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Una visión de cómo una experiencia como docente cambia la vida de una persona
Tengo 17 años y a mi corta edad he vivido las mejores experiencias con los niños, he crecido como persona y profesionalmente.
La labor como docente es la más gratificante y magnífica que se puede encontrar, sin embargo hay personas que la señalan como una carrera fácil, donde el docente solo juega y se divierte con los niños. Esto el último es cierto, pero lo que se desconoce es que ser docente es algo que llena el corazón de alegría, es conocer lo que piensan y quiere cada estudiante, es ir más allá de lo que sus corazones sienten. Por eso en las prácticas trato de esforzarme y entregar lo mejor de mí, porque sé que cada estudiante lo recibirá de la mejor manera.
Tengo 17 años y a mi corta edad he vivido las mejores experiencias con los niños, he crecido como persona y profesionalmente. Desde el momento en el que elegí el colegio en donde iba a realizar mis primeras prácticas escolares, noté un cierto nerviosismo. Prácticamente no había tenido contacto con niños ni tampoco sabía si el ejercer como maestra me iba a resultar sencillo. Además el conocimiento adquirido en el programa de formación complementaria me hacía estar un poco más segura de lo que iba a realizar, pero no voy a negar que estaba a la expectativa de todo lo que pasaría.
“El principal objetivo de la educación es criar personas capaces de hacer cosas nuevas, y no solamente repetir lo que otras generaciones hicieron” Jean Piaget.
El primer día no fue fácil, sentía mucho pánico al pensar que los alumnos no iban a comprender todos los conocimientos que les iba a compartir. Al llegar el momento de compartir mi primera clase con los niños fui tomando confianza, note cuáles eran esos niños que necesitaban un poco más de mi ayuda. Habría que decir también que en un primer momento trataba de darle roles a los estudiantes para que sentirán que son los importantes en la clase y esto generará mayor confianza en todos. Ahora bien, siempre llevo diferentes materiales didácticos para las clases, para generar nuevos aprendizajes. Hay momentos donde me quedo sin ideas, pero esto no es un problema, los alumnos también tienen participación en el desarrollo de mis clases, por eso trato de incorporarlos al máximo, preguntándoles que actividades les gustaría que hiciéramos para que nuestros días no sean siempre monótonos. Es algo que me ha funcionado muy bien, los niños valoran mejor las clases si son ellos quien eligen como hacerla.
Una de las cosas más importantes de las que me di cuenta al ir a cada práctica, es todo aquello que aprendo de los alumnos y todo lo que yo les puedo brindar, por eso trato de ser lo más dinámica posible; se puede decir que los alumnos aprenden más mediante estrategias didácticas, ya que así logramos captar mejor su atención y el aprendizaje es más significativo.
Para finalizar les quiero compartir que la docencia es la labor más linda que puede existir. Es muy gratificante ver como los niños agradecen todo lo que haces y todo el amor que les brindas y que la mejor forma de ejercer esta profesión es conociendo a los estudiantes para generar un ambiente de confianza para aprender.
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