lo primero que hacían era cerrar la puerta como si se quisieran aislarse de lo que pasaba fuera de este. No sé si era lo que ellos deseaban, pero, a mi parecer, siempre pensé que cerraban la puerta por esta razón: para no dejar entrar la realidad, mi realidad, de lo que acontece fuera del salón. ¡Cuánto hubiera aprendido si mis profesores hubieran incluido directamente mi realidad en las clases!

Esta es la lectura que yo hago de un gesto particular que tuvieron mis profesores conmigo en mi época escolar. Sin embargo, ahora que soy docente puedo decir que está realidad no ha cambiado mucho. Es más, se podría decir que es una constante y se hace más explícita. En algunas oportunidades he visto como algunos profesores cortan las opiniones y anécdotas de sus estudiantes porque no tienen relación con el tema que están enseñando. E incluso, he podido escuchar como algún maestro ha expresado que el salón de clase es un muy diferente “al de afuera”.

No sé si para un estudiante hay un adentro o un afuera y si, verdaderamente, los siente y vive de una forma diferente, pero es claro que el estudiante es el mismo sea en el mundo de afuera o en el mundo de adentro. Él es quién sirve de puente entre esos dos mundos que los profesores nos empeñamos en separar.

“Me gusta el queso”: escribir desde la realidad

Al leer el texto de la profesora Ruby Arias y visitar su clase del grado primero en el Colegio Carlos Arturo Torres I.E.D. me ha llamado la atención la preocupación que esta profesora tiene por incluir la realidad de sus estudiantes dentro de sus clases. Ella parte del principio de que no se educa al niño solo, sino que se le educa dentro de su realidad-contexto y junto con quienes le rodean. Por eso, según nos comentaba ella, ha desarrollado actividades y proyectos que traen esa realidad-contexto al salón de clase y, algunas de ellas, integran a la familia de los niños. Esto lo hace porque solo así, el niño será capaz de construir conocimiento puesto que la información que le entregan adquiere un significado para él, porque él le da uno en relación con todo lo que él vive y experimenta.

Esto lo pude observar en la clase de la profesora Ruby cuando al inicio de su clase permitió que uno de sus estudiantes dictara una frase que causó revuelo y alboroto en el salón. Fue curioso que el niño dijera algo de su realidad como “me gusta el queso”. Ante esta frase sus compañeros no tardaron en dar su opinión e intentar escribir la frase. Para algunos de ellos, el hablar de algo conocido les sirvió para escribir la palabra queso correctamente, para otros, les ayudó a identificar los grafemas y escribirlos en desorden. Efectivamente en el dictado de la profesora Ruby se cumple el propósito de que los niños aprendan a escribir, pero no porque memorizan sino porque son capaces de asociar lo que paso en el salón de clases con lo que pasa por fuera del salón, con su vivir cotidiano.

Cuestionarse: ¿incluir la realidad?

Ciertamente, la clase de la profesora Ruby escapa de lo convencional por una simple razón, a saber: ella se interrogó sobre sus prácticas. Talvez a raíz de alguna dificultad en el salón de clase o de una experiencia personal, pero lo importante es que se interrogó. Y la pregunta que se hizo fue la siguiente: “¿qué prácticas pedagógicas debo implementar para que la adquisición del lenguaje escrito deje de ser un ejercicio mecánico y más bien se convierta en un proceso de pensamiento que le dé oportunidad al estudiante de participar en la sociedad?” (Arias, 2011, p.1) le llevo a pensar nuevas formas de enseñar y una forma en la que el estudiante es estudiante porque tiene una realidad y no puede escapar de ella.

Pensar cómo enseñar sin escapar de la realidad e intentando incluirla, pienso yo, le llevo a fomentar e implementar prácticas de aprendizaje de la lectura y la escritura que se escapan a la repetición y la memoria como se ha instaurado de forma convencional.

A pesar de lo dicho en líneas anteriores, uno todavía se podría preguntar por qué la realidad o el contexto sociocultural del niño deben ser incluidos dentro de las clases. La respuesta, como ya fue esbozada, es porque permite generar sentidos y significados más cercanos a los niños y, por tanto, relevantes para ellos. En consecuencia, valdría la pena aclarar que estos sentidos y significados se generan gracias a que la información, como expresa Larrosa (2003), se convierte en experiencia y de allí en conocimiento útil, productivo y transformador.

La realidad como experiencia

Ahora bien, en la clase de la profesora Ruby Arias se articulan dos experiencias: la de los niños estudiantes y la de la profesora. Ambos han dado un sentido a lo que les pasa, posibilitando la comprensión, aceptación y transformación de eso que les pasa, pero desde su existencia particular (Larrosa, 2003). Los niños son capaces, desde sus posibilidades y limitaciones, de aprender de nuevas formas gracias a nuevas experiencias. La profesora puede enseñar de una forma efectiva y eficaz gracias a nuevas experiencias. Experiencias que implican traer el mundo, lo que pasa y nos pasa por fuera de clase, como condición sin la cual no es posible enseñar-aprender y construir conocimiento.

Se pude decir que, sin la experiencia de la profesora, la experiencia de los niños no hubiera sido posible. La profesora Ruby, tal como lo expresa Saldarriaga (2006), se empoderó de su papel como educadora y construyó su propio saber pedagógico y didáctico escapando a la técnica, a la rutina y a la sobriedad de una vida que necesita pasión y la dinamizó mediante nuevos lenguajes y formas de comunicación que a su vez son nuevas formas de relación entre ella, su realidad, sus estudiantes, la realidad de sus estudiantes y la experiencia conjunta surgida de dichas relaciones.

La experiencia del mundo

A manera de conclusión se podría decir que son estas nuevas formas de relación las que llevan a construir nuevas experiencias y por ende nuevos conocimientos, pertinentes y válidos para la realidad y contextos de la profesora y los estudiantes. Son estos dos sujetos los que construyen el mundo puesto que el mundo en sí mismo ya es una experiencia personal y colectiva que permite vivir, crear y recrear otras experiencias como lo es una clase.

Bibliografía

Arias, R. (2011). Los grados primero y segundo, el escenario ideal para el ingreso a la cultura escrita y al lenguaje como práctica socio-cultural. Obtenido de MEN: http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/articles-287153_archivo_pdf.pdf

Larrosa, J. (2003). Literatura, experiencia y formación. En La experiencia de la lectura (págs. 25-54). México: Fondo de Cultura Económica.

Saldarriaga, O. (2006). Del oficio del Maestro. Nómadas, 54-70.

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María Del Rosario Cubides Reyes
Gran Maestra Premio Compartir 2006
Desarrollé una fórmula química que permitió a los alumnos combinar los elementos claves para fundir la ciencia con su vida cotidiana sin confundir los enlaces para su futuro.